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Lago de Sanabria



El lago de Sanabria es un lago localizado en el noroeste de la península ibérica. Está situado a una altura de unos 1000 metros sobre el nivel del mar en la provincia española de Zamora, y se trata del lago glaciar más grande de la península ibérica.[1]​ El principal caudal de entrada y salida de agua del lago corresponde al río Tera.[2]

La cuenca lacustre se originó en la glaciación de Würm.[3]

Tiene una superficie de 3,47 km²,[1]​ y una profundidad máxima de 53 m, que se presenta en la cubeta este de las dos que conforman el lago, alcanzando la oeste un máximo de 46 m.[2][4][5]

Forma parte del parque natural Lago de Sanabria y sierras Segundera y de Porto.

Hace 100.000 años, durante la glaciación de Würm y por un período de 90.000 años, se instaló sobre estas montañas una gran masa de hielo. Este glaciar se derramaba por todos los valles que descienden desde el macizo. Por el valle del Tera se encajaba la principal lengua glacial. Esta lengua descendía desde el circo de Trevinca y la Survia, incrementando su espesor conforme se iba agregando hielo.

Al llegar a lo que hoy es Ribadelago, esta lengua glaciar tenía ya casi 15 km de largo y espesor de más de 300 m. Aquí, el glaciar del Tera recibía el aporte de las lenguas del Cárdena y del Segundera, incrementando aún más su potencia erosiva y excavando la cubeta que hoy alberga el lago de Sanabria. Aguas abajo del lago, la lengua glaciar se deshacía y se desplomaba, depositando allí durante milenios sucesivos arcos morrénicos concéntricos.

Hace 12.000 años, y parece que con relativa rapidez, la glaciación terminó y la lengua glacial se retiró dejando al descubierto cañones, valles colgados, rocas aborregadas, estrías glaciares y lo más importante: el lago de Sanabria. La glaciación de Würm al desplazarse excavó innumerables cubetas, algunas se han ido rellenando de sedimentos y de un musgo característico, Sphagnum, dando lugar a turberas que pueden alcanzar varios metros de espesor.

A lo largo de la historia, el lago ha sido nombrado de diferentes modos, desde las formas medievales de «mare lacum» o «lago de San Martín de Castañeda», a la de «lago de Villachica» de principios del siglo XX o la actual denominación de «lago de Sanabria». Todas estas denominaciones están relacionadas con el aprovechamiento —en ocasiones disputado— de este espacio natural por el hombre.[6][7][8][9][10]

La historia del lago de Sanabria se escribe pues desde la eterna disputa por su propiedad, mantenida al menos durante los últimos diez siglos. Los monjes cistercienses del monasterio de San Martín de Castañeda tuvieron especial interés en su adquisición y, finalmente, lo consiguieron tras comprárselo en el 897 a los Avolo, sus anteriores propietarios. De esta forma, los moradores del cenobio consiguieron completar su dieta alimenticia con los productos piscícolas, ganaderos y hortícolas del lago y sus tierras adyacentes. Desde que se incorporó a las propiedades de este monasterio, las luchas con los lugareños por su explotación fueron continuas. La situación de disputa se mantuvo hasta la desamortización de Mendizábal del siglo XIX, momento en el que el lago y otras lagunas pasaron a ser propiedad de Manuel de Villachica, tras pagar por ellas un total de 127 530 reales de vellón.[11]

La protección del lago de Sanabria se remonta al 7 de febrero de 1946, fecha en la que mediante Orden del Ministerio de Agricultura, el lago fue declarado «sitio natural de interés nacional». Posteriormente, el 11 de septiembre de 1953, se declara por el Ministerio de Agricultura masas de agua continentales sujetas a protección especial las del río Tera y sus afluentes, incluyéndose entre ellas el propio lago. También en 1953 fue declarado «paraje pintoresco», por lo que se formó un patronato nacional del lago que dependió del Ministerio de Educación Nacional, encargado de la defensa y conservación de este espacio natural. Finalmente fue declarado parque natural en 1978, aunque en 1990 tuvo una notable ampliación, cuando la Junta de Castilla y León lo incrementó de 368,5 ha a las actuales 22 365 ha.[12]​ Forma parte de la Red de ZEPA de Castilla y León con el código ES 4190009 y de la propuesta de LIC con el código ES 4190103. Miguel de Unamuno ambienta San Manuel Bueno, mártir en la zona.

La especial localización del lago, en la zona de transición entre el clima oceánico y el clima mediterráneo, ha propiciado que presente una gran riqueza florística, con más de 1500 especies vegetales.

El agua es también otro factor de diversidad. En el lago existe una flora acuática característica y adaptada a las características de aguas limpias, ácidas y escasamente mineralizadas que se encuentran en él. Entre estos ambientes húmedos destacan las turberas por su rareza en latitudes tan bajas, constituidas por masas compactas de diferentes especies del musgo Sphagnum y que pueden alcanzar varios metros de espesor, que no existen en ningún otro lugar de la península ibérica. Estas turberas son el hábitat preferido de la Drosera —pequeña planta carnívora— y de algunas especies de Sphagnum de difícil localización en otros puntos de la península o incluso de presencia limitada a esta zona.[13][14]

El bosque dominante que circunda al lago es el del Quercus pyrenaica, robledal, cuyos ejemplares no suelen sobrepasar los 1500 m de altitud y que en están bien adaptados para afrontar los fríos del invierno y el estiaje.

Hay presencia de 7 especies de peces que se encuentran en el hábitat del lago. De estas últimas destaca la trucha, muy apreciada en la pesca deportiva y de exquisita degustación culinaria. En el lago llega a alcanzar unas dimensiones considerables y su carne suele tener un tono rosado asalmonado. Formando parte de un plato de la cocina zamorana: la trucha a la sanabresa.



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