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Nódulo tiroideo



El nódulo tiroideo es una neoplasia (protuberancia) intratiroidea, radiológicamente distinta al parénquima que la rodea[1]​ en la glándula tiroides, la cual está localizada en la base del cuello. La incidencia de nódulos en la tiroides se ha incrementado por el uso de la ecografía y descubiertos muchas veces de forma incidental.

Ocurren en un 15% de la población adulta y por palpación en un 10-41% La prevalencia se incrementa con la edad, y prácticamente el 90% de los casos se pueden encontrar en mujeres mayores de 60 años. La incidencia de malignidad de forma general es de 50 por millón en la población, el reto es determinar si el nódulo es de carácter benigno o maligno, sin embargo solo el 4%-8% de los nódulos detectados resultan malignos.[1]

Actualmente la mayoría de los nódulos tiroideos se pueden considerar incidentalomas tiroideos que son nódulos hallados mediante técnicas radiológicas realizadas en un estudio de otras patologías: ultrasonografía (US) o ecografía, tomografía axial computerizada (TAC), resonancia nuclear magnética (RMN) o tomografía por emisión de positrones (PET).

Los nódulos tiroideos pueden clasificarse: Por número:

Por actividad funcional:

Por su estructura interna:

Tipo de vascularización (Eco-Doppler):

Las causas más frecuentes de crecimiento uninodular son los adenomas, los nódulos coloidales, los quistes tiroideos y los carcinomas de tiroides. Otras causas poco frecuentes son las tiroiditis subagudas, las bacterianas, el linfoma tiroideo y las metástasis de otros carcinomas. El 10-15% de los nódulos únicos cursan con hipertiroidismo, siendo en ellos el riesgo de cáncer bajo. En la mayoría de las ocasiones se desconoce la etiología de los nódulos tiroideos, aun así, podemos aproximar la siguiente clasificación según distintas causas que pueden ocasionarlos:


Los factores asociados al aumento de riesgo de nódulos incluyen:

La mayoría de los nódulos tiroideos son asintomáticos. Los nódulos tiroideos son más comunes en las mujeres que en los hombres y las posibilidades de desarrollarlos se incrementan con la edad. Al abordaje se tiene en cuenta los principales diagnósticos diferenciales y las principales preguntas que se realizan van en torno a:

Un nódulo tiroideo tiene más probabilidades de ser canceroso si:

Los nódulos grandes pueden ejercer presión contra otras estructuras en el cuello, provocando síntomas como:

Los nódulos que producen hormonas tiroideas probablemente provocarán síntomas de hipertiroidismo, como:

Los nódulos tiroideos se encuentran algunas veces en personas que padecen la enfermedad de Hashimoto, la cual puede causar síntomas de hipotiroidismo como:

En todo paciente con nódulo tiroideo son esenciales una historia clínica y un examen físico completos;[1][2][3]​ lo mismo es válido para quien consulta por presentar una masa en el cuello o trae un reporte imaginológico en el que se encontró casualmente un nódulo tiroideo.

Es de suma importancia identificar la exposición a antecedenters personales como:

En el examen físico se debe hacer una inspección cuidadosa buscando signos de enfermedad tiroidea como oftalmopatía y bocio. La palpación del cuello debe incluir no solo las características de la glándula y del nódulo, sino también una búsqueda sistemática de adenopatías cervicales.[2]

El estudio de todo paciente debe incluir como mínimo una determinación del nivel de hormona estimulante de la tiroides(TSH). Se ha encontrado que el hipotiroidismo subclínico o clínico (TSH elevada) es un factor asociado a la presencia de malignidad.[4]

Si la TSH está suprimida, se debe medir la T4 libre y solicitar un estudio de gammagrafía.

La medición de calcitonina en todos los pacientes con nódulo tiroideo, pero por la baja frecuencia de cáncer medular de tiroides (prevalencia en nódulo tiroideo de 0,4% a 1,4%), se considera que solo se debe medir en los pacientes con historia familiar de este tumor o de neoplasia endocrina múltiple. La interpretación de la calcitonina sérica elevada es difícil por los múltiples modificadores de su concentración sérica y para mejorar su desempeño diagnóstico se requeriría la confirmación con la prueba de estímulo con pentagastrina o con calcio.

A todo paciente con nódulo tiroideo diagnosticado por métodos clínicos o imaginológicos se le debe hacer una ecografía de tiroides. Los siguientes datos ecográficos se consideran de utilidad para el diagnóstico de malignidad:[3]

La coexistencia de dos o más de estas características aumenta el riesgo de que haya cáncer de tiroides.

Estos hallazgos no son patognómicos de neoplasia, pero deben alertar al clínico y guiarlo en la decisión de solicitar aspirado del nódulo. Las siguientes son las indicaciones para el estudio citológico (1):


El BAAF para estudio citológico se debe hacer idealmente bajo guía ecográfica, porque así tiene mayor sensibilidad y ha demostrado disminuir el número de falsos negativos, principalmente en lesiones con componente mixto o quísticas complejas;[3]​ en los casos de enfermedad multinodular se debe hacer biopsia del nódulo dominante (el que presente características sugestivas de malignidad y no necesariamente del nódulo de mayor tamaño).

Siempre que se haya hecho el BAAF guiado por palpación con resultados no concluyentes, es obligatorio repetirlo bajo guía ecográfica.[3]

El médico puede recomendar la cirugía para extraer parte o toda la glándula tiroides si el nódulo:

Los pacientes con nódulos que estén produciendo demasiada hormona tiroidea se pueden tratar con yodo radiactivo, lo cual reduce su tamaño y actividad. A las mujeres embarazadas no se les debe administrar este tratamiento.

Tanto la cirugía para extirpar el tejido de la glándula tiroides (Tiroidectomía) como el tratamiento con yodo radiactivo conllevan riesgos de problemas de tiroides a largo plazo.

Para los nódulos benignos que no causan síntomas y no están creciendo, el mejor tratamiento puede ser:

Otro posible tratamiento es una inyección de etanol (alcohol) en el nódulo para reducirlo de tamaño.

Los nódulos tiroideos no cancerosos no son potencialmente mortales y muchos de ellos no requieren tratamiento. Los exámenes de control son suficientes.

El pronóstico para el cáncer de tiroides depende del tipo de cáncer.





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