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Marina Tsvetáyeva



Marina Ivánovna Tsvetáyeva (en cirílico Марина Ивaновна Цветaева) (26 de septiembre (calendario juliano) / 8 de octubre (calendario gregoriano) de 1892 - 31 de agosto de 1941), fue una escritora rusa, que destacó como poeta y prosista.

Marina Tsvetáyeva es una de las poetas más originales del siglo XX. Su obra no fue del gusto de Stalin y del régimen comunista. Su rehabilitación literaria empieza en los años 1960. La poesía de Tsvetáyeva proviene de lo más profundo de su personalidad, de su excentricidad y de su uso muy preciso del idioma.

Nació el 26 de septiembre de 1892. Era hija del fundador del Museo Pushkin de Moscú, Iván Tsvetáiev. De familia acomodada y todavía muy joven publica con gran éxito Album vespertino.[1]​ Siguió trabajando en literatura y conoció y trató a los grandes escritores. Se la sitúa a la altura de Pasternak, Ajmatova y Ósip Mandelshtam. Marina Tsvetáyeva, al padecer la reprobación oficial, no pudo encontrar vivienda ni trabajo. Era tan pobre que su hija Irina hubo de ir al orfanato donde, dadas las condiciones famélicas, murió.

Después de la revolución rusa, tuvo que exiliarse en Berlín, Praga (1922) y luego en Francia (1925) con su marido, antes oficial blanco en activo, que se desengañó poco a poco con la actitud de los emigrados. Vivió 14 años en Francia, a disgusto y deprimida. Tenía dos hijas, Irina y Ariadna, y un hijo, Gueorgui.

Al fin, en 1939, regresó a la Unión Soviética con su hijo Gueorgui (Mur) para reunirse con su marido Serguéi Efón, quien había regresado a Rusia con su hija Ariadna en 1937, como un responsable del contraespionaje soviético. Marina escribió al jefe del NKVD, Beria, pidiendo información y defendiendo a su marido, tras una desgraciada misión oficial. En 1941, Serguéi Efrón y Ariadna fueron arrestados, y su marido, Serguéi, fue fusilado el 16-X-1941. [2]​Ariadna tuvo que autoacusarse como era habitual, pero tras permanecer ocho años en el Gulag, fue arrestada de nuevo en 1949 y enviada al destierro en el raión de Turujansk. Solo fue rehabilitada en 1955.

Cuando comenzó la Gran Guerra Patria, con la ocupación nazi, Tsvetáyeva fue evacuada a Yelábuga, Tartaristán, donde finalmente se suicidó en 1941.

Pese a todas esas desdichas (y de la conciencia escrita de ellas) dejó unas obras muy vivas, de impresionante calor, intransigente y llenas de valentía, donde está el recuerdo de toda una serie de escritores y artistas de su época, así como el retrato de sus propias obsesiones, con una lengua entrecortada y agudísima. Su correspondencia cruzada con Pasternak y Rilke (sólo publicables desde 1979) nos da la media de su personalidad, su fuerza especial y la atracción de todo tipo que ella ejerció[3]

La obra se salvó de la destrucción y del olvido gracias a su hija Ariadna Efrón. En la Unión Soviética permaneció casi inédita hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se la empezó a conocer a través de la publicación de literatura en hojas clandestinas. "Nabókov rectificó sus prejuicios sobre la difícil Tsvietáyeva ('leerla solamente causa estupor y dolor de cabeza'), pero se negó a encabezar su rehabilitación, que no ha llegado del todo hasta hace unos días cuando se ha publicado en Rusia su obra completa", según escribió Enrique Vila-Matas.[4]

La obra poética de Tsvetáyeva ha sido traducida al español por la eslavista Selma Ancira, mexicana residente en Barcelona. Aunque empezó mucho antes en la editorial Siglo XXI, desde 1990 "otras editoriales, atrapadas en la amorosa red fanática de Ancira, continuaron la labor"[5]​. Para Todorov fue una de los escritores más grandes del siglo XX.[6]



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