x
1

Laocoonte (El Greco)



¿Dónde nació Laocoonte (El Greco)?

Laocoonte (El Greco) nació en Washington.


Laocoonte es una obra del Greco, realizada hacia 1610-1614,[1]​ durante la última etapa de su vida. Se conserva en la Galería Nacional de Arte de Washington.

Al fondo aparece un cielo nublado sobre la ciudad de Toledo, ante la que avanza un caballo. En primer plano, el sacerdote troyano Laocoonte y sus dos hijos, desnudos, son atacados por unas serpientes. Uno de los hijos yace muerto mientras el otro hijo y el sacerdote luchan con ellas pero están a punto de ser mordidos. A la derecha, también desnudos, dos personajes que parecen no apoyarse sobre el suelo sino que levitan levemente, contemplan la escena. Uno de ellos levanta la mano realizando un gesto con los dedos. Algunos estudiosos ven otro personaje más, que no ha sido terminado, cuyo rostro se vuelve hacia el otro lado, pero otros creen que los rasgos que inducen a pensar en ese tercer personaje no son más que arrepentimientos del pintor.[1]​ La cabeza y la pierna de ese supuesto tercer personaje fueron descubiertos tras una limpieza del cuadro que tuvo lugar en 1955-56. Se discute la identidad de las figuras del lado derecho: se ha propuesto que podrían representar a Apolo, Artemisa, Atenea, Poseidón, Adan, Eva, Epimeteo, Pandora, Casandra, Paris, Helena, Dido y Eneas, entre otros.[2][3]

Los inventarios de obras del Greco recogen tres diferentes «Laocoontes», pero solo se ha conservado el que se encuentra en Washington.[1]

Se trata de una obra mitológica del Greco, quien era eminentemente un pintor religioso. Se estima que fue inspirada tras el descubrimiento en Roma del grupo escultórico Laocoonte y sus hijos que tuvo lugar en 1506. El mito representado era el castigo sufrido por el troyano Laocoonte mientras este trataba de evitar que los troyanos introdujeran el caballo de Troya en su ciudad. Surgieron del mar unas serpientes que atacaron a Laocoonte y a sus hijos.

Para obtener la impresión de violencia, el pintor aplica fuertes escorzos. Al fondo de la escena podemos apreciar un paisaje de Toledo, y no de Troya, quizá en relación con una tradición que decía que Toledo había sido fundada por dos cónsules romanos, Telemón y Bruto, supuestamente descendientes de troyanos.

En los personajes representados se repiten ciertos rasgos que aparecen en otras pinturas: el rostro de Laocoonte es el mismo que el San Pedro, que se encuentra en el Escorial; el personaje que está de espaldas observando la escena se repite en El martirio de San Mauricio y el hijo de Laocoonte que yace en el suelo guarda relación con el esclavo pintado por Tintoretto en San Marcos liberando al esclavo.[4]​ Además posiblemente se tomaron como modelos para algunos de ellos las esculturas de época romana conocidas como el grupo de los Pequeños bárbaros, que había sido descubierto en 1514: en concreto la postura de Laocoonte es la del Galo caído que está en Venecia y el hijo muerto puede haberse inspirado en el Gigante caído que se encuentra en Nápoles.[1]

La violencia y el dramatismo de la obra se consiguen a través de una luz fantasmal que ilumina el primer plano. Esta es una de las últimas obras del Greco, quien la dejó inconclusa a su muerte en abril de 1614. Se considera que en ella colaboró Jorge Manuel, hijo del pintor.

Se han formulado varias interpretaciones acerca del significado que quiso plasmar el Greco en esta obra. Una de ellas estima que el objetivo del artista fue simbolizar a través del mito de Laocoonte un combate del hombre contra el mal.[5]​ También se ha sugerido la hipótesis de que el Greco habría querido plasmar como una metáfora la condena por la inquisición que sufrió el arzobispo Bartolomé de Carranza.[6][2]​ Otra posibilidad es la de que el artista hubiera tenido una intención de tratar de superar a la escultura a través de su pintura, un tema muy popular en su época que era conocido como paragone.[1]



Escribe un comentario o lo que quieras sobre Laocoonte (El Greco) (directo, no tienes que registrarte)


Comentarios
(de más nuevos a más antiguos)


Aún no hay comentarios, ¡deja el primero!