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Palacio de Peñaflor (Écija)



El palacio de Peñaflor, conocido también como los “balcones largos”, es un palacio urbano español del siglo XVIII de estilo barroco, situado en Écija, en la provincia de Sevilla, Andalucía.

El palacio fue construido entre los años 1700 y 1775. Está declarado como “Monumento Histórico-Artístico” desde 1962 y protegido como Bien de Interés Cultural. El palacio fue residencia de la familia de Peñaflor hasta 1958, cuando falleció la marquesa viuda sin descendencia. Desde entonces los bienes fueron administrados por la Fundación de los Excelentísimos Señores Marqueses de Peñaflor y de Cortes de Graena

Su archivo histórico es de un valor incalculable. En 1958 la marquesa viuda de Peñaflor legó el palacio y todos su bienes para su restauración y puesta en valor, si bien nunca llegó a cumplir sus últimas voluntades y se vendieron tierras y palacio, este último en 1992 al Ayuntamiento de Écija.

El edificio está situado en la antigua calle de los Caballeros y destaca por sus formas curvas y por la profundidad que crea la fachada. Su tendencia horizontal se rompe con la verticalidad de la portada, que es de gran monumentalidad: adintelada con columnas sobre basamento que sostienen un frontón mixtilíneo que alberga en su interior el escudo de sus fundadores. En el segundo cuerpo se abre un balcón que servía para que los Marqueses hicieran sus apariciones públicas. El balcón, flanqueado por columnas salomónicas sobre cabezas de leones, acentúa el carácter barroco. La torre-mirador, cuadrada, también contribuye a romper la horizontalidad del edificio.

El palacio se organiza en torno a un patio central de mediados del s.XVIII rodeado por todas las habitaciones de la vivienda distribuidas en una planta baja y otra superior, teniendo veinte columnas de mármol blanco con bellos capiteles En el centro una elegante fuente de mármol con doce caños que se suma a otras muchas repartidas por la casa, bajo la galería que forman los arcos, un original friso que cubre la parte baja, formado a base de placas de mármol negro de Córdoba, mármol rosa de Cabra y ágata de Lanjarón.

De gran interés artístico es la decoración de la escalera de acceso a la planta alta: tres arcos de medio punto apoyando en dobles columnas sobre pedestales preceden la cúpula de media naranja que cierra la caja de la escalera. La cúpula, dividida por ocho costillas que se unen en el centro por un florón, se decora toda con yeserías. Los elementos que aparecen son querubines, conchas, hojas de acanto e incluso dos estípites a ambos lados del retablo de Ntra. Sª. del Rosario. Es un programa decorativo realizado por Cristóbal Portillo a finales del siglo XVIII

En su interior tiene espaciosos salones, luciendo algunos de ellos airosos cupulines con delicados rosetones y rica marquetería. Son importantes sus caballerizas con bella portada de estilo dórico y en sus interior tres naves con bóveda de arista sobre sólidas columnas.

Es famoso su largo balcón corrido que sigue la curva de la calle, donde figuran pinturas al fresco policromadas, de paisajes con perfiles y marcos arquitectónicos y trompe l'oeils, obra del artista madrileño Antonio Fernández. Contiene bellos trabajos de escayola y todo su mobiliario original.

A pesar de estar catalogado como Monumento Nacional, el palacio fue objeto de un intento para ser convertido en hotel. Suspendido el proyecto, durante algunos años estuvo en estado de abandono y ruina y sujeto a un preocupante deterioro. Afortunadamente, el edificio fue objeto de una restauración que, en su primera fase, se ocupó de la fachada, torreón, caballerizas y escalera abovedada, y en su segunda fase (2019)del patio principal. Actualmente se busca financiación para iniciar una tercera fase para la recuperación de las habitciones adyacentes al patio principal.



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