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Marquesado de Santiago



El marquesado de Santiago es un título nobiliario español creado —con la primitiva denominación de marqués de Uterviejo— por Real Decreto de Felipe V del 20 de diciembre de 1706 a favor de Francisco Esteban Rodríguez de los Ríos Ledesma y Bernal. El Real Despacho, expedido el 31 siguiente, mudaba la denominación por la actual y cancelaba el vizcondado previo de San Esteban.

Dichas denominaciones aludían a sendos lugares de señorío jurisdiccional del concesionario, arrabales de la ciudad de Huete en la diócesis y actual provincia de Cuenca: la aldea y parroquia[1]​ de Uterviejo (perteneciente entonces al municipio de Caracenilla, después incorporado a Huete) y la antigua villa de Cuevas de Santiago, que por entonces ya era un caserío del municipio de Mazarulleque (hoy del Valle de Altomira).

El concesionario fue proveedor general de los ejércitos de Felipe V durante la Guerra de Sucesión y arrendatario de diversas rentas reales (como las de la sal, de la Santa Cruzada y del maestrazgo de las Órdenes Militares). El otorgamiento del marquesado y de los señoríos que le dieron denominación fue resultado de una transacción con la Real Hacienda, que así saldaba las deudas que mantenía con el asentista por sus suministros al ejército.

Otro título del Reino con la misma denominación de marqués de Santiago ya existía desde el 14 de julio de 1660, concedido por Felipe IV a Dionisio Pérez Manrique de Lara. Quedó vacante a finales del siglo XIX por muerte del quinto marqués, Juan Félix de Encalada y Ceballos. Y en 1917 fue rehabilitado con la nueva denominación de marqués de Villamayor de Santiago. Algo más sobre el origen de este título se dice en la voz sobre el linaje Larrea.

Se trata de dos títulos distintos e independientes, que durante más de un siglo coexistieron con igual denominación. Curiosamente, es el más moderno (creado en 1706) el que ha conservado la denominación original, mientras que el primitivo (concedido en 1660) la mudó como queda dicho. Tal cambio puso fin a una anómala duplicidad: un caso que se ha dado en pocas ocasiones en la historia nobiliaria española.

Aunque no hace falta decirlo, otros títulos de parecida denominación, pero distintos y que no se han de confundir con los anteriores, son: el marquesado de Santiago de Oropesa (concedido en 1614 a María de Loyola y Coya Inca, de sangre real incaica), el marquesado del Valle de Santiago (creado en 1703) y el marquesado de San Felipe y Santiago (otorgado en 1713 a Juan Núñez del Castillo, fundador de la ciudad de San Felipe y Santiago de Bejucal en Cuba).

El comediógrafo Jardiel Poncela, en su novela ¡Espérame en Siberia, vida mía! (publicada en 1930 y llevada al cine varias veces) creó el personaje de ficción del marqués del Corcel de Santiago.[2]

(Clic sobre el ordinal para ir a la historia de cada titular)

El título fue creado a favor de

I marqués de Santiago, señor de Uterviejo y de la villa de Cuevas de Santiago, familiar del Santo Oficio, proveedor general de los Reales Ejércitos,[3]​ Secretario de S.M. el Rey Felipe V, y su consejero en la Contaduría Mayor del Supremo de Hacienda, comisario de Cruzada,[4]​ administrador general de las rentas de los maestrazgos de las tres Órdenes Militares de Calatrava, Santiago y Alcántara,[5]​ y tesorero general de las rentas de las Reales Salinas de los partidos de Castilla la Vieja, Zamora, Atienza, Espartinas y Cuenca.[6]

Natural de Madrid, recibió el bautismo en la parroquial de San Ginés el 8 de diciembre de 1648; testó el 18 de septiembre de 1720 a fe de Gabriel de Nevares, escribano de Madrid, fundando varios mayorazgos, con facultad real,[7]​ y cuantiosas obras pías; murió a finales de 1727 y fue enterrado, según había dispuesto, en la iglesia conventual de la Concepción de la misma villa, debajo del coro. En enero del año siguiente se hizo inventario de sus bienes,[8]​ pero los autos de partición de su herencia no se instruyeron hasta 1732.[9]

Siendo ya marqués, Francisco Esteban fue insaculado en Madrid para las elecciones de Alcaldes de la Mesta en los años 1720, 23, 27 y 28, calidad que sería aducida como prueba de nobleza por sus descendientes.

