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Neovison vison



Mustela vison

El visón americano (Neovison vison) es un mamífero carnívoro de la familia de los mustélidos que se asemeja a la marta. Tiene la cabeza ancha, orejas muy cortas y pelaje lustroso de color pardo uniforme, con una raya más oscura en el dorso y patas cortas con pies anchos. Su piel es muy estimada por la industria peletera.

Puede ser transmisor de la plasmocitosis o enfermedad Aleutiana del Visón (ADV) causada por un parvovirus, que confiere a los ejemplares portadores de un determinado gen una importante deficiencia inmunitaria que llega a causar la muerte. Los ejemplares infectados que no poseen este gen, sin desarrollar la enfermedad son portadores de la misma, pudiendo transmitirla a otros mustélidos, especialmente visones europeos y americanos. También se ha detectado una versión modificada del virus SARS-CoV-2 en visones, con la posibilidad de generar contagios de visones a humanos.[2]​ Esto ha llevado a su sacrificio masivo en países como Dinamarca y España.[2][3]

El área de distribución originaria del visón americano, como especie autóctona, es Neártica y se limita a Norteamérica, exceptuando el Norte del Círculo Polar Ártico, la zona meridional de Estados Unidos y México.[4]

A finales del siglo XIX el comercio de la piel de visón americano condujo al inicio de su cría en cautividad en América del norte (Canadá y Estados Unidos), para la producción comercial de sus pieles, siendo las primeras referencias de 1866-67 (Dunstone, 1993).[4]

En Europa, la especie fue introducida en 1920 debido al traslado de la industria peletera de América del Norte a dicho continente. Durante la primera mitad del siglo XX la antigua Unión Soviética realizó liberaciones en el medio natural de más de 30.000 ejemplares de visón americano. Al no haber ningún tipo de control, estos fueron ocupando territorio del continente hasta ocupar alrededor de 12.530 km de ríos en todo el territorio español.[5]

En Argentina, la especie fue introducida durante 1930 con la intención de explotar sus pieles. Fue liberada en la década de 1970 en el centro patagónico, pero la ausencia de predadores le facilitó al visón la tarea de expandirse  hacia el norte y ocupar desde Neuquén hasta Tierra del Fuego. Aún no se sabe la cantidad precisa de individuos que se encuentran el país.[6]

En Chile, el visón americano fue introducido a la Región de Magallanes en la década de 1930. Desde la liberación de los individuos de visón como resultado de la crisis de la industria peletera, el visón ha continuado expandiendo su rango de distribución en el país. Su rango de distribución actual va desde la Región de La Araucanía por el norte hasta la Región de Magallanes por el sur. Sin embargo, existen territorios aislados en los que no se ha detectado presencia de visón americano debido a barreras biogeográficas. El último territorio en donde se ha registrado visón americano fue el Archipiélago de Chiloé (Región de Los Lagos) en el año 2013, suponiendo que su avance hasta el archipiélago pueda haber sido a través de embarcaciones.[7]

Los problemas asociados con la introducción del visón americano recaen especialmente sobre presas potenciales (escasas, amenazadas y protegidas) y sobre posibles competidores por el hábitat, el refugio y las presas, sin olvidar la posible transmisión de enfermedades infecciosas. Pueden tener un impacto negativo sobre la fauna local, sobre las aves de corral y sobre los animales domésticos; aunque el verdadero alcance de dicho impacto no está claro en algunos casos.[8]

A pesar de todos los relevamientos que han hecho hasta hoy, sigue siendo difícil estimar la cantidad de individuos que están presentes en el país, pero sí se sabe que significan un gran peligro para las aves que suelen vivir en las proximidades del agua, como cauquenes, macáes, cisnes de cuello negro, patos y otras aves anfibias. Quien más siente esa amenaza es el Macá Tobiano, una especie endémica en serio peligro de extinción, ya que en una sola noche, un ejemplar de visón puede matar a más de 30 de estas aves.

Para disminuir el impacto del visón sobre las especies nativas en el sur del parque nacional Los Glaciares y la cuenca media del Río Santa Cruz, se está implementando un plan de control junto a Parques Nacionales, la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación Argentina, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la Sociedad Zoológica de Londres y el Consejo Agrario Provincial de la Provincia de Santa Cruz. Consiste en la captura de estos animales por medio de trampas y perros rastreadores, transectas de signos, huelleros y cámaras trampa.[6]

Chile dispone de todos los tipos de medios acuáticos, desde ríos y arroyos, a humedales con alta cobertura vegetal y disponibilidad de recursos tróficos, sitios que pueden llegar a constituir hábitats adecuados para la rápida dispersión del visón americano. Adicionalmente, una de las fuentes de ingreso económico de la población rural (residente en los posibles hábitats) radica en la crianza y comercio de aves de corral, las cuales son presas del visón americano. Los impactos potenciales, por lo tanto, se ciernen sobre la biodiversidad, los ecosistemas, la economía y la calidad de vida rural.

Se propone el control de las poblaciones cercanas a la isla de Chiloé mediante el trampeo continuo, como se ha presentado en casos exitosos en Escocia, Reino Unido y Finlandia. Actualmente es necesario seguir la evolución de esta especie, procurando evaluar si esto es un escenario de colonización o el reporte de un único individuo. A partir de este punto, se pueden tomar medidas que resguarden la biodiversidad de la isla de Chiloé mediante la continuidad de esfuerzos de captura y criterios científicos aplicados al contexto geográfico y al estado de avance de esta posible invasión biológica. [7]

La presión que el visón americano ejerce sobre sus primos ibéricos los desplaza, y lo hace con mucho éxito. La invasión de visón americano ha sido, de hecho, el principal motivo por el cual el europeo se encuentra en esa desagradable lista, encabezada por el lince ibérico, de los mamíferos carnívoros más amenazados del planeta.

Debido a su potencial colonizador y de constituir una amenaza grave para las especies autóctonas, los hábitats o los ecosistemas, esta especie ha sido incluida en el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, regulado por el Real Decreto 630/2013, de 2 de agosto, estando prohibida en España su introducción en el medio natural, posesión, transporte, tráfico y comercio.​ En el año 2013 el gobierno español anunció un plan para su erradicación.[8]



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