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Las diabólicas



Las diabólicas —cuyo título original en francés es Les diaboliques— es una película francesa de 1955 del género de suspense psicológico dirigida por Henri-Georges Clouzot, basada en la novela Celle qui n'était plus de Pierre Boileau y Thomas Narcejac. Esta protagonizada por Simone Signoret, Véra Clouzot, Paul Meurisse y Charles Vanel.

La película ganó el premio Louis Delluc y el premio por mejor película extranjera en los premios del Círculo de Críticos de Cine de Nueva York en 1955.[1]

El director de un colegio con problemas económicos, situado en el área metropolitana de París, el señor Michel Delasalle (Paul Meurisse), convive con su esposa Christina (Véra Clouzot) y su amante, la profesora Nicole Horner (Simone Signoret), a las cuales maltrata; también a los profesores y alumnos. El colegio es propiedad de Christina -venezolana poseedora de una mediana fortuna-, que también ejerce de maestra y tiene el corazón débil. Pero las dos mujeres, cansadas de sufrir la constante tiranía y malos tratos del hombre que comparten, deciden asesinarlo por iniciativa de Nicole, lo que Christina sigue con grandes problemas de conciencia que empeoran su delicada salud. Para conseguir su propósito, ambas se desplazan en una furgoneta -Citroën 2 CV- al piso bajo de un pequeño y destartalado edificio que Nicole posee en una ciudad a unos cientos de kilómetros de allí. Con el fin de atraer a Michel a la trampa que le han tendido, Christina le telefonea pidiéndole el divorcio. Él acude de inmediato para evitarlo. Nicole ha echado en una botella de vino, un sedante. Christina le da más de un vaso a Michel, con lo que queda inconsciente. Luego, ambas meten al director en una bañera que Nicole ha llenado de agua y lo sumergen poniéndole una pesada figura encima y tapándolo con una amplia cubierta impermeable que servirá luego para envolver el cuerpo. Así lo hacen y, dentro de un gran baúl de mimbre que llevaban preparado, lo meten en la furgoneta con la ayuda de los inquilinos. Sufren algunas vicisitudes durante el viaje de vuelta al colegio que podrían haberlas descubierto, pero una vez allí, en la noche, arrojan el cadáver a la piscina, muy sucia por las hojas caídas de los árboles. Consideran que el cuerpo saldrá a flote en uno o dos días y que parecerá un accidente, con la tremenda angustia de Christina, durante la espera, de que eso suceda. Pero el cuerpo no sale a la superficie, con la consiguiente ansiedad insoportable de Christina. Con una excusa hacen vaciar la piscina y, para su asombro y horror, el cuerpo no está. Pero Nicole, más serena, expresa que lo mataron y que está muerto, así que asunto concluido. Al poco se dan unas circunstancias inexplicables y es que, de la tintorería les llega el traje que Michel llevaba puesto cuando lo ahogaron en la bañera; un niño dice haber sido castigado por el director porque había roto un cristal, y en una fotografía de final de curso parece verse, tras los cristales de una ventana, la figura del director. Además en la prensa se publica el hallazgo de un cadáver en el río. Christina va a la morgue de la comisaría pero, en el reconocimiento, el cadáver resulta no ser el de Michel. Está allí un policía retirado, Alfred que al verla tan apurada, se ofrece a ayudarla, gratis si no descubre nada, y por lo que quiera darle si resuelve lo que está sucediendo. Como Christina continúa con remordimientos, su salud empeora. Alfred, va a visitarla y ella le confiesa el crimen cometido, pero él no la cree, aunque sigue investigando. Una noche Christina nota que alguien la sigue y corre, con gran susto, a protegerse, entrando en el cuarto de baño donde halla que Michel está en la bañera sumergido y que se levanta. Aterrada, le da un ataque cardíaco y muere. Entonces se ven Michel y Nicole que habían planeado tan rocambolesco, increíble e inseguro asesinato de Christina, y celebran que les haya salido tan bien, pues se quedarán con su fortuna, que heredará el marido. Pero Alfred que lo escucha les dice que en vez de años de felicidad les esperan entre quince y veinte de cárcel. No contento con la intriga, el director de la película, hace que, al poco, el niño que rompió el cristal, tenga otra vez su tirachinas y, preguntado cómo es que lo tiene, responde que se lo dio Christina. Por último se ruega al público espectador que no se revele el final.

Les Diaboliques es considerada actualmente como un clásico del género del terror y del cine en general. Fue inspiración para Psicosis de Alfred Hitchcock.[2]

Se hicieron varias versiones y adaptaciones, por ejemplo Reflections of Murder (1974),[3]House of Secrets (1993)[4]​ y Diabolique (1996).[5]



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