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Ley contra la blasfemia



En algunos países, la blasfemia, es decir, la irreverencia hacia personajes, artefactos, costumbres y creencias de carácter religioso, no es un delito sino que está considerada una forma de libertad de expresión. En otros, como el Reino Unido o Pakistán la blasfemia es delito. En España, sin llamarse blasfemia sino escarnio, también es punible.

El artículo 525 del Código Penal de España contempla el delito de escarnio prescribiendo una pena de ocho a doce meses de multa a «quienes, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican». La misma pena se aplica a quien hace escarnio de quienes no practican ninguna religión.

El artículo 524 del C.P. regula que, el que, en templo, lugar destinado al culto o en ceremonias religiosas ejecutare actos de profanación en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de 12 a 24 meses.

En la práctica, este articulado tiene aplicaciones cercanas al de un delito de blasfemia. Por ejemplo, Javier Krahe fue juzgado en mayo de 2012 por una cinta casera de 54 segundos realizada hacía 34 años en la que se le veía junto a unos amigos cocinando un crucifijo.[2]​ Fue absuelto de todos los cargos porque el juez estimó que la película casera objeto de la demanda había sido el resultado del legítimo ejercicio de una expresión artística que "con un componente burlesco, hizo una crítica del fenómeno religioso en nuestra sociedad". En el corto, según el juez, había "un inequívoco sentido satírico, provocador y crítico, pero no el de ofender".[3]

Entre los países de mayoría musulmana, Pakistán es el que tiene las leyes más estrictas contra la blasfemia. § 295-A del código penal de Pakistán prohíbe los sentimientos religiosos ultrajantes. § 295-B castiga la profanación del Corán con una pena de prisión de por vida. § 295-C prescribe la pena de muerte o la pena de muerte y una multa por el «uso de comentarios despectivos hacia el Santo Profeta».

Las personas acusadas de blasfemia, así como los agentes de policía, abogados y jueces a menudo son objetivos de acoso, amenazas, ataques y asesinatos cuando se trata de delitos de blasfemia.[4]

La ley contra la blasfemia, vigente desde el siglo XVII, fue revocado por el parlamento británico bajo The Criminal Law Act de 1967. Los restantes precedentes legales, procedentes de juicios de la ley consuetudinario, fueron abolidos bajo The Criminal Justice and Immigration Act de 2008.[5]



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