Obtuvo las jurisdicciones y el marquesado como resultado de una transacción con José de Grimaldo, ministro de Hacienda de Felipe V. Otorgando estas mercedes, la Real Hacienda saldaba las deudas que mantenía con el concesionario por su actividad de proveedor de los ejércitos durante la Guerra de Sucesión.[10]​ Los lugares de Uterviejo y Cuevas de Santiago —antiguos señoríos del linaje optense de los Rodríguez de la Encina— habían sido incorporados por la Corona poco antes, y su jurisdicción le fue concedida a Francisco Esteban Rodríguez de los Ríos mediante el mismo Real Decreto que le creaba marqués de Uterviejo, dado el 20 de diciembre de 1706.[11]​ El siguiente día 31 se le despachó la Real Carta, que mudaba dicha denominación por la de marqués de Santiago y cancelaba el vizcondado previo de San Esteban.[12]

Fue un verdadero mecenas de numerosos artistas,[13]​ y reunió una notable colección de pintura —sobre todo retratos y cuadros de tema religioso— con obras de Murillo, Antolínez, Palomino, los Castrejón, etc.,[14]​ según consta de un inventario formado en 1738.[15]

La munificencia de este patricio dejó en Madrid notables monumentos de religión, de caridad y de amor a las bellas artes:

El más hermoso fue la capilla de Nuestra Señora de Belén: un espacioso templo que comunicaba con la iglesia del Hospital del Amor de Dios (o de Antón Martín, después Hospital General). Los hermanos de San Juan de Dios iniciaron la construcción de esta capilla en 1713, pero las obras quedaron pronto suspensas por falta de fondos. Hasta que, por escritura del 24 de marzo de 1714,[16]​ se hizo cargo del patronato el marqués de Santiago,[17]​ quien encargó nuevos planos al maestro Gabriel Valenciano para hacerla más grande y suntuosa. Tenía planta de cruz latina, y la nave medía 23 metros de largo y poco menos de ocho de ancho. Trazada en orden corintio y compuesto, muy barroca, tenía un cimborrio ochavado sostenido por arcos torales y rematado en cúpula, cuyo vértice, situado a 25 metros de altura, se abría a una linterna de cuatro metros más. Los paramentos, bóvedas y pechinas estaban pintados al fresco y decorados con molduras y relieves de piedras duras y de bronce dorado; el zócalo del retablo mayor era de jaspe; dicho retablo y los de los altares colaterales estaban labrados en lapislázuli, lo mismo que el frente de altar, el sagrario y las gradas.[18]​ Durante más de un siglo, la devota imagen de Nuestra Señora de Belén sería honrada en esta capilla por la realeza, nobleza, clero y pueblo de Madrid.[19]

Por otra escritura del 18 de marzo de 1720, fundó y dotó un convento de clérigos regulares camilos,[20]​ llamados Agonizantes por dedicarse a estos enfermos. Esta casa e iglesia, bajo la advocación de Santa Rosalía, se habían de levantar enfrente del dicho Hospital General, en el solar de unas casas que poseía el marqués en la calle de Atocha, esquina a la de San Blas. Las obras se prolongaron muchos años,[21]​ y no se habían rematado aún en 1836, cuando los buenos padres fueron exclaustrados.[22]

También fue gran benefactor del convento de la Purísima Concepción, llamado de Don Juan de Alarcón, cuyo patronato adquirió el 1.º de agosto de 1720. Era a la sazón Comendadora del cenobio su hija mayor, y tenía otra hija monja en el mismo. Para su propio entierro, el marqués eligió el sotacoro de la iglesia conventual, y a tal fin labró en mármoles las sepulturas, altar y retablo; alhajó la capilla con yeserías, pinturas y todo su ajuar litúrgico, y fundó numerosas misas. Después de sus días, también profesó aquí su viuda.[23]

Asimismo, los primeros marqueses de Santiago fundaron y dotaron largamente la capilla de San José de la iglesia conventual de San Hermenegildo de PP. Carmelitas Descalzos (actual iglesia parroquial de San José). Sobre la puerta de dicha capilla campeaba el escudo de los fundadores, cuya memoria honraban también dos lápidas de mármol negro con letras doradas «que la una relaciona cómo Don Francisco Esteban de los Ríos, Familiar del Santo Oficio, y Doña María Bueno su muger, la dotaron por los años 1676 y 1695, y se menciona la Escriptura pública de dicho Patronato como de las Memorias dexadas por Don Juan Rodríguez de los Ríos su padre. Y en la otra lápide se lee cómo Doña María Bueno, muger de Don Francisco Rodríguez de los Ríos, y Don Fernando Rodríguez de los Ríos y Bueno, hazen Fundación de otras Memorias en dicha Capilla como Patronos de ella».[24]

