Miguel Tacón y Rosique (Cartagena, 10 de enero de 1775-Madrid, 12 de octubre de 1855) primer marqués de Unión de Cuba, (después elevado a ducado), duque de la Unión de Cuba, fue un noble, marino y militar español, teniente general de la Real Armada, mariscal de campo del Ejército de Tierra y I duque de la Unión de Cuba.
En el mes de octubre de 1789 sentó plaza de guardiamarina en la compañía del departamento de Cartagena. Abandono la academia con el grado de alférez de fragata, el 5 de septiembre de 1791, ordenándosele embarcar y realizando cruceros, por los cabos de Santa María y San Vicente, puntos de recalada obligados por los buques provenientes de América. El 22 de noviembre de 1794, se le ascendió al grado de alférez de navío, con el que prosiguió como oficial subordinado, en cruceros y comisiones, sobre todo en aguas de la península ibérica.
Después de largas navegaciones por el Mediterráneo, el 5 de octubre del año de 1802, se le ascendió al grado de teniente de fragata, participó en el combate sobre la defensa de Orán embarcado en el jabeque Lebrel, pasando posteriormente ya como comandante de la goleta Furia, a ser parte integrante de las fuerzas sobre el gran bloqueo de Gibraltar. Participó en el desastroso combate de Trafalgar, por su valor reconocido, se le otorgaron los galones de teniente de navío en 1806.
Pasó destinado a las fuerzas que se dedicaban a hacer el corso contra los argelinos y los británicos, con lo que volvió a demostrar sus dotes de mando y su valor personal. Estando al mando del bergantín Vigilante, por una desgraciada maniobra, sufrió un abordaje con el navío de línea San Carlos, sufriendo una fuerte contusión en el tórax. Al recuperarse de esta lesión, se le destinó al ejército como capitán de infantería, pero con el grado interino y responsabilidades de teniente coronel.
En 1810 se le nombró Gobernador militar y político de Popayán, en Colombia, donde por aquellos días se produjo el levantamiento contra la Corona. Combatió con denuedo, pero ante la falta de efectivos y ayuda de la metrópoli, los insurrectos consiguieron ir ganando el terreno. En 1811, ya derrotado por los colombianos, se tuvo que refugiar en la ciudad de Lima, donde llegó con tan solo veinticinco hombres. Permaneció en aquellas tierras, prestando sus servicios en el Perú, hasta que le llegó la noticia de su ascenso a mariscal de campo, en 1819, y con ello el regreso a España, pues el virrey Joaquín de la Pezuela quería comunicar el estado de aquellas tierras al Gobierno, su falta de medios de todas clases para poder mantener su dominio, ya que comenzaba en ellas la revolución independentista.
El Gobierno lo nombró gobernador de la ciudad de Málaga, donde permaneció poco tiempo, pues se le ordenó en pasar con el mismo cargo a la ciudad de Sevilla, en 1823. Permaneció en esta ciudad hasta 1834, en que se le ascendió a teniente general y se le nombró, gobernador de la Siempre Fiel isla de Cuba, donde llegó y tomó el mando el 7 de junio de 1834.
El buen gobierno de la isla en materias cotidianas y de obras públicas, sobre todo en La Habana, gracias al celo del intendente Claudio Martínez de Pinillos, estuvo ensombrecido por los actos despóticos de Tacón y su fomento del comercio de esclavos. A su regreso a España en 1852, durante el reinado de Isabel II, fue nombrado senador.
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