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Nanas de la cebolla



Nanas de la cebolla fue un poema escrito por Miguel Hernández en 1939, durante la Guerra Civil Española.

Miguel Hernández, autor de la Generación del 36 (aunque muchos lo consideran de la generación anterior, como Dámaso Alonso, que lo llamó "genial epígono" de la Generación del 27) le dedicó estas “canciones de cuna” a su segundo hijo, Manuel Miguel, mientras se encontraba el poeta preso en la cárcel de Torrijos (lo que hoy es la calle del Conde de Peñalver, esquina con la calle Juan Bravo). Después de que el poeta recibiera una carta de su mujer, donde contaba que solo tenían pan y cebolla para comer, escribió las Nanas de la cebolla, que mandó como respuesta.[1]

Este poema cierra el Cancionero y romancero de ausencias, que el autor empieza en la cárcel, en trozos de papel higiénico, en 1938, y que se publicó en Buenos Aires, Argentina, después de su muerte en Alicante.

El poema está compuesto por seguidillas. Son versos concisos, rápidos y directos, para dar espontaneidad, como si hubiera sido precipitado, sin haberlo meditado demasiado, y captar la atención del lector.

El tema principal es la familia, a la que no puede proteger ni ayudar por estar encarcelado, el desánimo por encontrarse lejos, y por temerse que no volverá a verlos. Además, el poema es un mensaje de ánimo para su hijo, para que siga adelante, ría y tenga esperanza.

En el texto se pueden diferenciar dos partes:

En la primera, hasta el verso 49, se ve la impotencia por no poder ayudar a su mujer y a su hijo recién nacido, mezclado con ánimos para continuar, a pesar de todo lo que están viviendo.

En la segunda parte, Miguel Hernández anima a su hijo a superarse, a reír y aprovechar la niñez y la vida; le recuerda que a él le está ayudando a seguir adelante.



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