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Movimiento feminista en México



¿Qué día cumple años Movimiento feminista en México?

Movimiento feminista en México cumple los años el 19 de mayo.


¿Qué día nació Movimiento feminista en México?

Movimiento feminista en México nació el día 19 de mayo de 925.


¿Cuántos años tiene Movimiento feminista en México?

La edad actual es 1099 años. Movimiento feminista en México cumplió 1099 años el 19 de mayo de este año.


¿De qué signo es Movimiento feminista en México?

Movimiento feminista en México es del signo de Tauro.


El feminismo en México a menudo se divide cronológicamente en períodos de avance seguidos por estancamientos: el período revolucionario (1915-1925), la segunda ola (1968-1990, que alcanzó un pico máximo entre 1975-1985) y el período post-1990.[1]​ Mientras que el feminismo se puede definir como un conjunto organizado de filosofías y actividades dirigidas a crear, definir y proteger la igualdad política, económica, cultural y social en los derechos y oportunidades de las mujeres,[2][3]Marta Lamas y otras feministas advierten de que el movimiento de mujeres en México no se puede equiparar con el movimiento feminista en general.[4]​ Lamas, una líder feminista mexicana, lamenta que el movimiento feminista mexicano siempre ha sido débil y ha tenido dificultades en la era moderna para extenderse de la clase media de la Ciudad de México a la clase trabajadora y las mujeres rurales.[5]

En el período revolucionario, donde un espectro más amplio de mujeres de todo México buscaban el sufragio, el movimiento carecía de sofisticación y enfoque, evidente en el hecho de que las mujeres mexicanas no consiguieron el derecho al voto hasta 1953.[6]​ Las demandas de igualdad de las mujeres, para Lamas, surgen de una situación donde las mujeres intentan compaginar los compromisos del hogar y los puestos de trabajo mal pagados. Como la mayoría de las mujeres mexicanas de las clases superiores y medias disponen de ayuda doméstica, es más fácil que acepten los roles de género tradicionales.[5]​ Para muchas mujeres mexicanas, ayudar a otras mujeres a través de organizaciones de beneficencia y obras de caridad está en línea con su visión tradicional de la femineidad, mientras que un más enfoque radical podría toparse con desprecio e incluso con violencia.[7]

El nivel de educación femenina ha desempeñado un gran papel en el feminismo mexicano. En la mayoría de las culturas, las maestras estuvieron entre las primeras mujeres que entraron a formar parte de la fuerza laboral y lo mismo sucedió en México.[6]​ Muchas de las primeras feministas que emergieron de la revolución fueron maestras antes o después de la guerra,[8]​ así como las participantes en el Primer Congreso Feminista, realizado en México.[6]​ Las participantes en los enfrentamientos de México de 1968 que pasaron a formar el movimiento feminista de esa generación fueron principalmente estudiantes y educadoras.[9]​ Las consejeras que se establecieron dentro de los sindicatos después del terremoto de 1985 comprendían los aspectos jurídicos y políticos del movimiento obrero organizado. Se dieron cuenta de que para formar un movimiento sustentable y atraer a las mujeres de la clase obrera, era necesario utilizar la experiencia y conocimientos de las trabajadoras para crear un sistema práctico y funcional.[10]

Debido a que México fue dominado por un partido político durante 71 años, el papel de las mujeres como madres se politizó, marginando la participación política del feminismo en gran medida antes del año 2000.[11]​ Esta visión estrecha de las mujeres de vez en cuando contraponía los objetivos feministas a otras actividades que el movimiento también apoyaba. Por ejemplo, algunos programas a nivel estatal y nacional como los ofrecidos por el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia, ofrecen ayuda para el bienestar y alimentos a mujeres de bajos ingresos. Para recibir estos beneficios, el gobierno exige a las mujeres tomar clases de educación doméstica. Estos programas se enfocan en vincular a la mujer a las tareas domésticas o a labores poco cualificadas, sin evaluar si son apropiadas o necesarias en el mercado local. La «ceguera» sistémica en relación con el reconocimiento oficial del rol de la mujer no les permite a estas aportar su punto de vista a los programas diseñados para ayudarlas, ni permite el reconocimiento de los logros conseguidos a través de la organización y las protestas para conseguir el cambio.[12]

Según la medición del índice de brecha de género por país del Foro Económico Mundial de 2014, México ocupa el puesto 80 en igualdad de género.[13]

La mujer a lo largo de la historia ha pasado de ser reconocida como virgen, pura, musa una figura de admiración a ser simplemente la compañera del hombre. La mujer representaba el poder y el hombre representaba la fuerza.

Según el instituto nacional de antropología e historia el papel de la mujer en la sociedad mexica era:  “Su papel era de suma importancia, porque complementaba las funciones que el hombre hacía al exterior de la comunidad, como las guerras, las conquistas, los rituales públicos y el cobro de tributos; el sector femenino por tanto se ocupaba de las actividades internas, como los rituales hogareños, los códigos de comportamiento, el arte culinario, la administración de los bienes de la casa y el desarrollo económico de cada familia, al ser las encargadas de la producción de textiles y de diversos productos para el trueque”. (INAH, 2012)

Con el paso de los siglos el hombre se enseñó el factor principal de la reproducción convirtiendo así a la mujer en esclava, creando así una sociedad injusta que le dio el poder al hombre y dándole la autoridad sobre la mujer y su herencia. La mujer vivía humillada por el hombre donde no se le permitía nada más que servirle, bajo el yugo de la sociedad machista y patriarcal.

Inclusive durante el siglo XIX se podían encontrar refranes donde se podía notar el papel de la mujer en la sociedad en aquella época:

“Las mujeres no deben conocer más asuntos que los de la cuna y la cocina”

Con las guerras nacionales la mujer comenzó a tener un papel, como acompañar a los hombres a la lucha, brindarles atención, cuidados, alimentos, compañía y aliento, colaboraron en la construcción y reconstrucción del país y se convirtieron en un elemento muy importante para el país. Guerreras, rebeldes, fuertes y poderosas, poco a poco la mujer comenzó a rehacerse de nuevo un papel en la sociedad donde fuera reconocida por su inteligencia y arduo trabajo. Después de la independencia, grupos de mujeres sufragistas comenzaron su lucha para obtener los mismos derechos sobre la decisión política del país y fue hasta 1953 que a la mujer se le concedió el voto después de años enteros de lucha.



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