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Maria van Oosterwijck



¿Dónde nació Maria van Oosterwijck?

Maria van Oosterwijck nació en Nootdorp.


Maria van Oosterwijk, o Oosterwyck (Nootdorp, Países Bajos, 1630-Uitdam, 1693) fue una pintora del Siglo de Oro neerlandés especializada en la pintura de naturalezas muertas florales. Alumna de Jan Davidsz de Heem, sus obras, fechadas entre 1667 y 1689 las que están datadas,[1]​ llegaron a ser muy populares entre la aristocracia europea. Fue admirada, entre otros, por Leopoldo I de Habsburgo, Luis XIV de Francia o Guillermo III de Inglaterra, no obstante nunca fue admitida en los gremios que reunían a los artistas por su condición de mujer.

María van Oosterwijck nació en 1630 en Nootdorp, un pueblo localizado cerca de Delft en Holanda Meridional, Países Bajos.[2]​Su fecha de nacimiento suele estar indicada como el 20 de agosto, [3]​pero algunas fuentes concretan que fue el 27 de agosto. Su padre fue un ministro de la Iglesia Reformada Holandesa, tal y como su abuelo. [4]​ Su padre la llevó, cuando aún era muy joven, al taller del maestro pintor Jan Davidsz de Heems. Bajo la tutela de Heem, van Oosterwijck desarrolló su interés en la pintura floral. [5]​ Se convirtió en su alumna [6]​ y mostró ella misma un talento para pintar vívidas pinturas realistas.[7]

Van Oosterwijck trabajó en Delft y después se mudó a Utrecht. [8]​ Ella trabajó con Heems, y años más tarde Van Oosterwijck produjo su primera pieza creada independientemente. Cuando se marchó a Amberes, van Oosterwijck tuvo muchas oportunidades para pintar de manera independiente.[9]

Alrededor de inicios de 1670, se trasladó a Ámsterdam,[10]​ donde su taller estaba adyacente al de un compañero pintor de obras florales, Willem van Aelst.[11]​ En su vida privada, María van Oosterwijck no contrajo matrimonio, ni tuvo descendencia natural, pero cuidó a un sobrino cuando él quedó huérfano.[12]​ Existen informes de una disputa entre ambos talleres; todo comenzó con la disputa entre su sirvienta, Geertje Pieters, quien marchó a la casa de Van Aelst a recuperar un abrigo de su señora, y la sirvienta de este, Grietge, quien se negó a dar el abrigo mientras insultaba a la sirvienta y a la artista, llegando a intervenir las autoridades. Van Oosterwijck puso una denuncia formal.[13]

Aparte de ser una talentosa pintora, también fue una sabia empresaria; consiguió los servicios de un agente en Ámsterdam para vender sus obras a los alemanes.[14]​ Entre sus patrones estaban Luis XIV de Francia, el emperador del Sacro Imperio Leopoldo I y Guillermo III de Inglaterra;[15]​ a Augusto II el Fuerte de Polonia le vendió tres obras.[16]​ Alcanzó más fama internacional cuando Cosimo III de Medici viajó a Ámsterdam en 1667 y juzgó sus pinturas al mismo nivel que las de su maestro, Willem van Aelst, pues la familia toscana tiene una larga historia apoyando obras producidas por mujeres, brindándoles prestigio.[17]

A pesar de que sus talentosas pinturas de flores eran buscadas por holandeses y otros coleccionistas, se le denegó la afiliación al gremio de los pintores, ya que las mujeres no tenían el permiso.[18]​ Esto no impidió que amasase una fortuna, la cual invirtió en fines caritativos, notablemente eran los rescates a soldados holandeses capturados por piratas argelinos, en más de una ocasión, tal y como quedaron documentados en los archivos de Ámsterdam. El coste por persona rescatada llegaba a los 750 florines, siendo en la época el salario de dos años de un mercader.[19]

Muy pocas mujeres eran artistas profesionales durante el 1600.[20]​ Que se tenga conocimiento, María van Oosterwijck pintó un total de 24 obras.[21]​ En un libro de 2004 sobre las pinturas del Siglo de Oro neerlandés por el historiador Christopher Lloyd, van Oosterwijck fue la única mujer cuyo trabajo se incluyó.[22]​ Los escritores tienden a visualizar a mujeres artistas correlacionando virtudes que son propias de las mujeres con valores similares sacadas a través de la interpretación de sus pinturas. Van Oosterwijck, quien dedicó su vida a la pintura en vez de ser una esposa y madre, probó ser un sujeto complicado para sus biógrafos y sus escritos nos la muestran con una personalidad complicada. Los aspectos personales de sus pinturas también están vastamente inexplorados.[23]

