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Mutien-Marie



Muciano María (en francés: Mutien-Marie; nacido Louis-Joseph Wiaux; Mellet, 20 de marzo de 1841 - Malonne, 30 de enero de 1917), fue un miembro belga de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, reconocido como santo por la iglesia católica.

Nacido como Louis-Joseph Wiaux, fue el tercero de seis hijos de una familia católica de la Bélgica francoparlante.

Nace en Mellet, una pequeña población de Bélgica. Su padre, Juan Wiaux, era el herrero del pueblo, conocido por su jovialidad y caridad cristiana. Su madre, Elisabeth Badot atendía una tienda y una hospedería además de la educación y el cuidado de sus hijos que en total fueron seis. Luis José nació el 20 de marzo de 1841. De niño frecuentó la escuela del maestro Carlos Dandois que era respetado y admirado por la gente del pueblo. Luis José terminó la escuela a los once años y empezó a ayudar a su padre en la herrería. Pronto se despertó en él la vocación religiosa y pidió ingresar con los Hermanos de las Escuelas Cristianas que recientemente habían llegado a la vecina población de Gosselies. Sus mismos padres, viendo en ello una bendición de Dios, aunque les costaba alejarse de su hijo más querido, le dieron permiso. Siendo alumno del Colegio Lasallista de Gosselies, sus padres lo llevan al Noviciado de la ciudad de Namur a la edad de 15 años ante el hermano Noce, director de novicios.

El martes de pascua de 1856 ingresó como postulante en el noviciado de los Hermanos de la Salle. El 2 de julio de 1856, El 2 de julio recibió el hábito, ahí comienza el noviciado y toma el nombre de hermano Muciano María.

Su empleo será el de "campanero". Su formación espiritual crece a cada instante. Luego hizo sus primeros votos el 14 de septiembre de 1859. El Hermano Muciano María había tenido éxito en sus primeros años de magisterio.

En esos años tocaba al joven Hermano Muciano María hacer votos religiosos por 3 años. Pidió a la Comunidad ser admitido, pero fue rechazado por no dar la medida que ahí exigía el Director; gran dolor para un joven piadoso como era él. Sin embargo no se desanimó.

El Hermano Maixentis, buscó la manera de ayudar al joven Hermano. Pidió que el Hermano Muciano María pasara a su división y él se encargaría de prepararlo. En 1869, el 26 de septiembre hace su profesión perpetua. Después de breves experiencias apostólicas como profesor en Chimay y Bruselas, fue trasladado a Malonne al colegio de San Bertuino, uno de los mejores planteles educativos Belgas. Los primeros meses en aquel colegio fueron difíciles pues su preparación no estaba a la altura de las circunstancias.

Con la ayuda del hermano Maixentis, quien le dio clases de dibujo y música, se capacitó para desempeñar diversos oficios que le asignaron durante cincuenta y siete años que permaneció en aquel centro educativo.

Lo que más llamaba la atención del hermano Muciano María era su capacidad de oración y unión con Dios. Sin dejar de cumplir sus deberes de maestro de música y dibujo todos lo conocían como el hermano que oraba siempre y en todas partes.

Tenía una gran devoción a la Virgen María: con frecuencia se le veía arrodillado junto a su imagen que estaba en el jardín: a una de sus sobrinas escribió lo siguiente: “Viendo el papel que María asume en el gran negocio de nuestra salvación, no cesaré nunca de aconsejarte que acudas frecuentemente a la intercesión de esta divina Madre. Puedes estar segura de que ella se tomará la amorosa obligación de condescender a tus oraciones”.

Aunque durante su vida gozó de muy buena salud, llegó el momento en que las fuerzas se le agotaron y el médico le aconsejó retirarse de la vida activa. No podía faltar en su lecho de enfermo una visita de quien salvó su vocación y le proporcionó tantas ocasiones de santificación, en obediencia: el Hermano Maixentis. Conversó con el enfermo unos momentos y cuando salió decía a los que encontraba: "El Hermano Muciano María es verdaderamente un santo, su devoción a la Santísima Virgen ha sido tan grande, es un placer morir cuando uno está bien preparado como el Hermano Muciano María".

El Hermano Muciano da gracias a Dios por el Bautismo, por los momentos tan generosos de oración en toda su vida, de poderse llamar hijo de María, por la vocación invocada a Dios por las necesidades de su Patria: "Sagrado Corazón de Jesús, salva a Bélgica".

En medio de esta celebración de acción de gracias, de esta oblación de su vida al Señor, saludando a la Madre de Dios, orando como siempre, muere "el Hermano que ora siempre, el Hermano del Rosario, la Regla Viviente". Eran las 4 de la mañana del 30 de enero de 1917.

Su vida se resume en dos palabras: "Ora et labora"..., "Reza y trabaja"..., durante 60 años permaneció íntimamente unido a Dios en el ejercicio de su Misión.

A causa de la guerra, los funerales fueron sencillos y poco concurridos. El hermano Maixentis casi no se despegó del féretro y, sintiéndose solo, exclamó: “hermano Muciano, ven a buscarme”. Al día siguiente del sepelio del hermano Muciano también él murió. Rápidamente, numerosos peregrinos llegaban a su tumba, y, el 11 de mayo de 1926, sus restos fueron transferidos al pie de la torre de la iglesia. Desde 1980, sus reliquias reposan en una tumba de mármol blanco, en una capilla nueva, acompañado de un museo.

Beatificado en octubre de 1977 por el Papa Pablo VI. Canonizado el 10 de diciembre de 1989 por el Papa Juan Pablo II. El día de su canonización fue presentado como un ejemplo de vida de oración y de humildad cotidiana.

Del Hermano Muciano María:



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