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Pandemia de gripe A (H1N1) de 2009-2010



La pandemia de gripe A (H1N1) de 2009-2010[2]​ fue una pandemia causada por una variante del Influenzavirus A (subtipo H1N1), que surgió en 2009. Las denominaciones gripe A (H1N1), usadas por numerosos medios de comunicación, pueden dar lugar a confusiones, ya que ha habido otras pandemias de gripe A (H1N1) en épocas pasadas. Por esta razón, este virus fue conocido oficialmente por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como Virus H1N1/09 Pandémico, haciendo referencia al año de su aparición. La enfermedad causada por esta nueva cepa viral es conocida como gripe porcina (nombre dado inicialmente), gripe norteamericana (propuesto por la Organización Mundial de la Salud Animal)[3]​ y nueva gripe (propuesto por la Unión Europea),[4]​ nombres que han sido objeto de diversas controversias. El 30 de abril de 2009, la OMS decidió denominarla gripe A (H1N1).[5][6]​ Esta es una descripción del virus: la letra A designa la familia de los virus de la gripe humana y de la de algunos animales como cerdos y aves, y las letras H y N (hemaglutininas y neuraminidasas) corresponden a las proteínas de la superficie del virus que lo caracterizan.

El origen de la infección es una variante de la cepa H1N1,[7]​ con material genético proveniente de una cepa aviaria, dos cepas porcinas y una humana[8]​ que sufrió una mutación y dio un salto entre especies (o heterocontagio) de los cerdos a los humanos,[9]​ para después permitir el contagio de persona a persona.

El 11 de junio de 2009, la OMS la clasificó como de nivel de alerta seis; es decir, "pandemia en curso". Para poder clasificar una enfermedad a dicho nivel, debe verse involucrada la aparición de brotes comunitarios (ocasionados localmente sin la presencia de una persona infectada proveniente de la región del brote inicial).[10][11]​ Sin embargo, ese nivel de alerta no define la gravedad de la enfermedad producida por el virus, sino su extensión geográfica.

El 18 de septiembre de 2010 la OMS anunció el fin de la pandemia, 1 año después y luego de haberle dado la vuelta al mundo. La pandemia tuvo una mortalidad baja, en contraste con su amplia distribución (11-21 % de la población mundial infectada),[12]​ dejando tras de sí entre 150 000 y 575 000 víctimas.[13][14]

Esta tabla recopila información proveniente de datos oficiales de la OMS, por pruebas de laboratorio, suministrada por los países involucrados. Aún así puede contener errores o estar desactualizada.
La proporción de muertes por A/H1N1 confirmadas dentro del total de muertes es desconocida. Véase precisión de los informes de datos para más detalles.
Téngase en cuenta que en los países con contagios comunitarios sólo se toman muestras en los casos de riesgo.

Las autoridades mexicanas atribuyeron este aumento a una "gripe de temporada tardía", la cual coincide normalmente con un ligero aumento del Influenzavirus B[16]​ hasta el día 21 de abril,[17][18]​ cuando los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos dieron la voz de alarma a los medios acerca de dos casos aislados de una nueva gripe porcina.[19]​ Los dos primeros casos confirmados fueron dos niños residentes en los Estados Unidos (una niña de 9 años en el condado de Imperial, California[20]​ y un niño de 10 años en el condado de San Diego) que enfermaron el 28 y 30 de marzo respectivamente, no habiendo tenido ningún contacto con cerdos ni antecedentes de haber viajado a México.[21]​ La primera muerte debida a la gripe A ocurrió el 11 de abril en una niña que enfermó desde el 19 de marzo y fue atendida en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias de México.[22]​ Más conocida es otra ocurrida el 13 de abril, cuando una mujer diabética natural de Oaxaca murió por complicaciones respiratorias.[23][24]​ Se enviaron algunas muestras al CDC y a Winnipeg (Canadá) desde México el 21 de abril que dieron positivo en gripe porcina y se relacionaron rápidamente con el aumento de la gripe tardía.[18][25][26]​ Algunos casos en México y los Estados Unidos fueron identificados por la Organización Mundial de la Salud como una nueva cepa del H1N1.[27][28]

Los primeros casos de influenza en México se detectaron el 11 de abril en el estado mexicano de Veracruz. Al mes se extendió por varios estados de México, Estados Unidos y Canadá, para exportarse a partir de entonces, con aparición de numerosos casos en otros países de pacientes que habían viajado a México y Estados Unidos. Se constataron unos pocos casos de contagios indirectos, de personas que no estuvieron en dicha región, que se dieron en España [29]​, Alemania, Corea del Sur y Reino Unido.[30]​ En marzo y abril de 2009, se detectaron más de 1000 casos de gripe porcina en humanos de México y del Suroeste de Estados Unidos. También se notificaron casos en los estados de San Luis Potosí, Hidalgo, Querétaro y Estado de México, dentro de México central.[31]​ El secretario de salud mexicano José Ángel Córdova declaró lo siguiente el 24 de abril: "Estamos tratando con un nuevo virus de la gripe que constituye una epidemia respiratoria (aunque es controlable)".[32]

