La parada de autobús es un elemento urbano, perteneciente al mobiliario urbano caracterizado por ser un espacio público, multifuncional de uso social y colectivo, de dimensiones acotadas, destinado a acoger a pasajeros en la espera de un transporte público de parada específica a dicha localización. Se sitúa en las calzadas, donde funciona a modo de referencia física visible de la existencia del paso de los autobuses. Esta "estación de transferencia" facilita el encuentro entre pasajeros y vehículos de transporte público de superficie. Su objetivo es proporcionar el acceso al sistema de transporte público, es decir, la facilidad para entrar y salir del sistema. La señalética es la forma más simple de parada de autobús e indispensable, ya que ayuda a los pasajeros y los operadores de autobuses a identificar el lugar designado de la parada, además de publicitar los servicios y rutas que le son designados. Este elemento urbano es considerado también como un refugio peatonal de orden básico, que tiene como propósito ofrecer las condiciones mínimas para comodidad, eficiencia y protección contra las inclemencias del tiempo al permanecer en espera.
Las paradas de autobuses podrían entenderse como un dispositivo de intercambio pasajero-autobús que contribuye a un funcionamiento óptimo del sistema de flujo del transporte público, ya que ayuda a establecer un ritmo específico en la dinámica vial urbana; dentro de la ciudad, su diseño y morfología responde a la relevancia del lugar en relación al contexto urbano donde se emplaza y, en términos económicos, su implementación debería ser justificada considerando la demanda de pasajeros, el tiempo de espera, el grado de exposición al viento y al tiempo, aunque se recomienda el uso de refugios peatonales aun cuando estas condiciones no se den en la práctica, debido a que su implementación hace más atractivo el paradero tanto para los pasajeros como para los operadores de autobús, puesto que es más fácil de identificar.
El nacimiento de las paradas de autobuses no ocurre hasta la invención del denominado “ómnibus”, nueva modalidad de transporte que permitía ser de uso colectivo sin necesidad de una previa reserva para abordarlo. Los primeros servicios de autobuses se desarrollaron en Inglaterra, posiblemente por John Greenwood en 1824, quien era guardián de una puerta de peaje de Pendleton a Manchester-Liverpool, quien compró un caballo y un carro con varios asientos y comenzó un servicio de ómnibus entre esos dos lugares. Su idea fue pionera en ofrecer un servicio que recogía o dejaba a sus pasajeros en cualquier parte del recorrido donde se solicitara. Más tarde, añadió servicios diarios a Buxton, Chester y Sheffield. La línea dedató de inmediato una competencia y una densa red de servicios de ómnibus que emergieron rápidamente en la zona, actuando a menudo como alimentadores a los ferrocarriles. En 1865, la compañía de Greenwood y sus competidores fusionaron en el Manchester Carriage Company.
Hasta ese momento, los recorridos de los ómnibuses tenían dos paradas establecidas que eran su punto de partida y su destino final. Sin embargo, a lo largo del recorrido no existían evidencias físicas de paradas específicas, sino que la parada y el abordaje al vehículo dependían de la solicitud del pasajero. La primera parada de autobús registrada en imágenes fue en Bishops Stortford, y se estima que fue construida por el año 1890 en Inglaterra. Esta vinculaba a Bishops Stortford con la ciudad de Colchester.
La ubicación de una parada de autobús se refiere al emplazamiento de esta con relación a la intersección de vías más cercana. Hay tres tipos de ubicación de paradas de autobús referidas en relación a la intersección que son:
Las paradas del lado cercano y lejano de la intersección son preferibles antes que las paradas situadas a mitad de cuadra, ya que proporciona un mayor acceso a los peatones y mayor seguridad al cruzar la calle. Sin embargo, la mejor ubicación dependerá de los patrones de circulación de vehículos y peatones en la intersección, el enrutamiento de bus, las condiciones de las carreteras, las instalaciones peatonales y otros factores encontrados en el sitio de emplazamiento. Las paradas de autobuses se encuentran normalmente en pares, uno del lado opuesto al otro en cada lado de la calle.
Para que un paradero sea eficiente en su funcionamiento, se debe tener en cuenta por lo general la condición de refugio que proporciona, que debe asegurar una protección frente a las condiciones climáticas externas, una fácil manutención del mobiliario, suficiente espacio para sentarse, asientos cómodos, higiene y adecuada ventilación e iluminación. Por otra parte, debe proporcionar una clara identificación de los recorridos de los buses, con señalética visible, y para mejor claridad de información, contener mapas de rutas, además de ser seguros de fácil acceso tanto para buses como para pasajeros, incluyendo un acceso para discapacitados.
Parada de autobús en Alajuela, Costa Rica, acompañada por obras de arte.
Una parada de autobús de tubo en Curitiba, Brasil.
Esta parada en Bélgica cuenta con marquesina con techo, bancos, recorridos y horarios de las líneas de autobús y tacho de basura.
Parada de colectivo en Buenos Aires.
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