Era hijo primogénito y sucesor de Juan Rodríguez de Ledesma, natural de San Felices de los Gallegos (en la Raya de Salamanca), bautizado en la Asunción el 24 de enero de 1619, y de Francisca Bernal de los Ríos, natural de Madrid, donde casaron el 28 de abril de 1640, hija a su vez de Juan Bernal Ruiz y de Juana de los Ríos. Ambos habían muerto antes del fin del siglo XVII.[25]

El padre del I marqués había sido también tesorero general de las Reales Salinas y coleccionista de arte.[26]​ Testó en Madrid ante Jerónimo de Torres el 18 de enero de 1683, declarando por hijos del matrimonio a Francisco Esteban, a Manuel, a Juan Valentín y a Francisca Rodríguez de los Ríos, mujer de José de Anchía.[27]​ El segundo de los varones, Manuel, nacido en Madrid en 1655, casó con María de Coca y Muriel de Berrocal, de igual naturaleza, y fue padre del santiaguista Francisco Javier Rodríguez de los Ríos y Coca, ayuda de cámara de S.M.[28]​ Y el menor, Juan Rodríguez de los Ríos, fue Secretario de S.M. y edificó a sus expensas el Oratorio de San Felipe Neri de Sevilla,[29]​ donde fue enterrado.[30]

Sus abuelos paternos fueron Francisco Rodríguez de Ledesma, natural de Lumbreras (La Rioja), y Ana García, que lo era de San Felices. Pero los Rodríguez eran de origen butragueño. El citado abuelo del I marqués hizo información de nobleza en Lumbreras en 1623, por la que consta que era hijo de Fernando Rodríguez y nieto de Pedro Rodríguez, naturales y vecinos de Buitrago del Lozoya, donde gozaban de la calidad de hidalgos y desempeñaron oficios municipales por el Estado noble.[31]

Casó dos veces: la primera en su parroquia natal el 3 de diciembre de 1667 con María Bueno y Mansilla, natural también de Madrid, que fue bautizada en la misma iglesia el 22 de diciembre de 1652 y testó el 21 de marzo de 1697.[32]​ Era hermana de Lucas y de Isidro Bueno y Mansilla, alcaldes de la Mesta en 1674, e hija de Juan Bueno Guijarro, familiar del Santo Oficio, natural y alcalde noble de la Hermandad de la villa de Barajas, y de Isabel de Mansilla y Bremans, nacida en la de Madrid.

Y segunda vez casó el marqués con María Anastasia Bonilla y Malo, de la que no tuvo prole. En 1728 esta señora «a pocos días de la muerte de su marido» y de que fuera enterrado en la Concepción, se retiró a este mismo convento,[33]​ donde ya eran monjas dos de sus hijastras.

Del primer matrimonio nacieron siete hijos:

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Al concesionario le sucedió su hijo

II marqués de Santiago, señor de Uterviejo, caballero de Santiago,[51]​ patrono del convento de Mercedarias de la Purísima Concepción y del de Agonizantes de Santa Rosalía, y de la capilla de Nuestra Señora de Belén del Hospital del Amor de Dios. Nació en Madrid el 5 de junio de 1688 y fue alguacil mayor en el Supremo Consejo de Castilla, gentilhombre de la Cámara de S.M., tesorero de rentas de las Salinas Reales —como su padre y abuelo— y académico honorario y fundador de la Real de Bellas Artes de San Fernando, por nombramiento de Felipe V.[52]

Casó dos veces: la primera mediante capitulaciones otorgadas el 20 de noviembre de 1706 a testimonio de Gabriel de Nevares,[53]​ con María Teresa López de Dicastillo y Méndez Testa, de la que enviudó sin descendencia. Era cuñada de su hermana Ángela e hija de Mateo López de Dicastillo, I conde de la Vega del Pozo, caballero de Calatrava, colegial mayor de San Ildefonso de Alcalá, consejero de Castilla, natural de Dicastillo (Navarra), y de Catalina Méndez Testa de la Lastra, casados el 20 de enero de 1681 en Madrid, parroquia de San Sebastián; nieta de Marcelo López de Dicastillo y Roldán, natural, regidor perpetuo y alcalde de Dicastillo, y de Jacinta López de Dicastillo, de igual naturaleza.

