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La llama (Usandizaga)



La llama es una ópera con música de José María Usandizaga y libreto en español de María Lejárraga (publicado bajo el nombre de su esposo, Gregorio Martínez Sierra), estrenada el 30 de enero de 1918 (tres años después del fallecimiento del compositor) en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián.

Tras el éxito de Las golondrinas, Usandizaga se embarca en la composición de una nueva obra teatral. El verano de 1915 lo pasa en la localidad navarra de Yanci, donde escribe la obra. El libreto de La llama lo escribe María Lejárraga, esposa de Gregorio Martínez Sierra (autora también del libreto de Las golondrinas), en colaboración con el propio compositor.[1]​ Con la obra casi concluida, Usandizaga regresa, enfermo, a San Sebastián, donde muere el 5 de octubre de 1915.

Estaba previsto estrenar la obra en la temporada 1915-1916 del Teatro real de Madrid, pero la muerte del autor frustró el estreno[2]​. El hermano del compositor, Ramón Usandizaga, termina de orquestar la obra, y se decide su estreno en la ciudad natal de Usandizaga, San Sebastián, si bien la guerra y problemas económicos retrasan la fecha[3]​. La compañía de ópera de Arturo Baratta finalmente se hace cargo del estreno, que tiene lugar el 30 de enero de 1918 en el Teatro Victoria Eugenia, con gran éxito[4]​. La obra llega finalmente a Madrid, al Gran Teatro, el 31 de marzo de 1918, con Luis Canalda repitiendo el papel de Adrián y la soprano Ofelia Nieto interpretando a la protagonista Tamar[5]​. El 3 de marzo de 1932 la obra llega al Gran Teatro del Liceo de Barcelona[6]​. Se representa por última vez en el siglo XX en el Teatro Victoria Eugenia de San Sebastián el 20 de enero de 1953, para después caer en el olvido[7]​.

La obra fue recuperada por la Orquesta Sinfónica de Euskadi a partir del 16 de marzo de 2015 con 5 funciones: dos en San Sebastián y una en Bilbao, Vitoria y Pamplona, dirigida por Juan José Ocón, en versión concierto, y se realizó una grabación discográfica.[8]

Las estadísticas de Operabase mencionan una única representación de la obra en el periodo comprendido entre 2004 y 2019, la correspondiente a la función pamplonesa de la gira de la OSE.[9]

(dir.: Arturo Baratta)

Prólogo del acto I En un poblado árabe, los locales le piden a la narradora que les cuente una historia. Ella cuenta la historia que ve en el humo de las brasa que aviva con incienso: comienza la historia de un príncipe, Adrián enamorado de una joven, Tamar, que vive en las montañas. En guerra con los turcos, un día se retrasa en ir a visitar a su amante, y cuando llega son atacados por sus enemigos. La narradora añade más incienso a la llama y el humo llena la escena.

Acto I Tamar espera el regreso de Adrián, que será señalado por una llama. Ve entonces encenderse tres antorchas, y su amiga Lisa le trae la antorcha de Adrián. Juntos ambos amantes, Adrián le explica que se ha retrasado a causa de los turcos. Lisa entonces avisa de la llegada de éstos, que capturan a la pareja.

Prólogo del acto II En su gruta, el oráculo conversa con el Espíritu del agua, que le informa de lo que ha de suceder: la llama prenderá en otro corazón, el del Sultán, cuyo amor por Tamar traerá más sufrimiento.

Acto II Ante el palacio del Sultán, en un mercado de esclavas se encuentra la prisionera Tamr. Lisa le informa que pronto verá a Adrián. Llega un grupo de prisioneros, entre ellos el príncipe, al que Tamar se abraza, siendo separados por los guardias y mercaderes. Cuando se llevan a los prisioneros aparece el sultán: mientras todos se prostran ante él, Tamar se arroja a sus pies con la intención de seducirlo para poder acercarse a Adrián, y el sultán ordena que la lleven a palacio.

Acto III

Cuadro primero Adrián está en prisión. Un carcelero le permite, por orden del sultán, observar por una ventana el harén del palacio, para que vea lo que nunca podrá disfrutar. Una de las odaliscas, Aisa, se acerca a él y le arroja un ramo de flores antes de desaparecer. Aparecen entonces el sultán y Tamar, y cuando Adrián los ve peinsa que ella le ha traicionado y los maldice, sin ser visto ni oído por ellos. Aisa entra en la prisión y convence a Adrián para huir, para lo que apuñala al carcelero. El príncipe sólo quiere vivir para vengarse de Tamar.

Cuadro segundo Un jardín frente al mar. Adrián está disfrazado de jardinero. Aparece Tamar, y él le reprocha su traición. Ella le confiesa su plan de seducir al sultán y ambos se abrazan. Aisa los ve y se da cuenta del amor que hay entre ambos, por lo que apuñala de muerte a Adrián. Salen todos, incluido el sultán, y Aisa dice que el prisionero huido quería raptar a Tamar. Ella entonces maldice al sultán, quien se da cuenta de que sus muestras de amor eran una trampa, por lo que ordena quemarla en la hoguera. Pero ella prefiere arrojarse al mar, mientras Aisa se muestra satisfecha porque ahora Adrián es suyo.




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