Como un homenaje a la habilidad de van Oosterwijck como pintora floral – considerado como una aceptable vocación para una mujer de la época – Wallerant Vaillant pintó un retrato de ella sujetando una paleta.[24]​ Este retrato de 1671, en el Museo Nacional de Ámsterdam/Rijksmuseum, la muestra agarrando una Biblia en su otra mano.[25]​ Otro retrato de ella, atribuido a Gerard de Lairesse, la representa posando junto al poeta Dirk Schelte. En 1673, Schelte escribió un poema en tributo de la belleza de las pinturas de van Oosterwijck, al igual que a su carácter. El retrato parece referenciar al poema, enseñando a van Oosterwijck con una paleta y brochas, como una musa del pintor, sirviendo como inspiración a Schelte el poeta.[26]

Ella enseñó a su sirviente Geertgen Wyntges, también conocido como Geertje Pieters,[27]​ a mezclar sus pinturas[28]​ y lo entrenó como pintor igualmente. Tras la muerte de van Oosterwijck, Wyntges vivió independientemente, subsistiendo a base de sus pinturas.[29]

En 1689, van Oosterwijck creó su última obra conocida, un bodegón presente en la Colección de su Majestad la Reina en el Palacio de Kensington, Londres.[30]​ Esta pintura, Bodegón con flores, insectos y una concha, fue adquirida por la Colección Real bajo el reinado de la reina Ana, así como otra obra de van Oosterwijck.[31][32]​ Murió en su casa en Uitdam, Holanda Septentrional, a unos 12 kilómetros noreste de Ámsterdam, en 1693. La fecha de su muerte es muchas veces establecida como el 12 de noviembre, pero algunas fuentes aseguran que fue en diciembre.[33]

Arnold Houbraken, biógrafo de los artistas del Siglo de Oro neerlandés, elogió a van Oosterwijck,[34]​ pero no la consideró artista profesional, a pesar de la larga suma de cuadros pagados por coleccionistas de gran talla, como varios miembros de la realeza europea.[35]

Van Oosterwijck creó pinturas florales y de bodegón con temas alegóricos durante un período en que semejantes trabajos eran muy buscados por Centro Europa. Junto con Ruysch, ambas fueron juzgadas de ser las más eminentes pintoras de bodegones de los Países Bajos. El trabajo de van Oosterwijck, usando colores muy vivos, está ricamente detallado,[36]​ a veces demostrando una técnica de claroscuro en su uso de la luz y sombra.[37]​ Ella ayudó a transformar un género de pinturas de naturaleza muerta, pintándolas de manera realista al estilo de los trampantojos holandeses del Siglo XVI.[38]​ Hay muy pocas piezas que hayan sido identificadas como hechas por van Oosterwijck, la mayoría floral, pero Houbraken determinó que ella creó todavía más bodegones.[39]​ Muchas de sus obras son de pequeño tamaño. Esto era común en los artistas de la época, ya que las obras grandes tienden a restringir las compras a clientes más adinerados como las iglesias o el estado.[40]

A través del uso de elementos simbólicos, sus pinturas reflejan temas normalmente asociados con la naturaleza muerta holandesa del Siglo XVII, como la vanidad, el paso del tiempo y la obligación de devoción a Dios. Sus pinturas de vanitas incorporan objetos con la intención de simbolizar la efímera naturaleza de la vida; con objetos como calaveras, catalejos, libros, guantes, comida parcialmente devorada, bolsas de monedas, insectos, hojas marchitadas y flores,[41]​ cabe destacar también como coloca alimentos como el maíz, transportados desde América, demostrando la importancia del descubrimiento y el incipiente comercio en puertos holandeses. Usa de base para sus elementos una mesa bien de madera o de mármol.[42]​ Ella incluyó también símbolos de resurrección, dándole a su trabajo una sutil y agridulce calidad que contrasta con algunos otros artistas quienes a veces, por ejemplo, mostrarían una pila de calaveras con la intención de dar un mensaje moral a sus obras de vanitas.[43]

Van Oosterwijck fue muy religiosa y solía representar simbólicamente sus arraigadas creencias en sus pinturas. El girasol es simbólico a postrarse ante Dios.[44]​ Las uvas toman un significado religioso al ser usadas para el vino de la Eucaristía. Incluso los colores son usados simbólicamente, con el blanco denotando inocencia, el amarillo divinidad y el rojo el martirio.[45]

Van Oosterwijck pintó un recurrente embellecimiento poético de sus naturalezas muertas. La mariposa almirante rojo (Vanessa atalanta) aparece en varias localizaciones en sus más substanciales obras.[46]​ Por ejemplo, a veces la mariposa descansa en un tallo de flor o en el borde de una mesa con un florero o en un libro. La mariposa es usada como un recurso para atraer la atención del espectador a la pintura y a la visión artística de van Oosterwijck.[47]​ Las mariposas son también símbolos de la Resurrección de Cristo.[48]

Hay obras de Maria van Oosterwijk en:

Un vaso de flores, 1667-1689

Naturaleza muerta, 1669

Flores en un vaso decorativo, 1670 - 1675

Vanitas y naturaleza muerta con girasol, 1670 - 1680





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Aly:
Datos de las obras
2023-05-03 17:56:33
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Aly:
Datos de las obras
2023-05-03 17:56:33
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Aly:
Datos de las obras
2023-05-03 17:56:31
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Aly:
Datos de las obras
2023-05-03 17:56:30
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