Martín Enríquez de Almansa y Ulloa (Alcañices, Toro o Valladolid, 1508/1511 – Lima, Perú, 12 de marzo de 1583), fue un político y militar español, IV virrey de Nueva España (1568-1580) y VI virrey del Perú (1581-1583).
No se conoce ni el lugar ni la fecha de nacimiento, aunque probablemente nació en Alcañices donde sus parientes más cercanos están enterrados, o en Toro. De sangre real, fue el tercer hijo de Francisco Enríquez de Almansa, I marqués de Alcañices y señor de la villa de Almanza, el cual era bisnieto paterno del infante Fadrique Alfonso de Castilla, quien a su vez era hijo del rey Alfonso XI. Su madre fue Isabel de Ulloa y Castilla, también parte de la familia real española por parte materna. Su padre creó el mayorazgo de Valderrábano el 19 de febrero de 1540. Su hermano mayor heredó el marquesado de Alcañices.
En 1568 el rey de España Felipe II convocó en Madrid a una Junta Magna de los miembros del Consejo de Indias, del Consejo de Castilla, entre otros magistrados y políticos, con el fin de tomar innovadoras medidas con respecto a la administración de los dominios de América, asunto que había sido postergado por la corona. Felipe II, hasta entonces absorbido por los problemas europeos, volcó de pronto su interés en sus colonias ultramarinas, con el fin de reforzar en ellas su poder. En dicha Junta se acordó la elección de Francisco Álvarez de Toledo como virrey del Perú y la de Martín Enríquez de Almansa como virrey de la Nueva España.
El gobierno de Martín Enríquez de Almansa en la Nueva España se inició el 5 de noviembre de 1568 y culminó doce años después, antes de ser promovido al virreinato del Perú. Diversos autores concuerdan en que esta larga administración fue hábil y benéfica. En un libro publicado en 1983, Antonio F. García-Abásolo ha estudiado los aspectos principales de este gobierno, basándose en abundante documentación (Martín Enríquez y la reforma de 1568 en Nueva España, Sevilla).
Quebrantada su salud por un largo mandato de más de una década, solicitó al rey Felipe II que lo relevara del cargo. Pero el monarca, queriendo aprovechar su experiencia en el manejo de los asuntos indianos, lo promovió el 26 de mayo de 1580 a los oficios de Virrey, Gobernador y Capitán General del Perú y Presidente de la audiencia de Lima. Debía sustituir en el mando al enérgico y exitoso Francisco Álvarez de Toledo, el organizador del virreinato peruano.
Ya achacoso, Enríquez se embarcó en el puerto de Acapulco el 9 de diciembre de 1580 y tras 85 días de viaje arribó al Callao, donde desembarcó el 4 de mayo del año siguiente. Luego entró a Lima bajo palio, tomando oficialmente posesión de su gobierno el 15 de mayo de 1581. En las cartas escritas por el virrey tras su instalación en el Perú puede descubrirse alguna traza de envidia o enfado por el sello demasiado personalista que su antecesor había impreso a las tareas administrativas.
Afectado por una apoplejía y parálisis muscular, el virrey falleció en Lima el 12 de marzo de 1583, cuando aún no había completado dos años en el gobierno. Durante sus exequias pontificó el obispo de Santiago de Chile, don Fray Diego de Medellín y pronunció la oración fúnebre el de La Imperial, don Fray Antonio de San Miguel (ambos entonces en Lima con motivo del Concilio provincial). En cumplimiento de su codicilo o disposición de última voluntad, donde nombraba como albaceas a los oidores de la audiencia limeña, su cadáver fue depositado en el Convento de San Francisco de esta ciudad. El arzobispo Mogrovejo (después elevado a los altares como Santo Toribio de Mogrovejo) puso el siguiente epitafio sobre su tumba:
El historiador peruano Rubén Vargas Ugarte ha escrito sobre este virrey lo siguiente:
Casado con María Manrique de Castilla, hija de Juan II Fernández Manrique de Lara, III marqués de Aguilar de Campoo y V conde de Castañeda, tuvo los siguientes hijos:
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