Cartagena y La Unión son las dos principales ciudades con edificios modernistas de la Región de Murcia.
Según los estudios de Javier Pérez Rojas, el centro histórico de Cartagena resultó gravemente destruido por el bombardeo de tropas centralistas durante la revolución cantonal de 1873. Comienza después de esta fecha la tarea de reconstrucción de la ciudad. Coincide este final del siglo XIX con un extraordinario auge en la explotación de la Sierra minera de Cartagena-La Unión y con la formación, como consecuencia de esta actividad, de una potente burguesía acaudalada y deseosa de mostrar su pujanza y poder económico a través de la arquitectura.
La ciudad va a ser objeto de un profundo cambio conforme a las nuevas ideas urbanísticas y arquitectónicas en boga. La actual configuración del casco antiguo de Cartagena debe su fisonomía a esta época: se levantan palacetes, casonas de la burguesía, un nuevo ayuntamiento, una estación de ferrocarril, fábricas y centros de enseñanza en el nuevo estilo modernista, con modelos que fundamentalmente se inspiraban en el modernismo catalán.
De forma paralela, nació la ciudad de La Unión, vinculada a la explotación de las minas, y que guarda algunas obras relevantes del modernismo de la Región de Murcia.
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Pero es fundamentalmente con la llegada a Cartagena de Víctor Beltrí, y su primera obra, la Casa Cervantes, cuando la burguesía cartagenera se iba a volcar con los nuevos aires arquitectónicos que provenían de Cataluña: el modernismo. Las principales obras modernistas en Cartagena son:
Otras construcciones modernistas destacadas de la ciudad son el Pasaje Conesa (1891), el edificio Dorda Bofarull -popularmente Tárraga- (Beltrí, 1903), el edificio Clares (Mario Spottorno, 1906), el edificio Pascual de Riquelme (Tomás Rico, 1908), el antiguo Club de Regatas (Spottorno, 1912; tras ser destruido por un incendio fue sustituido por una réplica) y la nueva Pescadería (Tomás Rico, 1912).
Mención especial merecen las distintas edificaciones de la zona del puerto, como las de la Autoridad Portuaria (1925) y Aduanas (Maese Velasco, 1930).
Cartagena cuenta así mismo con algunas construcciones educativas de valor arquitectónico. Es el caso de las Escuelas Graduadas (Tomás Rico, 1900), el Patronato del Sagrado Corazón (Beltrí, 1900), la Casa del Niño (Beltrí, 1917-1929), La Casa de Misericordia (Beltrí, 1929) o las Escuelas de la Sociedad Española de Construcción Naval (Lorenzo Ros, 1924).
Otras construcciones civiles destacadas serían la Estación de Ferrocarril (diseñada por el ingeniero Rafael Peyroncely, 1909) y la Fábrica de Fluido Eléctrico Hispania (Oliver, 1900).
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