Cuando los virus influenza A padecen un cambio antigénico, causan gripe con brotes más graves y extensos y dan epidemias globales o pandemias que han ocurrido en ciclos de diez-quince años desde la aparición de la pandemia de 1918. Las variaciones menores antigénicas en estos virus influenza A y en los Influenza B (y en mucha menor medida los influenza C) llevan a producir las gripes estacionales y que se dan casi todos los años con extensión variable y generalmente menos grave.[33]

La tasa de morbilidad o proporción de personas con enfermedad en la región afectada por Influenza A son muy variables, pero de forma general oscilan entre 10 y 20 % de la población general. Las cepas H1N1 que han circulado en los últimos años se considera que han sido menos virulentas intrínsecamente, causando una enfermedad menos grave, incluso en sujetos sin inmunidad al virus, por lo que existen otros factores no precisados para la gravedad,[33]​ no llegando a producir pandemias, sino únicamente epidemias. La última pandemia de Influenza A (por subtipo H3N2) se dio en entre 1968 y 1969 (gripe de Hong Kong) con unas condiciones sociosanitarias diferentes a las actuales.

Se sabe que el virus causante de la gripe porcina no se transmite consumiendo carne de cerdo infectado, ya que el virus no resiste altas temperaturas como las empleadas para cocinar alimentos.[34]

Los síntomas de este virus nuevo al lado de la influenza H1N1 en las personas son similares a los síntomas de la influenza o gripe estacional. Incluyen fiebre muy alta (38-40 ºC), tos seca recurrente, dolor de garganta, moqueo o secreción nasal, dolores en el cuerpo, dolor de cabeza, escalofríos, fatiga, dolor en los ojos, pérdida del apetito, problemas para respirar como falta de aliento.[35]​ Una cantidad significativa de personas infectadas por este virus también informó tener vómito y diarrea.[cita requerida]

Durante gran parte del desarrollo y propagación del brote no se dispuso de una vacuna para esta cepa,[36]​ hasta el 12 de junio de 2009, cuando el grupo farmacéutico suizo Novartis, con el apoyo económico del gobierno de Estados Unidos, anunció haber producido el primer lote de vacunas contra el virus. Los ensayos clínicos para la obtención de la licencia de la vacuna se realizaron en julio de 2009, para poder iniciar la producción en masa de la vacuna y su posterior distribución.[37]

En agosto de 2009 investigadores del Centro de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos realizaron pruebas en seres humanos con resultados positivos, y que los exámenes muestran que la primera dosis de la vacuna provoca una respuesta inmune en el cuerpo humano, lo que resulta suficiente para proteger contra la cepa del virus A(H1N1), según Yin Weidong, director general de la farmacéutica Sinovac Biotech.[38]

La OMS ratificó que la vacuna es segura y que los procedimientos establecidos para la concesión de licencias a las diferentes compañías farmacéuticas son rigurosos, a pesar del procedimiento de aprobación.[39]

Respecto al tratamiento con antivíricos, la OMS indicó la utilidad de zanamivir (en inhalación) y oseltamivir (tratamiento oral)[40]​ como tratamiento efectivo, considerándose que el caso resistente a este último "es aislado" y "sin implicaciones para la salud pública".[41]​ Por otro lado, el virus se ha mostrado como resistente a los inhibidores como la amantadina y rimantadina.[7]

Para prevenir esta gripe se recomendaron varias medidas:[42][43][44][45][46]

Entre 2005 y 2007, el Centro para el Control de Enfermedades (Atlanta, Estados Unidos) reportó 5 casos de gripe porcina. El primer caso detectado en 2009 se detectó el 28 de marzo, esto de acuerdo a la conferencia de prensa del 23 de abril de 2009 de la Dra. Nancy Cox.[47]​ De acuerdo al mensaje televisado del presidente de México Felipe Calderón el 29 de abril de 2009, la situación se confirmó el 21 de abril de 2009 y se comunicó al público el 23 de abril. Este brote se hizo público el 22 de abril[48][49]​ cuando el diario mexicano Reforma[50]​ alertó sobre los casos ocurridos en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Inicialmente fueron afectadas tres áreas diferentes de México (Distrito Federal, Estado de México y San Luis Potosí) y Estados Unidos (estados de Texas y California),[51]​ afectando a una población joven y sana.[52]​ El 25 de abril se confirman casos en el estado de Nueva York y Kansas.[53]​ El 27 de abril de 2009, la nueva cepa fue confirmada en Ohio,[54]Canadá, España y Reino Unido, y el 28 de abril se confirmaron tres casos en Nueva Zelanda[55]​ y uno más en Israel.[55]​ Esto impulsó a la OMS a elevar su nivel de alerta pandémica a 4,[56]​ que se encontraba en el nivel 3 desde hacía años por la gripe aviar.[57]​ En estos días se iban confirmando la extensión a otros países por casos de viajeros procedentes de México, excepto en el primer caso indirecto en España el día 29 de abril, en que se confirmó por primera vez un caso de un contagio entre humanos fuera de México, siendo la pareja de una mujer que había contraído la infección en su viaje a México,[58][59]​ y que estaba asintomática.[60]​ Posteriormente se produjeron otros casos en otros lugares como Alemania, Colombia, Corea del Sur y Reino Unido.