Y casó segunda vez en Madrid, el 2 de marzo de 1726, con Feliciana Álvarez de Bustamante y Esquivel, natural de Peñafiel y bautizada el 11 de marzo de 1706.[54]​ Era hermana consanguínea de Miguel Álvarez, canónigo de la Catedral de Segovia, dignidad de arcediano de Cuéllar y capellán de Almadrones,[55]​ y de Domingo Álvarez de Landázuri, también presbítero, que fue proveído por su cuñado el marqués para una capellanía que fundó. Estos eclesiásticos eran hijos de Jerónimo Álvarez de Bustamante, citado en el texto como padre de la marquesa, y de Alfonsa de Landázuri y Ocáriz, su segunda mujer, natural de Izurza en la merindad de Durango y señorío de Vizcaya.[56]​ Hija de Jerónimo Álvarez de Bustamante y González de la Vega, natural de Madrid y oriundo de Peñafiel, y de María Ventura de Esquivel y Arce, su primera mujer, nacida en Valladolid el 20 de julio de 1682 y que otorgó poder para testar en Peñafiel ante Melchor Muñiz el 9 de septiembre de 1708. Los padres de Feliciana casaron en Valladolid el 2 de agosto de 1703, previas capitulaciones otorgadas el día anterior y en la misma ciudad ante Juan García, y se velaron en Peñafiel el siguiente día 8. Era nieta materna de Francisco Félix de Esquivel y Aldana, caballero de Calatrava, colegial y rector del Mayor de San Bartolomé en Salamanca, del Consejo de S.M., alcalde de Hijosdalgo de la Chancillería de Valladolid, y su Oidor, natural de Ventosa (La Rioja),[57]​ y biznieta de Diego de Esquivel y Ugalde, natural de Vitoria, caballero de Santiago y Diputado General de la provincia de Álava en 1665.

Del segundo matrimonio nacieron dos hijos:

Sucedió hacia 1755 su hijo

III marqués de Santiago, señor de Uterviejo, caballero de Alcántara,[58]Gentilhombre de Cámara del Rey Carlos III, patrono de los conventos de la Concepción y de Agonizantes, y de la capilla de Belén del Hospital General, que nació en Madrid el 14 de mayo de 1727, testó en Madrid el 22 de enero de 1788 y murió antes de 1795. Siguió desempeñando el cargo de tesorero de Rentas de la Sal que también tuvieron su padre, abuelo y bisabuelo. Y aumentó mucho la pinacoteca formada por ellos, convirtiéndola en una de las mejores colecciones de pintura religiosa de la España de entonces. Incluía ya varios grecos, muchos y muy escogidos murillos,[59]​ y el Cristo en casa de Marta y María de Velázquez,[60]​ que actualmente está en la National Gallery de Londres.


Casó dos veces: primera en Ronda el 13 de junio de 1745 (las velaciones en Madrid el 9 de octubre de 1747) con Francisca de Paula de Jauche y Lasso de la Vega, V condesa de Zweveghem y IV marquesa de la Cimada, señora de muchos estados en Flandes[61]​ y mayorazga en la provincia de Málaga.[62]​ Natural de Sevilla, fue bautizada en San Pedro el Real el 7 de mayo de 1733 y murió en Madrid el 1.º de mayo de 1772. Era hija del Teniente General Carlos José de Jauche y d’Harchies de Ville, IV conde de Zweveghem, coronel de Guardias Valonas, caballero de Santiago,[63]​ comendador de Zagra y Cenete en el Reino de Granada, natural de Gante, y de Ana Francisca de Paula Lasso de la Vega y Castillo, III marquesa de la Cimada, natural y señora de la villa de Pizarra.[64]

Y segunda vez casó, con Real Licencia de 1776,[65]​ con María Antonia de Armendáriz y Acedo, natural de Pamplona, hija de Juan Esteban de Armendáriz y Monreal, III marqués de Castelfuerte, y de Manuela de Acedo y Jiménez de Loyola, su primera mujer, hija a su vez de los señores de Acedo, Loyola y Riocavado, y hermana del I conde de Echauz.

De la primera nació

Y de la segunda,


Sucedió su hijo primogénito (habido del segundo matrimonio)

IV marqués de Santiago, poseedor de las jurisdicciones, vínculos y patronatos de su padre, que nació en 1777 y murió mozo antes de 1798. En 1795 solicitó permiso a S.M. para viajar a Inglaterra.[66]​ Por entonces ya se titulaba marqués de Santiago, aunque tal vez no llegó a despachársele Real Carta pues murió poco después.

