Niebla es un municipio y localidad española de la provincia de Huelva, en la comunidad autónoma de Andalucía. Cuenta con una población de 4116 habitantes (INE, 2020). Durante el Califato de Córdoba fue capital de la cora homónima y durante los primeros, segundos y terceros reinos de taifas, fue el centro de la Taifa de Niebla, que abarcaba un territorio mucho mayor que el actual término. Con una extensión superficial es de 223,62 km², se encuentra situado a una altitud de unos 45 m sobre el nivel del mar y a 28 km de la capital provincial, Huelva. Dispone de un importante conjunto monumental histórico.
Niebla ha tenido una gran importancia dentro de la región de Andalucía, con gran peso en su historia a través del establecimiento de distintos pueblos y culturas. Fruto del paso de estos pueblos, Niebla ha recibido numerosos nombres: los tartesios la llamaron Ilípula, los romanos Ilipla, los visigodos Elepla, los musulmanes Lebla y los castellanos Niebla.
Niebla se puede considerar la capital histórico-cultural de esta zona peninsular, si bien a lo largo de los últimos siglos perdió gran parte de su relevancia. Su antigüedad se remonta hasta los comienzos de la Edad del Hierro, apareciendo en sus alrededores numerosos restos neolíticos y necrópolis dolménicas (Dolmen de Soto y Dólmenes de la Hueca). Durante la cultura tartésica se mantuvo un rico comercio. De esta época data un importante anillo de oro, en que se representa quien parece ser una diosa o cuidando de un niño. Con el pueblo fenicio fue importante por la riqueza minera de sus alrededores y por sus facilidades de comunicación, a través del río Tinto, entonces navegable hasta las mismas puertas de la ciudad.
En la época romana pasaba por Niebla la calzada que unía la desembocadura del río Guadiana con Itálica. Por su importancia económica, política y administrativa en ese momento, ganó el derecho de acuñar monedas y sus murallas tartésicas fueron reforzadas y ampliadas. Posteriormente, durante la dominación visigoda, fue una ciudad de gran prestigio civil y militar, y llegó a constituirse en importante sede episcopal.
En el año 713 fue ocupada por los musulmanes, pasando a ser una de sus kuras (unidad administrativa similar a la provincia). Fue reino de taifa independiente desde 1023, durante la desintegración del califato de Córdoba, hasta que en 1053] fue conquistada por el reino taifa de Sevilla. Posteriormente fue sometida por los almorávides y, en 1155, por los almohades tras un cruento asalto. En 1234 recuperó su independencia bajo Ibn Mahfot, extendiendo sus dominios desde la desembocadura del Guadalquivir por el este hasta el cabo de San Vicente por el oeste, e incluyendo gran parte del Algarve actualmente portugués. En 1262, tras un asedio de nueve meses, Alfonso X de Castilla conquistó la ciudad. En el asedio se utilizó por primera vez la pólvora con fines bélicos en Occidente; empleándose bombardas. El rey castellano permitió a la población musulmana seguir residiendo en la ciudad, al contrario de lo que había ocurrido tras la conquista violenta de otras ciudades andalusíes. Posteriormente Alfonso X le concedió un Fuero Real con el fin de obligar a su repoblación cristiana, y en 1369 pasó a ser Condado de Niebla a favor de la Casa de los Guzmanes, posteriormente duques de Medina Sidonia, hecho que propició su segunda etapa dorada, con la construcción de templos, palacios y el asentamiento de órdenes religiosas.
En 1508, Fernando II de Aragón, rey de facto de Castilla en lugar de su hija Juana, reclamó al ducado de Medina Sidonia la entrega inmediata de todos sus castillos a la Corona. Todos los alcaides de los castillos obedecieron a excepción del de Niebla, que mantuvo obediencia a su duque. El rey Fernando envió a un ejército de unos 1500 hombres a que tomase la ciudad. El asalto no se llevó finalmente a cabo porque el ducado capituló, pero ello no evitó que las tropas saquearan la ciudad rendida y mataran a gran parte de la población, en lo que se ha pasado a la historia como el saqueo de Niebla.
A partir del siglo XVII, Niebla comenzó un paulatino proceso de decadencia y de descenso en su población, provocado por el caciquismo y despotismo feudal al que eran sometidos los ciudadanos de aquella época. Al mismo tiempo crecían los municipios y pedanías aledañas, auspiciados por estos condes que posteriormente independizaban. El terremoto de Lisboa de 1755, que tan gravemente afectó al oeste andaluz, arruinó gran parte del patrimonio de la ciudad y puso un punto y aparte en su riqueza histórica y artística.
En el siglo XIX el condado de Niebla fue extinguido y la ciudad pasó a ser un municipio de la provincia de Huelva. Durante el último tercio del siglo XIX se produjo la llegada del ferrocarril al municipio. En 1875 entró en servicio el ferrocarril de Riotinto, que enlazaba Huelva con la cuenca minera de Riotinto-Nerva y contaba con varias estaciones en el término municipal. Cinco años después se puso en servicio la línea Sevilla-Huelva, que también contaba con una estación propia en Niebla. Además, en 1896 se instaló en la zona de Las Mallas una estación de empalme para permitir los intercambios de mercancías entre los trenes de las líneas de Riotinto y Sevilla-Huelva. La actividad ferroviaria se mantuvo muy activa hasta la clausura de la línea de Riotinto, en 1984, que supuso el cierre y desmantelamiento de sus instalaciones en Niebla.
