Morayma (Loja, 1467 - Laujar de Andarax, 1493) fue una noble granadina, la última reina de Granada como esposa de Boabdil.
Fue la hija de Aliatar, señor de Xagra, alcaide de Loja, primer mayordomo de la Alhambra y alguacil mayor del Reino de Granada.
Los cronistas de la época la describían de la siguiente manera:
Un poeta musulmán asegura que Morayma tenía «ojos grandes y expresivos en un rostro admirable, a través de las tupidas ropas adivinábanse unos hombros, unos brazos, unas caderas y un talle de clásicos y opulentos contornos».
A los quince años de edad contrajo matrimonio con Abū ʿAbd Allāh Muḥammad b. ʿAlī, conocido como Boabdil, el último rey de la dinastía nazarí que gobernó Granada.
Pocos días después de la boda, Muley Hacén, su suegro, encarceló a su hijo Boabdil y a ella la confinó en un carmen (en Granada una casa con huerto y jardín), cerca de Cuesta del Chapiz.
Después de la batalla de Lucena, donde murió su padre, Boabdil cayó prisionero y fue mantenido en cautiverio en Porcuna, se retiró de la vida pública con sus hijos. Fernando II de Aragón liberó a Boabdil, que tuvo bien ganado el mote de الزغابي Al-Zugabi, "el Desdichado", con la condición de que sus hijos fueran entregados en custodia.
Ella no volvió a ver a sus hijos hasta 1492 después de la conquista de Granada. Ellos eran:
A la caída de Granada, le fue ofrecido a su esposo un refugio en Laujar de Andarax, como rey de Alpujarra, allí residieron hasta su marcha hacia Fez, a finales del verano de 1493.
Falleció poco antes de que el resto de su familia partiera hacia Fez y fue enterrada en la mezquita de Mondújar, a la que ya habían trasladado, desde la Alhambra, los restos de los sultanes Mohámmad II, Yúsef I, Yúsef III y Abu Saad.
Cuando murió Morayma, según la costumbre musulmana, sus sirvientes lavaron su cuerpo y lo perfumaron con almizcle, alcanfor y otras sustancias aromáticas. Inmediatamente después, el cadáver fue envuelto en un sudario de color blanco sin coser ni en la cabeza ni en los pies. Tras este rito, Morayma fue colocada sobre unas parihuelas, cubierta con su hhaik (vestido). Un grupo de cuatro o cinco hombres, los de más confianza de Boabdil, portaron el cadáver junto a otro numeroso grupo de personas, se trataba del entierro de la reina, la última reina de Granada y única reina de la Alpujarra.
Llegados al cementerio y después de una breve oración, el cadáver fue colocado en la huesa sin ataúd. La inhumación de Morayma se realizó en una fosa estrecha donde el cadáver se colocó sobre la tierra mirando hacia La Meca. De esta forma, quedaba cumplido el deseo de Morayma de ser enterrada en Mondújar y con un estricto rito musulmán, ya que en vida y en su testamento dejó clara su profunda religiosidad.
Una vez depositado el cuerpo en su tumba, se colocó una laja de piedra y se construyó un túmulo de tierra formada por gradas de mortero o sillares de arenisca sobre la que reposaba una lápida.
Se supone que los restos de Morayma, así como los de algunos reyes y otros miembros de la familia real nazarita, fueron removidos y desperdigados al construir una variante de la carretera N-323, bajo la cual habrían quedado sepultados.
Morayma dejó parte de sus tierras a Hamet Aziguy, Helil Açogayar y Mahomat Almeyres para que la cuidaran y labraran. También dejó dicho que la mitad de lo obtenido por el cultivo de las tierras lo entregaran a la mezquita, al alfaquí y a sus mayordomos.
Pidió que se rezara dos veces por semana sobre su tumba.
El personaje de Morayma ha sido fuente de inspiración de diversos escritores entre ellos el autor romántico Francisco Martínez de la Rosa que escribió una tragedia en cinco actos sobre este personaje.
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