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Por la prematura muerte de Fernando Rodríguez de los Ríos y Armendáriz, sucedió antes de mayo de 1798 su hermana consanguínea (hija del primer matrimonio de su padre)

V marquesa de Santiago, VI condesa de Zweveghem y V marquesa de la Cimada, natural de Madrid. Recibió el bautismo en la parroquial de San Sebastián el 19 de mayo de 1764, testó en Madrid el 29 de enero de 1790 ante Tomás González de San Martín y murió el 1.º de julio de 1807. Se educó en el colegio de las Salesas Reales.[67]​ Tenía ocho años de edad cuando murió su madre, a quien sucedió en el condado de Zweveghem y demás feudos de Flandes y en el marquesado de la Cimada y mayorazgos de Málaga. Unos veinticinco años después, estando ya casada por segunda vez, heredó de su hermano menor el título y la fortuna paterna.[68]

Aumentó la colección familiar de pintura con nuevas adquisiciones, entre ellas varios goyas. El genio de Fuendetodos la retrató dos veces: primero de niña, por encargo de su padre, y de nuevo en 1804, año en que pintó los retratos a juego de Soledad y del marqués de San Adrián, su segundo marido. Representó a ambos al aire libre, siguiendo la moda inglesa neoclásica, probablemente en su quinta del actual barrio de Chamberí. El Retrato de la marquesa de Santiago se exhibe actualmente en el Museo J. Paul Getty de Los Ángeles (California).

Es innegable que Goya, en su Retrato del Marqués de San Adrián, plasmó certeramente la personalidad del segundo marido de Soledad. Pero no se puede decir lo mismo del que le hizo a ella. La lánguida mujer del cuadro, sin garbo ni atractivo, de mirada ausente, se nos antoja anodina y sin chispa vital. Nada más lejos del carácter de la marquesa de Santiago que nos revelan sus anécdotas.

El retrato sí da fe de sus rasgos físicos: Soledad era una mujer frágil, enfermiza y poco agraciada. Se pintaba mucho y carecía del porte y elegancia natural que traslucían otras grandes damas de su tiempo, incluso cuando —jugando a ser manolas— emulaban las costumbres populares.

Pero era viva de carácter e ingenio, hablaba con donaire y desparpajo: para todo tenía una réplica picante.

La condesa de Fernán Núñez, que no se llevaba bien con ella, le afeó un día el exceso de maquillaje:

—¡Jesús!, Marquesa, pareces mi coche nuevo.

Y la de Santiago le contestó:

—Y tú, Condesa, a las mulas que tiran del mío.[69]

Lady Holland, que la trató en su viaje por España y se hospedó en su casa de Aranjuez, la describe con frases muy significativas. La marquesa de Santiago le parecía «demasiado desenvuelta de modales y conversación». A causa de ello, «era mal admitida en sociedad por las damas». Lo que escandalizaba era el desenfado de la marquesa, no sus posibles liviandades. La duquesa de Alba o la marquesa viuda de Santa Cruz, por ejemplo, «podían haberse permitido ciertas licencias, pero jamás faltaban al decoro en su conversación y porte». En cambio la de Santiago, «según se dice, alardea de sus diversiones nocturnas». Consigna la Holland que Soledad era «inmensamente rica» y «muy derrochadora» y —nótese otra vez el contrapunto— que su marido navarro era un hombre «bien educado».[70]

La marquesa de Santiago fue una espléndida anfitriona. En su palacio madrileño de la carrera de San Jerónimo ofreció algunas de las fiestas más suntuosas celebradas en la corte de Carlos IV.[71]

Casó en su parroquia natal el 29 de enero de 1783 con Antonio María Bernaldo de Quirós y Mariño de Lobera, conocido como vizconde de las Quintanas,[72]​ natural de Oviedo, que fue bautizado en San Tirso el Real el 23 de diciembre de 1759 y murió en Madrid el 4 de julio de 1789. Era el hijo primogénito de Francisco Antonio Bernaldo de Quirós y Cienfuegos, a quien premurió, IV marqués de Campo Sagrado, señor de Villoria y del valle de Viñayo, alguacil mayor de Oviedo con vara de regidor, notario mayor de la Santa Cruzada de esta ciudad, donde poseía un hermoso palacio (hoy sede de la Audiencia), alférez mayor de Avilés y dueño de otro palacio en esta villa, colegial mayor de Santa Cruz de Valladolid, gentilhombre de manga y primer caballerizo del Infante Don Gabriel,[73]​ y de Francisca de Sales Mariño de Lobera y Pardo de Figueroa, natural de Pontevedra, hija de los marqueses de la Sierra y de Villafiel, condes del Arco y de Guaro.

