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Mar de los Sargazos



El mar de los Sargazos es una región del océano Atlántico septentrional que se extiende entre los meridianos 70º y 40º O y los paralelos 25º a 35º N, delimitado por cuatro corrientes que forman un giro oceánico. Fue uno de los descubrimientos de Cristóbal Colón en su primer viaje a América y es el único mar definido por características físicas y biológicas sin incluir la presencia de costas.[1][2]

El sector, con una superficie total —aunque variable— de 3 500 000 km², se caracteriza por la frecuente ausencia de vientos o corrientes marinas, y la abundancia de plancton y algas, estas últimas formando «bosques» marinos superficiales que pueden extenderse de horizonte a horizonte y que constituyeron junto a las «calmas chichas»[3]​ un formidable escollo para la navegación desde la época del descubrimiento de América. Las corrientes circundantes se interceptan tangencialmente impulsando las aguas interiores en lentos círculos concéntricos de sentido horario, cuyo amplio centro no tiene movimiento aparente y es de una calma eólica notable. En efecto, el área, de forma ovalada, es de límites difusos ya que no baña tierra firme —con la única excepción de las islas Bermudas—, y sus límites los constituyen importantes corrientes oceánicas: al Oeste la corriente del Golfo, al Norte la corriente del Atlántico Norte, al Este la corriente de las Islas Canarias y al Sur la corriente Ecuatorial del Norte.

Las corrientes que lo circundan determinan un sistema de aguas superficiales relativamente cálidas que se mueven muy lentamente en sentido horario, sobre las aguas más profundas del océano, mucho más frías y densas. Esta estratificación del agua por densidades, provocada por la diferencia de temperatura, tiene importantes consecuencias ecológicas. En las aguas superficiales, donde llega la luz, abunda el plancton vegetal, que consume sales como los fosfatos y nitratos. Debido a la diferencia de densidad, el agua de la superficie apenas se mezcla con el agua fría y rica en minerales de las capas inferiores, que podría reponer las sales consumidas. Por esta razón, en las regiones superiores del mar de los Sargazos apenas existe vida animal, y carecería de interés biológico si no fuera por el alga que le da el nombre, el sargazo (género Sargassum), que forma grandes campos, rebosantes de organismos marinos.

Fueron los navegantes portugueses quienes pusieron el nombre al alga y al mar. El sargazo es un alga que forma grandes conjuntos enmarañados, que se mantienen a flote por medio de vejigas llenas de gas, y se extienden hasta el horizonte. En aquel entonces se pensó que las algas frenaban las embarcaciones, pero como se supo más tarde, las naves eran frenadas por la Corriente del Golfo. Como estos hombres venían de un país donde abundan las vides, los conjuntos de vejigas de gas de aquella planta les parecieron racimos de uvas de una variedad denominada salgazo. Así fue como el mar de los Sargazos adquirió su nombre. El sargazo desciende de un tipo de alga que suele crecer adherida a las rocas cerca de la costa, pero se adaptó del todo a la vida pelágica y ahora flota en las capas superiores del océano.

Es el lugar elegido por las anguilas para el desove durante todo el año.

Las características singulares del mar de los Sargazos, con una extensión equivalente a un tercio de la superficie de Estados Unidos constituyó un formidable escollo para la navegación a vela, inspirando innumerables leyendas y mitos sobre las que posteriormente se crearon obras de ficción:

Coordenadas: 28°20′08″N 66°10′30″O / 28.33556, -66.17500



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