Inicialmente todos los decesos a causa del virus se produjeron en México[61]​ hasta el 29 de abril, en que un niño mexicano de 23 meses falleció en EE. UU. tras acudir allí para su tratamiento.[62]​ El número creciente de casos alrededor del mundo y la expansión de decesos por gripe porcina fuera de las fronteras mexicanas hizo que la OMS elevara nuevamente (el 29 de abril) el nivel de 4 a 5, que significa "pandemia inminente".[63]​ El 11 de junio de 2009, la OMS declaró que ya era pandemia, el nivel 6 y que el virus se contagiaba persona-persona en varias regiones del mundo, algo que no indica mayor gravedad en su virulencia.[64]

A continuación se exponen en un gráfico los datos que se han diagnosticado serológicamente (de forma exclusiva), y por tanto representa una proporción mínima de los infectados reales, que en los casos de epidemias se estiman según Enfermedades de Declaración Obligatoria, ya que no hay datos públicos a nivel mundial. Inicialmente la serología se realizaba de forma exhaustiva fuera de donde se inició la pandemia, pero a partir de la semana octava, momento en el que la enfermedad alcanzó el nivel de pandemia, el diagnóstico serológico es una mínima parte de los casos, y por tanto no se puede establecer una relación entre el número de muertes y estos casos. Esto ocurrió con anterioridad en Estados Unidos y en México, lugares donde el estado de epidemia se declaró con anterioridad.

Como nota, predecir el tamaño y la severidad de los brotes de gripe es una ciencia inexacta. El gobierno estadounidense se equivocó durante la predicción de 1976, durante la pandemia de gripe porcina que nunca se materializó.[76]

Durante una declaración, la OMS dijo: «Como hay casos humanos asociados con un virus de gripe de animal, y debido a la extensión geográfica de múltiples brotes (sumado todo ello a los inusuales grupos de edad afectados), estos acontecimientos son motivo de preocupación».[28]​ Aun así, las muertes causadas por el virus de la gripe A (H1N1) son hasta la fecha mucho menores que las de la gripe estacional, que produce entre 250 000 y 500 000 muertes al año.[77]​ Por este motivo, algunos grupos de médicos y doctores creen que dar el nivel de alerta seis fue una decisión precipitada por parte de la OMS.[78]

La OMS decidió no elevar el nivel de alerta por pandemia mundial tras su primera reunión, el 25 de abril de 2009.[79]​ Un nivel de alerta 3 significa que se ha confirmado la presencia de un nuevo virus, pero que no hay evidencia de contagio de humano a humano, o bien este es insuficiente para provocar epidemias a nivel de una comunidad. El nivel 3 lleva activado desde la crisis de la gripe aviar en 2006.[80][81][79]

Después del segundo encuentro del Comité de Emergencia el 27 de abril de 2009, se elevó el nivel de alerta por pandemia a la Fase 4.[82]​ La fase 4 ("Transmisión sostenida de humano a humano") implica brotes por toda la comunidad.[79]

La mañana del 29 de abril de 2009, el Director General Adjunto en funciones de la Organización Mundial de la Salud, Dr. Keiji Fukuda, declaró:[83]

A finales del día 29 de abril de 2009, la OMS incrementó el nivel de alerta por pandemia a 5 (el penúltimo nivel), indicando que la pandemia era "inminente".[84]​ Se han registrado casos de transmisión entre humanos en múltiples regiones.[85]​ En España, fuentes oficiales confirmaron el primer caso europeo de una persona infectada que no había viajado a México, pero cuya pareja sí lo había hecho.[86]

El 11 de junio de 2009, se adoptó la medida de declarar la fase 6 de alerta de pandemia, tras reuniones y consensos con equipos de científicos y los responsables de salud pública en los países afectados.[10]​ La OMS declaró que la fase 6 reflejaría el hecho de que la enfermedad está propagándose geográficamente de manera exitosa, pero este nivel de alerta no necesariamente indica cuán virulenta es la enfermedad.[11]

Para el 18 de septiembre de 2010, tras poco más de un año de la declaración de la alerta pandémica de fase 6, el Comité de Emergencias de la OMS decretó que dicha fase de la alerta por pandemia de gripe había concluido y que empezaba el periodo pospandémico, confirmando que la trayectoria del virus H1N1 se había agotado aunque no desaparecido y posiblemente perdure durante años.[87]​ Durante la década de 2010, el virus mantuvo su fuerza infecciosa en quienes lo contraían, así como también, muchos pacientes contagiados fallecían, o bien se recuperaban satisfactoriamente.

