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María Sarmiento



María Sarmiento (? – 1496) fue una noble española que defendió el castillo de Toro en la Guerra de Sucesión Castellana y tomó partido por la infanta Juana «la Beltraneja».

Sarmiento fue hija de María de Mendoza y de Pedro Ruiz Sarmiento, I conde de Salinas y repostero mayor de Juan II. Se casó con Juan de Ulloa, señor de Villalonso, y tuvo al menos cuatro hijos: Diego, II señor de Villalonso, Alonso, Martín y Francisca.[1]​ Junto a su marido fundó el mayorazgo de Villalonso y erigió el castillo del mismo nombre, que jugó un papel importante tanto en la Guerra de Sucesión Castellana como en la Guerra de las Comunidades de Castilla.[2]

Durante la Guerra de Sucesión, Juan de Ulloa y su esposa tomaron partido por Juana y su prometido Alfonso V de Portugal. Juan de Ulloa era alcaide de la fortaleza de Toro, y tras la entrada de las tropas de Isabel en esa ciudad, se le dio por muerto y su viuda, María Sarmiento, siguió defendiendo el castillo durante un mes.[3]​ Entregó la fortaleza el 19 de octubre de 1476,[4]​ cuando consiguió para ella y para sus hijos el perdón real, así como la permanencia en la familia del castillo de Villasonso, que era defendido por su yerno, el conde de Marialba, Francisco de Coutiño,[5]​ así como todos sus bienes privados, aunque tuvo que entregar algunas otras plazas, entre ellas Tiedra y Mota del Marqués.[6]

La figura de Sarmiento aparece en oposición a la que fue su principal rival, y que entró a formar parte de la leyenda zamorana, Antona García. formando ambas parte de las leyendas populares en torno al asalto y defensa de la ciudad. El escritor Tirso de Molina, en la obra que dedicó a la segunda, Antona García, da a la pareja de doña María y don Juan, un protagonismo parecido en la defensa de la ciudad de Toro. A doña María, frente a la heroína popular Antona, se la presenta como una "mujer despiadada".

Por su parte, Luis Astrana Martín, en un número extraordinario dedicado a las mujeres en la revista Blanco y Negro (1936) la incluye dentro de lo que llama el trío de varonas, heroínas en los campos de batalla: Antona García, María Sarmiento y Agustina de Aragón. Astrana Marín no pone en duda del valor de Sarmiento frente a la aparente cobardía de su esposo del que dice:[7]

brava mujer del gallina Juan de Ulloa, el vendido de Valdega / gallina, del que se cantaba: Juan de Ulloa el Trasquilado / vete al Val de la gallina / verás cómo pica el cardo.



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