Viuda de Antonio y con Real Licencia,[74]​ Soledad contrajo segundas nupcias en 1790 con un sobrino de su madrastra: José María Magallón y Armendáriz, marqués de San Adrián y de Castelfuerte, señor de Monteagudo, que durante este matrimonio obtuvo la grandeza de España de primera clase.[75]​ Fue alumno del Seminario de Nobles de Vergara, Procurador en las Cortes de Navarra,[76]​ Académico de la Real de Bellas Artes de San Fernando, amigo de Cabarrús, de Moratín[77]​ y de otros muchos ilustrados, y Gentilhombre de Cámara de Carlos IV con ejercicio y servidumbre desde 1804. Nacido en Tudela en 1763, era hijo de José María Magallón Beaumont de Navarra y Mencos, marqués de San Adrián y señor de Monteagudo, a quien sucedió en 1799, y de Josefa de Armendáriz y Acedo, de los marqueses de Castelfuerte (hermana de Antonia, la segunda mujer del III marqués de Santiago).

En 1807 falleció Soledad, dejando a su viudo una pensión vitalicia.[78]​ A raíz de su viudez y de la subida al trono de José Bonaparte, el marqués de San Adrián derivó de las simpatías ilustradas al afrancesamiento. Sirvió en Palacio como Chambelán y Maestro de Ceremonias del Rey Intruso, y éste le condecoró con la Orden Real de España. Acabada la Guerra de la Independencia hubo de exilarse a Burdeos, de donde regresó a Navarra tras el Pronunciamiento de Riego. Fernando VII le purificó en 1829 y pudo volver a la corte y al desempeño de Gentilhombre. El Retrato del Marqués de San Adrián, uno de los más logrados de Goya, se encuentra actualmente en el Museo de Navarra, en Pamplona.

Del primer matrimonio de la marquesa quedaron dos hijos:

Y del segundo marido fue unigénita

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Antes de exponer la línea de marqueses de Santiago del linaje Bernaldo de Quirós, hay que decir algo sobre la enmarañada sucesión de los marquesados de Campo Sagrado y Monreal.

Como queda dicho, el primer marido de la V marquesa de Santiago, Antonio María Bernaldo de Quirós y Mariño de Lobera, fue hijo primogénito del IV marqués de Campo Sagrado. Sin embargo, sus descendientes no heredaron este título, porque los llamamientos del mayorazgo agnaticio al que estaba vinculado no contemplaban el derecho de representación: postergaban al hijo del primogénito premuerto y preferían al tío, hijo supérstite del causante. En efecto, después de los días del IV marqués de Campo Sagrado, habiéndole premuerto el primogénito, no sucedió en la casa su nieto el futuro marqués de Santiago, sino su hijo segundo el Doctor José Benito Bernaldo de Quirós y Mariño de Lobera, que era clérigo, Maestre Escuela de la Catedral de Cuenca y Sumiller de Cortina de S.M. Tomó posesión del mayorazgo en 1790[82]​ y fue V marqués de Campo Sagrado, pero dos años después renunció en favor de su hermano siguiente: Francisco Bernaldo de Quirós y Mariño de Lobera, que fue el VI marqués. Este Francisco fue General muy destacado en la Guerra de la Independencia y Ministro de la Guerra, y murió sin descendencia en 1837. Se suscitó entonces un complicado pleito por la sucesión en el que fueron parte los marqueses de Santiago, pero que terminó fallándose a favor de otra línea de los Quirós.[83]

Estas vicisitudes coincidieron en el tiempo con la extinción de una línea menor de los Quirós, ocurrida en 1801 al morir sin sucesores agnados propincuos Joaquín Bernaldo de Quirós y Clarebout, marqués de Monreal, Grande de España. Este señor era también clérigo, canónigo de la Catedral de Sevilla y Sumiller de Cortina de S.M. En 1794 había recibido la grandeza de España para agregar a su título, que era incompatible con el de Campo Sagrado y se había sucedido en su varonía desde que fue creado en 1683. Como último descendiente de la línea directa, el canónigo designó para que después de sus días sucediese en este marquesado y grandeza a su lejano pariente agnado Antonio María Bernaldo de Quirós y Rodríguez de los Ríos, de quien se hablará en seguida.

De este modo, los sucesores en el marquesado de Santiago, aunque perdían el título de Campo Sagrado (con los señoríos de Villoria y Viñayo y el palacio de Oviedo), heredaban el de Monreal y su mayorazgo radicado en Torrelaguna, accediendo así a la grandeza de España, aunque también sobre esta casa hubo pleitos. Es muy de señalar que, al acumularse los marquesados de Monreal y Santiago, los titulares de ambas mercedes prefirieron llamarse marqueses de Santiago, pese a que Monreal comportaba la grandeza y era más antiguo.


