La Magdalena penitente conservada en el Museo de arte Nelson-Atkins de Kansas City (Misuri), se cree que fue pintada por El Greco poco después de la Magdalena penitente (El Greco, Worcester). Por este motivo, se considera el prototipo del Tipo-II, dentro de esta temática, y consta con el número 260 en el catálogo razonado realizado por el historiador del arte Harold Wethey, especializado en este pintor.
En el Tipo-II de este tema, el fondo rocoso -con la calavera, el frasco de ungüentos y la hiedra de hoja perenne- aparecen en la parte derecha del lienzo, a diferencia del Tipo-I, donde aparecían en el lado izquierdo.
María Magdalena, es una amalgama de tres distintos personajes, que el Papa Gregorio Magno identificó como una misma persona:
En la Pintura de la Contrarreforma, María Magdalena es representada de dos maneras diferentes:
No se conoce ninguna obra del Greco de la primera variante. Todas sus obras conocidas, representan a María Magdalena como a una eremita penitente. De hecho, la devoción a María Magdalena fue muy fomentada por la Iglesia de la Contrarreforma, que la presentó como un modelo de arrepentimiento.
Esta nueva versión está primorosamente ejecutada. Con el tratamiento de los cabellos, la delicadeza del velo transparente y el cromatismo frío y luminoso, El Greco logra una sensualidad y un refinamiento mucho más intensos que en la variante anterior. Efectivamente, el cuello de la Magdalena, a pesar de que continúa siendo demasiado largo, tiene una forma más verosímil y, a pesar de que su mirada se dirige al Cielo con ojos llorosos, su actitud es más convincente que la del Tipo-I. En conjunto, El Greco logra una obra más dulce, más primorosa y menos teatral. El punto de vista es más cercano que el de la anterior versión, y la geometrización de la figura no es tan intensa como en aquella. Con esta obra, El Greco retoma en parte un modelado más fundido y espontáneo que, según José Gudiol, se ocultaba en la geometrización del Tipo-I.
Comparado con el Tipo-I y el Tipo-II, de esta temática, el modelo de Tiziano resulta pesado, vulgar y demasiado terrenal. Con estos lienzos, El Greco puso las bases para sus tres posteriores variaciones de La Magdalena Penitente. También sentó las bases para temas afines, como algunas obras sobre Francisco de Asís o, especialmente, para los diversos lienzos sobre Las lágrimas de San Pedro (El Greco, obras originales). Efectivamente, en estas obras vuelve a pintar personajes en primer plano, en actitudes extáticas, con los ojos llorosos girados hacia el Cielo, ante un fondo rocoso con hojas de hiedra o de vid, y a veces con una calavera.
El estado de conservación no es óptimo, porqué ha sufrido restauraciones abusivas. Según Wethey, el cielo está muy repintado.
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