Los levantamientos de Silesia (en alemán, Aufstände in Oberschlesien; en polaco, Powstania śląskie) fueron una serie de tres levantamientos armados de los polacos y de los silesios polacos de Alta Silesia, de 1919 a 1921, contra el dominio alemán. La resistencia esperaba alejarse de Alemania para unirse a la Segunda República Polaca, que se había establecido tras la Primera Guerra Mundial. En la historia de Polonia después de la Segunda Guerra Mundial, las insurrecciones se celebraron como hitos de interés y orgullo nacional.
Gran parte de Silesia había pertenecido a la corona polaca en tiempos medievales, pero pasó a los reyes de Bohemia en el siglo XIV, luego a los Habsburgo austriacos. Federico el Grande de Prusia arrebató Silesia a María Teresa I de Austria en 1742 en la Guerra de Sucesión de Austria, después de lo cual se convirtió en una parte de Prusia y en 1871 del Imperio Alemán. Aunque la provincia había llegado a ser abrumadoramente de habla alemana, una gran minoría polaca permanecía en Alta Silesia.
Alta Silesia era abundante en recursos minerales y en industria pesada, con minas y fábricas de hierro y acero. Las minas de Silesia fueron responsables de casi un cuarto de la producción anual de carbón de Alemania, el 81 por ciento de su zinc y el 34 por ciento de su plomo. Después de la Primera Guerra Mundial, durante las negociaciones del Tratado de Versalles, el gobierno alemán afirmó que, sin la Alta Silesia, no podría cumplir con sus obligaciones con respecto a las reparaciones a los Aliados.
El área de Alta Silesia al este del Oder estaba dominada por polacos étnicos, la mayoría de los cuales eran de clase trabajadora. La mayoría hablaba un dialecto del polaco, pero muchos sentían que eran un grupo eslavo suyo conocidos como silesios. En contraste, la mayoría de las clases medias y altas locales —los terratenientes, los empresarios, los propietarios de las fábricas, el gobierno local, la policía y el clero católico— eran alemanes étnicos. Había una división más a lo largo de líneas religiosas. Los silesios alemanes eran casi todos protestantes, mientras que los silesios polacos eran invariablemente católicos.
En el censo alemán de 1900, el 65% de la población de la parte oriental de Silesia se registró polaco parlante, que descendió al 57% en 1910.germanización forzada, pero también se debió a la creación de una categoría bilingüe, lo que redujo el número de hablantes polacos. El estudioso alemán Paul Weber dibujó un mapa del lenguaje que mostraba que en 1910 en la mayoría de los distritos de Alta Silésia al este del río Oder, los silesios de habla polaca constituían una mayoría, formando más del 70% de la población.
Esto se debió en parte a laEl Tratado de Versalles había ordenado un plebiscito en Alta Silesia para determinar si el territorio debía ser parte de Alemania o Polonia. El plebiscito debía celebrarse dentro de los dos años siguientes al Tratado (firmado en 1919) en toda la Alta Silesia, aunque el Gobierno polaco sólo había pedido que se celebrara en las zonas situadas al este del río Oder, con un número significativo de hablantes polacos. Así, el plebiscito tuvo lugar en toda la Alta Silesia, incluidas las zonas de habla predominantemente polaca en el este y las áreas predominantemente de habla alemana al oeste del río. El plebiscito de Alta Silésia debía realizarse el 20 de marzo de 1921. Mientras tanto, la administración y la policía alemanas permanecieron en su lugar.
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