Volviendo a la relación de los marqueses de Santiago, después de los días de Soledad Rodríguez de los Ríos, sucedió en 1808 su hijo del primer matrimonio

VI marqués de Santiago, VI marqués de Monreal, Grande de España, VII conde de Zweveghem y VI marqués de la Cimada, caballero de Montesa[84]​ y maestrante de Valencia, colegial del Real Seminario de Nobles de Madrid,[85]Prócer del Reino.[86]​ Natural de Madrid, fue bautizado en la parroquial de San Sebastián el 13 de noviembre de 1788 y murió el 31 de diciembre de 1836.

Casó con Real Licencia[87]​ en Madrid, parroquia de San José, el 16 de julio de 1808, con Hipólita Colón de Larreátegui y Remírez de Baquedano, de igual naturaleza, bautizada en San Pedro el 14 de agosto de 1788 y fallecida el 10 de enero de 1837. Era hermana única de Pedro de los mismos apellidos, duque de Veragua, e hija de Mariano Colón de Larreátegui y Ximénez de Embún, duque de Veragua y de la Vega, Grande de España, marqués de la Jamaica, Almirante de la Mar Océana y adelantado mayor de las Indias, grandes cruces de Carlos III e Isabel la Católica, consejero de Castilla y presidente de Hacienda, gentilhombre de Cámara de S.M. con ejercicio y servidumbre, natural de Granada, bautizado en Santa Ana el 2 de abril de 1742 y finado en Madrid el 18 de diciembre de 1821, y de María Guillermina Remírez de Baquedano y Quiñones, natural de Madrid, hija a su vez del marqués de Auñón, de la Rivera y de Andía, correo mayor de las Provincias Vascongadas.


Fueron padres de


Sucedió por Real Carta del 20 de septiembre de 1845[96]​ su hijo

VII marqués de Santiago, de Monreal y de la Cimada, Grande de España, VIII conde de Zweveghem,[97]caballero de Santiago,[98]maestrante de Valencia y Gran Cruz de Carlos III.[99]​ Natural de Madrid, fue bautizado en la parroquial de San Sebastián el 11 de julio de 1809 y murió soltero y sin descendencia en la misma feligresía el 23 de enero de 1848.


Sucedió por Real Carta del 16 de mayo de 1852[100]​ su hermano

VIII marqués de Santiago, de Monreal y de la Cimada, Grande de España, Mariscal de Campo, Segundo Comandante General de Alabarderos, Senador vitalicio del Reino,[101]caballero de Santiago,[102]​ Grandes Cruces de Carlos III y San Fernando, Gentilhombre de Cámara de S.M. con ejercicio. Nació en Madrid el 29 de junio de 1811, fue bautizado en la parroquial de San Sebastián el 1.º de julio y murió sin descendencia el 18 de julio de 1861.

Casó con Rosa Doz y Gordon, dama de la Reina, que nació el 28 de diciembre de 1812 y murió en Santander el 4 de agosto de 1875. Hija del teniente coronel Fermín Doz y Aguirre, caballero sanjuanista,[103]​ y de María Gordon y Archimbaud, de la casa de Wardhouse; nieta de Manuel Doz y Funes, caballero pensionado de la Orden de Carlos III, natural de Tarazona, colegial del Mayor de San Vicente Mártir de Huesca, presidente de la Real Chancillería de Granada y consejero de S.M. en el Supremo de Castilla,[104]​ y de María Josefa de Aguirre y Yoldi.


Sucedió por Real Carta del 7 de diciembre de 1861[105]​ su hermano

IX marqués de Santiago, de Monreal y de la Cimada, Grande de España, General del Ejército, caballero de Santiago,[106]​ Grandes Cruces de Carlos III, Isabel la Católica y San Hermenegildo, Senador vitalicio del Reino,[107]​ Jefe de la Casa Militar de la reina Isabel II en París, y su Gentilhombre de Cámara con ejercicio y servidumbre. Fue bautizado en la iglesia madrileña de San Sebastián el 21 de agosto de 1812,[108]​ y murió intestado en Santander el 21 de agosto de 1885. Parece que de niño le llamaban por su tercer nombre de pila: Enrique,[109]​ pero de adulto se quedó con Carlos.

Casó en Madrid, parroquia de Santiago y San Juan Bautista, el 14 de febrero de 1853, con Carolina Arenas y Mata, natural de Madrid, que falleció en Corella el 12 de mayo de 1884, hija de Pedro Arenas y de María del Carmen Mata.

