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Marquesado de Villa de Orellana



El Marquesado de Villa de Orellana, es un título nobiliario español creado, con el vizcondado previo de Artizana, el 6 de febrero de 1753 por el rey Fernando VI a favor de Clemente Sánchez de Orellana y Riofrío,[1]​ quien era sobrino por línea paterna de don Antonio Sánchez de Orellana y Ramírez de Arellano, primer marqués de Solanda, rama de la familia Sánchez de Orellana que se trasladó desde la natal Zaruma a la ciudad de Cuenca, ambas de Ecuador, donde nacería el primer titular.[2]​ El marquesado toma el nombre de la propiedad de la familia en el centro de la ciudad, conocida como Mansión o Villa Orellana.[3]

El trámite para obtener el título se inició oficialmente con la respuesta recibida por Clemente Sánchez de Orellana desde el despacho del rey Fernando VI el 15 de julio de 1748. El título de Marqués de Villa de Orellana, con el vizcondado previo de Antizana, se concedió al mencionado «para sí, sus hijos y sucesores» el 6 de febrero de 1753, y su texto fue incluido como parte de la Real Cédula del día 27 del mismo mes y año, firmada en el Palacio del Buen Retiro.[4]

El I Marqués pagó el valor total de 2.250 ducados, que se causaron al Derecho de la media annata; de estos, 750 ducados correspondían al título de Vizconde de Antizana que precedió y quedaba suprimido según las reales órdenes, y los 1.500 ducados restantes por el título marquesal en sí mismo. El pago de Sánchez de Orellana fue utilizado para costear la obra de reparación del Monasterio de Santa Engracia, de la Orden de San Jerónimo, en la ciudad de Zaragoza.[4]

El 27 de abril de 1753, en cambio, se expidió una cédula real en la que se le autorizaba al primer marqués la constitución del Mayorazgo de Villa de Orellana, mediante el cual vinculaba las propiedades más importantes que poseía en la Real Audiencia de Quito, para así garantizar el lustre familiar en las generaciones futuras.[5]

La línea directa del marquesado original tuvo corta vida debido a que, tras la independencia en 1824, el general Simón Bolívar promulgó una ley por la que se abolían todos los privilegios y títulos de la nobleza en las tierras de la recién creada Gran Colombia, misma que sería ratificada más tarde por el novísimo estado de Ecuador. Sin embargo, el título fue rehabilitado en España en 1924 por el rey Alfonso XIII, a favor de Jaime Díez de Rivera y Figueroa, que se convirtió (oficialmente) en el segundo marqués (reconocido) de Villa de Orellana.

Rehabilitación en 1924:



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