En la mitología hinduista, Maia Asura fue un gran rey y constructor-arquitecto de la antigüedad, perteneciente a las razas asura, daitia y raksasa.
El nombre o las leyendas sobre Maia no se mencionan en el Rig-veda (el texto más antiguo de la India, de mediados del II milenio a. C.). Su primera mención aparece en el Majábharata (texto épico-religioso del siglo III a. C.) y en la literatura kaviá.
Maia construyó su capital y la llamó Maia Rastra. Maiasura se menciona en el «Uttara-kanda» (‘capítulo final’) del Ramaiana. En el texto se especifica que Maia era hijo de la diosa Diti con Kasiapa (uno de los Siete Sabios), Maia fue padre de Mandodari, la bella esposa del raksasa Ravana, rey de Lanka.
Maia estaba versado en magia, astronomía y artes militares. Gobernó sobre la ciudad de Maiarastra. Se creía que Maia y su gente podían derretir las piedras para construir sus grandes maravillas arquitectónicas.
Según el Ramaiana y el Majábharata, muchos raksasas, asuras y daitias héroes de estas epopeyas hinduistas, consideraban que Maiasura era un héroe y su ancestro.
Maia diseñó y construyó una ciudad voladora, conocida como Tripura (tri-pura: ‘tres ciudades’). Estaba construida en oro, plata y hierro, y tenía partes en el cielo, en el aire y en la tierra.
La ciudad aparece mencionada ya en el Aitareia-bráhmana (2.11), el Shankaiana-bráhmana, el Shatápatha-bráhmana (6.3.3.25) y el Taitiríia-samjita (6.2.3.1)
Con esta gran ciudad, Maia dominó el mundo. Sin embargo, debido a su naturaleza impía, Tripura fue quemada y destruida por el poderoso dios Shivá. Maia pudo escapar de la destrucción, ya que era adorador de Shivá.
Cuando el rey-dios Krisna y su primo, el príncipe pándava Áryuna, incendiaron el bosque de Khandavá para poder construir su ciudad capital, quemaron también a todos los seres vivos que ocultaba este inmenso bosque. Pudieron salvar la vida de Maia, que vivía allí. El agradecido asura, que no sabía que los que habían provocado el incendio había sido Krisna y Áryuna, les ofreció sus servicios.
Entonces Krisna le ordenó a Maia que construyera un fabuloso palacio para el hermano mayor de Áryuna, el rey Iudistira, en la ciudad de Indraprastha, que se construiría allí. Maia construyó así la Maia-sabha (sala de Maia), el salón más famoso, hermoso y grande del mundo.
La sala tenía muchas características especiales inéditas, como varios estanques de agua sin bordes, rodeados de pisos altamente reflectantes, que se confundían fácilmente con la superficie del agua. Todos los visitantes de otros países, al entrar en la sala, caminaban cuidadosamente mirando el piso para no caerse en los estanques. El orgulloso príncipe Duriodhan, desacostumbrado a estas innovaciones arqutectónicas, no quiso inclinar la mirada, por lo que no vio el borde de uno de los estanques, que imitaba las guardas de las baldosas. Duriodhan cayó aparatosamente en el agua, lo que provocó las risas de todo el público presente. Como fondo tuvo que escuchar la aguda risa de Draupadi (la esposa de los cinco hermanos pándavas). Después, Duriodhan caminó con más cuidado que los demás, y esquivaba todas las guardas del piso que parecieran el borde de una piscina, lo que provocó más risas y burlas de Draupadi y todos los presentes.
Esta humillación pública fue la que generó el odio de Duriodhan, que desencadenaría la guerra de Kuruksetra, en la que morirán todos los familiares de los Pándavas ―incluido Duriodhan― y solo los Pándavas sobrevivirán.
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