En 1982, fue declarada Conjunto Monumental Histórico-Artístico.
Está ubicada a orillas del río Tinto, en la comarca denominada Tierra Llana, una llanura de transición entre la costa y El Andévalo. Está cruzada por la carretera nacional Sevilla-Huelva, tiene acceso desde la autopista del Quinto Centenario, que conecta también esas dos ciudades, y cuenta con apeadero de tren en la línea que lleva a los mismos destinos. Sus coordenadas geográficas son 37º 21' N, 6º 40' O.
Número de habitantes en los últimos años:
Niebla depende sobre todo de la industria, al contrario que el resto de municipios de su entorno, donde predomina la agricultura. Cuenta con varias fábricas y un polígono industrial, un centro logístico de transportes y varios talleres de carpintería metálica. En cuanto a la agricultura, poca gente vive de ella y más bien de su manufacturado, en empresas. También cabe destacar la artesanía, con talleres como "La Empleíta", donde se realizan trabajos con hojas secas de la palma, o la producción de tamboriles.
Deuda viva del Ayuntamiento de Niebla en miles de Euros según datos del Ministerio de Hacienda y Ad. Públicas.
Aunque mermado por los avatares de su historia, Niebla posee un rico patrimonio que ha heredado de culturas muy diversas con el paso de los siglos. Su estampa más famosa son sus murallas almohades de origen tartésico, el mayor recinto de este tipo en Europa y el mejor conservado.[cita requerida] Toda la villa intramuros ha sido declarada conjunto histórico monumental. Actualmente el ayuntamiento está regenerando la rivera fluvial del río Tinto con pasarelas que en ocasiones pasa por encima de las aguas del Tinto.
Cercanos a Niebla se encuentran los dólmenes de su época prehistórica, como el de Soto, actualmente en término de la vecina Trigueros, y restos neolíticos en la zona de Los Bermejales. De época romana conserva restos (no fáciles de encontrar) de numerosas construcciones como su calzada, un acueducto y unas termas, así como la base de muchos paños de su muralla, donde se aprecia la traza romana. De igual forma, la herencia de Roma quedó en la base y aspecto de su famoso Puente Romano (bastante reformado), y en los restos de una basílica. De la época visigoda se conservan vestigios de la catedral paleocristiana, la silla episcopal y piezas ornamentales de interés.
De su pasado andalusí destacan por encima de todo las imponentes murallas que la encierran por completo, así como sus bien conservadas puertas (de Sevilla, Embarcadero, Agua, Buey, Socorro y Agujero) y la mezquita, convertida en la iglesia de la Granada, donde se observan perfectamente su alminar, el patio de abluciones y unos hermosos arcos.
De la época cristiana se conservan varias iglesias, como Nuestra Señora la Granada, de estilo gótico-mudéjar, antigua mezquita, y la iglesia de San Martín, antigua sinagoga, que fue brutalmente separada en dos para que los coches pudieran circular por en medio. Esta iglesia tiene en su interior una talla de un Cristo atado a la columna de gran devoción en la localidad. Asimismo, destacan el edificio del hospital Nuestra Señora de los Ángeles, así como el castillo de los Guzmanes, donde todos los veranos, en los meses de julio y agosto, se celebra el Festival de Teatro y Danza Castillo de Niebla. También podemos encontrar la Capilla de los Santos Mártires Walabonso y María, patronos y protectores de la ciudad. A cinco kilómetros de Niebla, se encuentra la ermita de Nuestra Señora del Pino, del siglo XX y de diseño andaluz. Así mismo, entre tantos otros monumentos se conserva un rollo de justicia.
Buena parte de patrimonio que se ha perdido a lo largo de la historia por diferentes circunstancias, como terremotos o abandono: iglesias como San Miguel y Santiago (ambas intramuros), la de San Lorenzo y diversos conventos y ermitas de los que nada queda; además desaparecieron muchas casas solariegas.
La semana sigue con el Domingo de Ramos, en el que tiene lugar una procesión de ramos acompañada de niños vestidos de hebreos se traslada desde la Iglesia de San Martín hasta la de Nuestra Señora de la Granada. El Miércoles Santo sale la procesión del Nazareno y María Santísima de los Dolores. Asimismo, el Viernes Santo procesiona el solemne Santo Entierro, en total silencio, con el cuerpo yacente de Cristo, por las estrechas calles del centro acompañado con nazarenos de túnica negra, botonadura y cordón negro, zapatos del mismo color y cirios morados en señal de luto, junto con mujeres de mantilla, y las autoridades locales, hermandades de gloria y clero.
El Festival de Teatro y Danza "Castillo de Niebla", que viene realizándose ininterrumpidamente desde 1985, está considerado uno de los más destacados de la temporada estival. Tiene como escenario el tradicional Castillo de los Guzmanes, una obra arquitectónica de origen romano que ha sufrido numerosas reformas por parte de sus sucesivos ocupantes: visigodos, árabes y cristianos.
La localidad posee una banda municipal de música, que fue fundada en 2008 por Ana Marta Montaño, José Sánchez Moguel y, como ayudante, María del Carmen Toro. La banda se dedica a tocar marchas, pasodobles y obras.
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