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Lenguas itálicas



Indoeuropeo
  ¿Italo-celta?

     Umbro      Piceno meridional      Sabino      Latín      Falisco

     Volsco y érnico      Itálico central (marso, ecuo, peligno, marrucino)      Osco      Sículo

Las lenguas itálicas constituyen un grupo de lenguas indoeuropeas con una serie de rasgos comunes. Incluye al latín junto con sus descendientes las lenguas romances y a un cierto número de lenguas extintas, habladas durante la Antigüedad en la península itálica como el osco, el umbro, el falisco, entre otras.

Todas ellas descienden a partir de una lengua en común el protoitálico o también estadio común, posterior al período proto-indoeuropeo.[1]​ Todas las lenguas itálicas comparten un buen número de isoglosas comunes, palabras únicamente exclusivas derivadas del protoindoeuropeo y conjugaciones similares; así, todas ellas son lenguas centum que no presentan palatalización de las (palato) velares indoeuropeas /*k, *kw, *g, *gh, *ghw/. Curiosamente, las lenguas romances sí presentan una palatalización posterior de los fonemas latinos /k, g/, aunque solo ante fonemas anteriores /ε,e,i/ y el umbro también parece haber presentado este tipo palatalización, pero solo ante /k/.

Las lenguas itálicas incluyen dos grandes grupos las lenguas latino-faliscas y las lenguas osco-umbras o sabélicas. Estos grupos se han definido por la presencia de ciertas isoglosas. Por ejemplo el grupo latino-falisco se considera el más conservador puesto que no sufrió el cambio de -kw- a -p- en contraposición con el osco-umbro. Además el osco-umbro tiene algunas innovaciones con respecto al latino-falisco como el betacismo de ciertas -gw- iniciales, fricatización de fonemas -b-, -p- y -d-, aspiración o fricatización de los grupos -kt, -pt- y -ks-, reducción de los grupos -nd- o -mb-. Por otra parte en el grupo latino-falisco las líquidas silábicas -l-, -r- desarrollaron una vocal epentética -o- dando lugar a -ol-, -or-. El grupo latino-falisco puede ser llamado itálico Q y el osco-umbro itálico P, aludiendo a la asimilación de -kw- a -p-.[2][3][4]

La filiación lingüística del lusitano, asunto aún en discusión, se baraja en entre la familia celta y la familia itálica, teoría esta última defendida por diversos expertos.[2]​ Por otra parte, el lusitano parecería ser más bien una lengua transicional entre el celta y el itálico que ser perteneciente a esas dos ramas.[6]

Actualmente el término lenguas itálicas se usa para referirse a un conjunto de lenguas indoeuropeas que comparten un cierto número de rasgos comunes y léxico único derivado del protoindoeuropeo.[7]​ Los lingüistas generalmente han concluido que las antiguas lenguas indoeuropeas de la península italiana que no eran identificables como pertenecientes a otras familias del indoeuropeo, como el griego o el celta, pertenecían a una sola familia indoeuropea, paralela, al celta o el germánico. El fundador de esta familia es Antoine Meillet.[8]

Sin embargo, autores como Silvestri[9]​ y Rix[10]​ argumentaron que no existió un proto-itálico común reconstructible, que cumpla estas dos condiciones: (1) Debería tener un sistema fonológico que explicara el de las lenguas latino-faliscas y las lenguas osco-umbras simultáneamente mediante cambios fonéticos posteriores. (2) Debería representar una fonología y morfología que presentara cambios respecto al estado común indoeuropeo. Estos lingüistas críticos proponen, en cambio, que los antepasados ​​de las lenguas itálicas eran diferentes lenguas, que descendieron por separado del protoindoeuropeo en un pasado más remoto, y entraron por separado en Europa, posiblemente por diferentes rutas o en diferentes épocas. Este punto de vista se debe en parte a la dificultad de identificar una patria itálica común en la prehistoria. Por esta razón algunos autores han cuestionado la idea de que todas las similitudes de las lenguas itálicas se deban a la existencia de un estadio lingüístico llamado itálico común, cuya diversificación surgieran las lenguas. Esta teoría fue dominante durante los años 80 y 90.[8][11]​ Sin embargo, Rix, Silvestri y otros autores más tarde cambiaron de opinión y se convirtieron en partidarios abiertos de las lenguas itálicas como una unidad filogenética al encontrar que es muy posible reconstruir un protoitálico que cumpliera dichas características, por lo que la teoría de las lenguas itálicas como unidad filogenética, se volvió más dominante en la actualidad.[12][13][14][15]​ En los estudios indoeuropeos actuales las lenguas itálicas se consideran una rama filogenética y los estudios actuales basados en técnicas computacionales respaldan la rama itálica.[16]

Por otra parte Bakkum define al protoitálico como una "etapa cronológica" sin un desarrollo independiente propio, pero que se extiende sobre el protoindoeuropeo tardío y las etapas iniciales del protolatino y el protosabélico. Las fechas de Meiser de 4000 a. C. a 1800 a. C., mucho antes del griego micénico, son descritas por él como "una suposición tan buena como la de cualquiera".[17]​ También se ha señalado la presencia de ciertos rasgos compartidos con las lenguas celtas con lo cual se podría hablar de un grupo más amplio denominado italo-celta.[18]

Schrijver defiende una etapa "proto-italocelta", que sugiere que se habló en "aproximadamente la primera mitad o mediados del segundo milenio a.c", de la cual el celta se separó primero, posteriormente el venético y por último el latino-falisco y el osco-umbro.[6]

Las lenguas itálicas comparten un cierto número de isoglosas y cambios fonéticos comunes respecto al protoindoeuropeo común:[19]

En gramática existe básicamente cuatro innovaciones compartidas por las lenguas itálicas:[20]

Además, el latín y las otras lenguas itálicas tienen una forma de futuro innovadora derivada de -bho, -bhis, -bhit, .... Esta forma aparece por ejemplo en la forma latina amabo et amabis 'amaré y amarás' y en la forma del falisco cra carefo ('mañana no tendré', latín crās carēbo).

Entre las lenguas indoeuropeas, las itálicas comparten un mayor porcentaje de léxico con las celtas y por ello estas son reunidas en el grupo de las lenguas italo-celtas.

A continuación se muestra una lista de cognados entre el latín y las otras lenguas itálicas que refleja su evolución fonética desde el protoitálico.[21][22]​ Las palabras de las lenguas itálicas siguen las reglas de pronunciación del latín clásico.

El siguiente cuadro muestra los numerales de diversas lenguas itálicas:

El asterisco designa formas recosntruidas sobre evidencia lingüística indirecta y no formas directamente testimoniadas en alguna inscripción.




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