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La niebla que te envuelve




La niebla que te envuelve es una novela del escritor español César Fernández García. Se trata de un thriller psicológico[1]​ con un gran componente de misterio. La primera edición fue publicada en 2013 por la editorial Bruño.[2]

El discurrir narrativo acompaña en todo momento al protagonista, Rafa, un joven informático. Su empresa le ha destinado junto a otro trabajador a Lux Homini, un centro de altos estudios para superdotados, con el fin de mejorar la web oficial que la institución educativa posee.[3]

Sin embargo, tanto Rafa como su compañero Alfredo recelan desde el principio de los dirigentes de Lux Homini. Sospechan que son una secta que quieren utilizar a los estudiantes como conejillos de indias para sus despiadados experimentos. Pronto Alfredo dejará solo a Rafa, al que afortunadamente le ayudará Montse, una joven administrativa del centro. Ambos deberán lidiar con peligros exteriores pero, sobre todo, deberán aprender a apartar la niebla que puede entorpecer sus cerebros.[4]

La ficción nos va llevando, de la mano del misterio, hacia enigmas que siempre han sacudido al ser humano: la identidad, la libertad y la apariencia frente a la realidad. [5]

El protagonista es un veinteañero llamado Rafa. Trabaja como informático en una empresa tecnológica. Esta le encomienda mejorar la web de Lux Homini, un centro de altos estudios para universitarios superdotados en alguna disciplina científica o humanística. Acepta el encargo a pesar de que se le exige que se traslade durante unos días al centro educativo en Santander. De las cercanas montañas se desprende una niebla que, como si contara con vida propia, va enseñoreándose de la institución. Nada más pisar el centro junto con su colega informático Alfredo, descubre que un poderoso grupo dirige todo cuanto ocurre en Lux Homini. Los docentes resultan ser un grupo de investigadores del comportamiento humano, tan premiados en el ámbito científico como carentes de escrúpulos en su quehacer investigador. Los universitarios son sometidos a despiadadas pruebas. La meta, según reconoce la directora de la institución docente, es apartar la niebla que impide al cerebro funcionar a la perfección. Mientras, por todos los sitios, hay cámaras que graban la vida diaria en Lux Homini. En ese sentido, más que un centro educativo, parece un reality show. Tanto Rafa como Alfredo sospechan de las intenciones reales de los investigadores y docentes de Lux Homini.[6]

A la pareja profesional formada por Alfredo y Rafa, se suma una joven administrativa que acaba de ser contratada en Lux Homini. Se llama Montse y consigue entablar una buena relación profesional y afectiva con Rafa. Cuando Alfredo debe abandonar el centro por motivos familiares, Rafa sólo cuenta con el apoyo de Montse para seguir con su labor de mejora de la web y para iniciar una investigación de lo que realmente ocurre en Lux Homini. En un momento crucial de dicha investigación, aparece Luis Piñeiro que es sargento de la Guardia Civil en el pueblo cercano de Pases. Sin embargo, dado que cualquier intervención del funcionario levantaría demasiadas sospechas, son Rafa y Montse los encargados de descubrir si se están sometiendo a los universitarios a experimentos ilegales.

Carlos Amador, un profesor de la institución, ayuda a los jóvenes tanto en la renovación de la web oficial de Lux Homini, como en el esclarecimiento de algunos hechos extraños. Precisamente por eso, en el momento en que se marcha del centro para impartir unas conferencias en la Universidad, los jóvenes se sienten desamparados. Las cámaras les siguen allá donde van. Los profesores desconfían de ellos. Los alumnos los miran con recelo y apenas responden con coherencia a sus preguntas. La situación de Rafa y Montse se va complicando más y más.

El punto de inflexión en la acción se produce cuando Rafa cree ver a Alfredo convertido en un alumno. A partir de ese momento, el joven informático se lanza a una investigación temeraria. Sus pesquisas le llevarán a dar, por fin, con su compañero Alfredo. Este se comporta como un estudiante sumiso con el orden establecido en Lux Homini, pero descortés con Rafa, al que llega a soltar reproches absurdos. Rafa consigue acceder a información confidencial alojada en una carpeta en línea de un investigador de Lux Homini. A partir de esos datos, es fácil deducir que todos los jóvenes están siendo sometidos a pruebas brutales para conocer las reacciones de las mentes. Ni siquiera Montse se ha salvado a estas crueles prácticas, pues han empezado a inducirle ciertas fobias.

Una terrible tormenta se desata sobre el centro dejándolo incomunicado: sin electricidad, sin cobertura para los móviles, sin acceso a internet... Rafa y Montse aprovechan las circunstancias para escapar. Su objetivo es llegar al cuartel de la Guardia Civil en Pases y denunciar los hechos que acaban de descubrir. La tormenta les obliga a cobijarse en un pueblo abandonado que está a medio camino. No tendrán más remedio que guarecerse durante la noche dentro de un local que sirvió antiguamente como refugio para montañeros. El tiempo que permanecen en aquel local sirve a Rafa y Montse para intercambiarse información, hilar cabos y despejar la niebla que entorpecía la correcta descodificación de la realidad.[7]

Aunque el narrador actúa desde la presunta objetividad de la tercera persona gramatical, la trama se va desgranando a partir de la mirada y el pensamiento del protagonista. Nos encontramos, por lo tanto, con una selección e interpretación parcial de los datos y estímulos que llueven sobre los personajes y sobre el propio lector.[8]

La acción, de un ritmo muy cinematográfico,[9]​ se hace permeable a distintas técnicas literarias. Sobresalen especialmente las siguientes:

"– ¿Padre?

