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Parque Nacional Enrique Olaya Herrera



El Parque Nacional Enrique Olaya Herrera se encuentra ubicado en los cerros Orientales de Bogotá, en el nororiente de la localidad de Santa Fe. Se ubica en la Carrera Séptima en el costado meridional de la Universidad Javeriana y de la facultad de Ingeniería de la Universidad Distrital Francisco José de Caldas. Fue declarado Monumento Nacional de Colombia por el decreto 1756 del 26 de septiembre de 1996.[1]

Fue el tercer parque construido en la ciudad, tras el parque del Centenario (1883) y el parque de la Independencia (1910). La construcción del parque puso en concurrencia una serie de circunstancias que suscitaron tensiones en la ciudad de los años treinta: la decisión del Estado de incidir de manera directa en la planeación urbana por medio de grandes obras como parques y avenidas; la aspiración de los pobladores pobres de los cerros orientales de ser reconocidos como propietarios legítimos de sus predios o de ser acogidos en nuevas barriadas modernas; el interés de los grandes propietarios de predios y de las empresas constructoras de impedir que cualquier iniciativa pública pudiera afectar futuros desarrollos inmobiliarios de alto costo en esta parte de la ciudad. Finalmente el Estado con la construcción del parque pudo auspiciar un nuevo modelo de desarrollo urbano hacia el occidente y noroccidente de la ciudad; las barriadas pobres fueron contenidas, arrasadas o desplazadas hacia el sur de la ciudad; los grandes propietarios recibieron ganancias importantes por sus predios, mientras las empresas constructoras pudieron desarrollar una serie de barrios de alto costo para unas burguesías medianas y pequeñas en ascenso. [2]​ La inauguración del parque se realizó el 6 de agosto de 1934.[3]​ El presidente Enrique Olaya Herrera asistió[4]​ a su inauguración y fue uno de sus promotores más importantes, de allí que su nombre completo incluya la mención del presidente. Su herencia y tradición es muy rica y forma parte hoy de la imagen de la ciudad. Se puede considerar hoy en día el parque más tradicional de Bogotá.

El parque tuvo en el sector oriental de la carrera quinta un parque de atracciones mecánicas y un pequeño zoológico, los cuales estuvieron en servicio durante las décadas de 1960 y 1970, pero posteriormente el distrito optó por trasladarlos.

En 1995 se emprendió una restauración del parque. En ella se recuperaron los monumentos, fuentes y canchas deportivas y se instalaron dos relieves de Colombia. En 2000 se recuperó la alameda sobre la Carrera Séptima y se inauguró el monumento de Enrique Grau en este mismo sector.

El 24 de mayo de 2012 fue encontrada Rosa Elvira Cely. En homenaje a su trágica muerte se construyó un jardín en una sección del parque que fue bautizado con su nombre y colocado un memorial como un acto público de rechazo contra la violencia y en particular la violencia contra las mujeres, los niños y las niñas.

Se ubica a una altura comprendida entre los 2600 y 3150 msnm. Entre las calles 36 y 39 con carrera Séptima y Quinta mantiene el trazado original del parque desde sus inicios, el cual asemeja un triángulo invertido con caminos que comunican los diferentes monumentos del parque. Tiene 283 hectáreas de extensión. Su sector oriental es atravesado por el río Arzobispo.

En sus terrenos se encuentra un pequeño aviario, pistas de hockey, patinaje, un campo de fútbol, voleibol, baloncesto, teatro y un parque infantil. Posee además una alameda principal en la cual se destaca la fuente monumental en honor a Rafael Uribe Uribe, elaborada en 1940 por Victorio Macho e inaugurada el 27 de octubre de 1940.[5]​ La alameda continúa hacia el oriente por un sendero peatonal adornado con bancas y faroles, hasta llegar a la torre del reloj suizo, donado por la comunidad suiza de la ciudad en 1938. El parque cuenta con otros monumentos, entre los que se destaca la escultura de Enrique Grau denominada Rita 5:30 p.m., inaugurada en 2000 sobre la alameda de la carrera séptima.[3]

El teatro infantil, con capacidad para 300 niños fue construido entre enero y agosto de 1936 por el arquitecto Carlos Martínez y fue declarado Monumento Nacional de Colombia por el decreto 1802 del 19 de octubre de 1995.[1]​ A su costado occidental se encuentran las canchas de hockey, patinaje, tenis, voleibol, baloncesto y fútbol, así como un espacio para practicar skating y puestos para los vendedores de alimentos.[6]

En la sección oriental se reconoce su gran biodiversidad en flora y fauna, fuentes de agua y amplia arborización (eucaliptos, acacias, urapanes y cipreses). El río Arzobispo lo atraviesa de este a oeste tras bajar de los cerros Orientales de la ciudad.



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