Tuvieron por hijos a


Sucedió por Real Carta del 4 de octubre de 1887[115]​ su hijo

X marqués de Santiago y de Monreal, Grande de España, diplomático, Gentilhombre de Cámara de S.M. con ejercicio y servidumbre. Natural de Madrid, fue bautizado en San Martín el 26 de marzo de 1859 y murió sin descendencia en Río de Janeiro el 20 de abril de 1891.

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Después de los días de Salvador Bernaldo de Quirós y Arenas, el marquesado de Santiago vacó durante más de veinte años. Hasta que sucedió por Real Orden del 19 de julio de 1912 su sobrino (hijo primogénito de su hermano Manuel Bernaldo de Quirós y Arenas, marqués de la Cimada)

XI marqués de Santiago y de Monreal. En 1912, con anuencia de su padre, solicitó la sucesión en los marquesados de Monreal, con grandeza de España, y de Santiago. Ambas mercedes, por haber vacado desde 1891, habían incurrido en caducidad. Pero atendiendo a que el peticionario era sobrino carnal del causante, su solicitud fue tramitada como «Sucesión diferida», eximiéndole así de los requisitos de una «Rehabilitación». El 19 de julio de 1912 se dictó la Real Orden que mandaba expedir Carta de Sucesión a su favor en ambos títulos, pero no se llegó a cumplir porque en febrero de 1915 el interesado desistió de su petición ante el Ministerio de Justicia, y la Real Orden fue anulada. Es por tanto discutible que llegase a ser titular de dichas dignidades.

Casó con Eugenia Martín, de la que tuvo por hija a

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Sucedió por Real Carta del 31 de diciembre de 1915 su hermano

XII marqués de Santiago, nacido el 20 de agosto de 1895. En 1915, después del conato y desistimiento de su hermano Juan, solicitó para sí las mercedes de marqués de Monreal, con Grandeza, y de marqués de Santiago. El 27 de septiembre de dicho año se dictó a su favor Real Orden de Sucesión en ambas, pero solamente pagó los derechos correspondientes al marquesado de Santiago, del que se le despachó Real Carta en la fecha indicada. Un Real Decreto del 4 de enero de 1917 mandaba anular la Real Orden de Sucesión en el marquesado de Monreal dada a su favor, tras haber caducado sus derechos por falta de pago. Ese mismo año sucedió en dicha grandeza su primo Fernando Bernaldo de Quirós y Chaves.

Casó en Madrid el 10 de octubre de 1915, con Real Licencia del 19 de abril anterior, con Beatriz de Aguilera y González-Sancho, la cual falleció viuda y sin hijos el 1.º de diciembre de 1947.


Sucedió por Carta del 2 de marzo de 1951 su hermana

XIII marquesa de Santiago, que nació el 17 de marzo de 1886 y murió el 13 de julio de 1981.

Casó en 1916 con Leopoldo Lomba y Álvarez, Doctor en Derecho y en Teología, Alcalde de Hospitalet y Jefe Político del distrito de San Feliu de Llobregat durante la Dictadura de Primo de Rivera, fallecido en 1955.


Sucedió por Orden del Ministro de Justicia publicada en el BOE del 26 de agosto de 1982 su hija única

XIV marquesa de Santiago, que nació el 14 de enero de 1918 y falleció en Madrid el 21 de agosto de 2011.

Casó en 1941 con Enrique Bertolá y Marín, Profesor Mercantil, fallecido en Madrid el 6 de noviembre de 2002.


Sucedió por Orden del Ministro de Justicia del 26 de enero de 2012, publicada en el BOE del 9 de febrero, su hija

XV y actual marquesa de Santiago. Está casada con Felipe Pérez de Lema y Munilla. .

Según consta del expediente de Alcántara del III marqués de Santiago, los Rodríguez de la villa de Buitrago del Lozoya, y los Rodríguez de los Ríos, que provienen de ellos, traen: de plata, con cuatro palos de gules, y bordura de gules con ocho aspas de oro.

Rivarola les atribuye un escudo partido de los Ríos y Rodríguez que se puede blasonar así: Partido. 1.º De gules, tres ríos (o burelas ondadas) de oro. Bordura cosida con ocho cabezas de sierpe de oro. 2.º De oro, cuatro palos de gules, cortado de sinople con una venera de plata. Bordura de azur con ocho lises de oro. Ilustra esta composición con un grabado, y aduce las armas labradas en la sepultura de Juan Rodríguez de los Ríos, en el Oratorio de Sevilla, y un escudo «de madera dorada con sus colores» que había «sobre la puerta de la Capilla de San Joseph en la Iglesia de San Hermenegildo, de Padres Carmelitas Descalzos de Madrid».[24]





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