Una de las medidas tomadas consistió en la elaboración, por parte de la Secretaría de Salud del Gobierno Mexicano, de la lista siguiente de recomendaciones para evitar la infección:[88]

Numerosos artículos científicos han cuestionado desde el principio la gestión política de la pandemia de gripe A (H1N1) tanto por parte de la OMS, como de los ministerios de sanidad de diferentes países, por la alarma sanitaria mundial generada innecesariamente. Así como los intereses económicos que han condicionado la definición de pandemia, la vacunación y los antivirales.[90][91]

El Consejo de Europa abrió una investigación sobre los puntos oscuros de la gestión de la OMS y la influencia de los laboratorios farmacéuticos, reflejado en diversas publicaciones especializadas[92]​ y en medios de prensa general, que señalaban que el alerta de pandemia fue impulsado por las empresas farmacéuticas para recuperar las inversiones que habían realizado en investigación.[93]​ El epidemiólogo Dr. Wolfgang Wodarg, expresidente de la Subcomisión de Salud del Consejo de Europa, que impulsó la investigación a la que hace referencia más arriba, acusa directamente a la industria farmacéutica de “organizar la psicosis”. Las acusaciones de Wodarg son muy duras: “on a voulu absolument utiliser ces produits brevetés nouveaux au lieu de mettre au point des vaccins selon des méthodes de fabrication traditionnelles bien plus simples, fiables et moins coûteuses. Il n’y avait aucune raison médicale à cela. Uniquement des raisons de marketing”.[94]

El informe producido por el Comité de Salud Social y Asuntos de Familia de la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa,[95]​ cuyo miembro informante fue el diputado británico Paul Flynn, afirma:

Numerosos epidemiólogos e infectólogos lanzaron fuertes críticas sobre el manejo de la alegada pandemia. Entre ellos, Marc Gentilini, infectólogo, miembro de la Academia de Medicina y expresidente de la Cruz Roja francesa, señalaba una “pandemia de la indecencia";[96]​ Pierre Biron, exprofesor de Farmacología Médica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Montreal, califica la situación de "histeria pandémica", señalando que las necesidades de la salud pública han sido desplazadas en beneficio de una seudocrisis que reporta ganancias a las compañías farmacéuticas;[97]​ ya en julio de 2009 el epidemiólogo británico Tom Jefferson denunciaba la situación: “A veces se tiene la impresión de que hay toda una industria esperando que ocurra una pandemia”.[98]

Se realizaron múltiples denuncias sobre la influencia de la industria farmacéutica sobre el grupo de expertos estratégico de la OMS (SAGE, por sus siglas en inglés, Strategic Advisory Group of Experts), que aconsejó la elevación de la alerta de pandemia a nivel 6 a la directora general de la OMS, Margaret Chan; sobre el grupo de expertos ad hoc de vacunación de la gripe A, constituido en abril de 2009 e integrado por tres miembros del SAGE y otros diez expertos; y sobre el comité que estudió la evolución de la pandemia. Estas denuncias por conflictos de interés implicaban a los tres miembros de SAGE en el grupo ad hoc: Juhani Eskola, finlandés, recibía fondos de Novartis y el financiamiento principal del instituto que dirigía (alrededor de 6 millones de euros) dependía de GlaxoSmithKline, fabricante de vacunas contra la gripe A H1N1; Peter Figueroa, jamaiquino, recibía financiamiento de Merck, y Malik Peiris, de Hong Kong, recibía fondos de Baxter International, Sanofi Pasteur y GlaxoSmithKline. Otros dos miembros del grupo ad hoc con aparentes conflictos de interés eran el holandés Albert Osterhaus, accionista de Viroclinics, una compañía que desarrolla tratamientos contra la gripe A, y el británico Neil Ferguson, quien también recibía fondos de Baxter, GlaxoSmithKline y Roche. Finalmente, el virólogo francés Bruno Lina, quien presidía el comité para el seguimiento de la evolución de la pandemia e integraba también el comité designado por el gobierno francés, recibía fondos de Roche, Novartis, GlaxoSmithKline y Sanofi-Pasteur.[99]

Los crìticos académicos y políticos de la gestión de la OMS y las autoridades de salud señalaban una serie de hechos adicionales como motivo de sospecha:

El estudio de Shun-Shin et al concluye:



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