– Obligación.

– ¿Madre?

– Calor.

– ¿Cerebro?

– Peligro.

– ¿Experimento?

– Institución.

– ¿Amor?

– Vida."

"Soy el fruto de cuanto ellos me hicieron.

Ellos. Casi la absoluta identidad.

Añádele un susurro de vosotros.

Más un sueño de nosotros.

Y un recuerdo de ti.

¿De mí? Nada.

La niebla."

"– No os dejaré que hagáis nada a Montse – dijo en voz alta contra el techo.

El silencio devoró sus palabras."

La niebla, tanto en su trasfondo simbólico como en su realidad física, constituye el universo que aglutina las distintas fuerzas temáticas y explica las motivaciones de los actantes.[11]​ De hecho, los científicos de Lux Homini dicen pretender que toda la niebla que obstaculiza el correcto funcionamiento del cerebro sea apartada gracias a sus técnicas. Como cada alumno tiene su peculiar niebla, se ha de aplicar una terapia personalizada. El propio nombre de la institución educativa viene a significar esa luz propia del hombre que debe vencer a las tinieblas mentales. El siguiente poema, escrito por un alumno del centro, apunta en esa dirección:

"¿Sientes su misterio?

¿Oyes su queja?

Llegó contra ti.

Es la niebla.

Fuera de tu control, la pérfida magia.

No dejes que ella te envuelva.

No permitas que muerda tu presente,

tus penas.

Sus jirones rasgarán

la limpia seda

de la existencia exacta.

Frente a la niebla, esgrime la idea.

Frente a los brumosos cuchillos, tu mejor tú.

Frente a la gris mentira, la blanca belleza."


Al mismo tiempo, la niebla es un fenómeno atmosférico que lo emborrona todo, confunde los contornos y crea un onírico mundo de ambigüedad. Desprendiéndose de las cumbres de las montañas cercanas, avanza hacia las instalaciones de Lux Homini. Así, se llega a decir: "La niebla empezaba a atravesar las rejas de las puertas, como si de humo se tratara. Lentamente se arrastraba. Reptaba como un ser fantástico sin forma definida. Se deshacía en jirones deformes aquí y allá. Volvía a recomponerse en un velo lúgubre y compacto que ansiaba cubrir el patio."

Unos pocos días de algún año de la segunda decena del siglo XXI acogen el tiempo externo de la narración. La rapidez narrativa caracteriza el tiempo interno de la obra, pues los hechos se suceden con un ritmo ágil. A la linealidad del tiempo sólo se opone algunos breves flashbacks y el capítulo 27, donde Rafa recuerda el accidente automovilístico que le ayudará a llegar a la sorprendente anagnórisis. Considerando las revelaciones de los capítulos 27 y 28, colegimos que la novela no ha comenzado con el supuesto inicio (ab ovo), sino in medias res. A la comprensión cierta de la distribución temporal sólo se llega con las explicaciones del profesor Carlos Amador.

Un centro educativo, en un paraje montañoso de Santander, es el marco espacial donde transcurre la acción. En pocas ocasiones, los personajes abandonan las instalaciones de Lux Homini. El espacio resulta especialmente cerrado por la alambrada que lo rodea, por la vigilancia casi obsesiva de guardias, por la omnipresencia de las cámaras de seguridad, por las miradas pétreas de los cuatro ángeles que coronan los torreones de la institución, por el celo guardián de la rottweiler... La sensación de aislamiento que padecen los personajes es realzada por un espacio de esas características. El autor ha reconocido en alguna entrevista que gusta de escenarios de ese estilo, como islas o pueblos abandonados, para evidenciar la soledad de los actantes.[12]

Las instalaciones de Lux Homini resultan, en sí, un personaje más de la novela[13]​ por los siguientes motivos:

Los personajes principales van desvelándonos nuevos perfiles a medida que la trama avanza. El lector sabe de ellos a partir de breves pinceladas descriptivas o narrativas que afectan a su carácter (etopeya), y a su físico (prosopografía). Con frecuencia, las descripciones son breves, impresionistas y con un símbolo oculto. La propia acción narrativa también tiene como misión caracterizar a los actantes. Así, sabemos cómo es Rafa tanto por su metódico trabajo de informático como por sus pesadillas; conocemos la fragilidad emocional de Montse e intuimos su trauma gracias a su manifiesta fobia al fuego…

28 capítulos sostienen la estructura formal de La niebla que te envuelve. Desde el punto de vista de la organización interna de la novela hallamos siete partes bien diferenciadas:

La profundidad del ser humano se manifiesta también en la complejidad y enormes posibilidades de su mente. La niebla puede entorpecer el correcto funcionamiento del cerebro. Sin embargo, una correcta descodificación de la realidad puede retirar los obstáculos que impiden al hombre interactuar eficazmente con las circunstancias vitales y ser feliz.[14]​ En el camino del autoconocimiento se halla la asimilación del pasado como prólogo del presente.[15]

Junto al gran núcleo temático de la profundidad del ser humano, surgen los siguientes temas:








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