Un pasaporte es un documento con validez internacional expedido por las autoridades de su respectivo país, que acredita un permiso o autorización legal para que salga o ingrese del mismo.
Una de las primeras referencias conocidas a lo que fue el gran papel de un pasaporte se encuentra en la Biblia. En Nehemías 2:7, atribuido a la época del Imperio persa en alrededor de 450 a. C., se dice que Nehemías, un agente destinado por el rey Artajerjes I, pidió permiso para viajar a Judea a lo cual el rey accedió y le dio una carta «para los gobernadores más allá del río», donde solicitaba un paso seguro para él a lo largo de su viaje a través de sus tierras.
En el califato islámico medieval, una forma de pasaporte se utilizó en la forma de bara’a, un recibo de impuestos pagados. Sólo a los ciudadanos que hubiesen pagado su impuesto (el azaque para los musulmanes o la yizia para los dhimmíes) se les permitía viajar a las diferentes regiones del califato, por lo que el recibo del bara'a funcionaba como pasaporte primario.
Se considera poco probable que el término «pasaporte» se derive de los puertos de mar, sino más bien de un documento medieval para pasar por la puerta («porte») de un muro de la ciudad.
En la Europa medieval los documentos se expidieron a los viajeros por las autoridades locales y, en general, figuraba una lista de pueblos y ciudades en la que al titular del documento se le permitía pasar. Habitualmente, los documentos no fueron necesarios para viajar a los puertos de mar, que se consideraban puntos de comercio abierto, pero los documentos eran obligatorios al viajar al interior desde los puertos de mar.
El rey Enrique V de Inglaterra tiene el mérito de haber inventado lo que algunos consideran el verdadero primer pasaporte, a pesar de los primeros ejemplos que se citan, como medio de ayudar a sus súbditos a demostrar quiénes eran en tierras extranjeras.
La rápida expansión del transporte por ferrocarril en Europa desde mediados del siglo XIX condujo a un colapso del sistema de pasaporte europeo de la primera parte del siglo XIX. La velocidad de los trenes, así como el número de pasajeros que cruzó muchas fronteras, hizo difícil la aplicación de las leyes de pasaporte. La reacción general fue la relajación de los requisitos de pasaporte.
En la última parte del siglo XIX y hasta la Primera Guerra Mundial, en general, no se requería pasaporte para los viajes dentro de Europa, y el cruce de la frontera era fácil. En consecuencia, relativamente pocas personas tenían pasaportes. El Imperio Otomano y el Imperio Ruso mantenían los requisitos de pasaporte para viajes internacionales, además de un sistema interno de control de pasaporte para viajar dentro de sus fronteras.
Pasaportes tempranos incluían una descripción del titular del pasaporte. Las fotografías comenzaron a ser adjuntadas a los pasaportes en las primeras décadas del siglo XX, cuando el uso de la fotografía se extendió.
Durante la Primera Guerra Mundial, los gobiernos europeos introdujeron requisitos de pasaporte frontera por razones de seguridad (para mantener a los espías) y para controlar la emigración de los ciudadanos con habilidades útiles, manteniendo la mano de obra potencial. Estos controles se mantuvieron después de la guerra, y se convirtieron en procedimiento estándar, aunque no sin controversia. Los turistas británicos de la década de 1920 se quejaron en particular sobre adjunta fotografías y descripciones físicas, que a su juicio lleva a la deshumanización.
En 1920, la Sociedad de Naciones celebró una conferencia sobre los pasaportes y los billetes, resultando en directrices de Pasaporte que fueron desarrolladas por las conferencias en 1926 y 1927.
La Organización de las Naciones Unidas celebró una conferencia de viajes en 1963, pero las directrices de pasaporte no se derivan de ella. La normalización de los pasaportes se produjo en 1980, bajo los auspicios de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
Los primeros pasaportes carecían de fotografía, concretándose a indicar el nombre, nacionalidad, descripción física y autorización para salir y regresar al país.
Pronto se otorgó el pasaporte en una especie de cuaderno o cuadernillo, donde se anotaban los ingresos y salidas del país y donde se insertaban las autorizaciones de otros países para ingresar y salir de ellos, que se denominaron visados o visas; al mismo tiempo, se le dio al documento validez internacional, la cual siempre se sujeta a la condición de que los países se reconozcan entre sí.
De manera progresiva, y para evitar la falsificación del documento, se foliaron los pasaportes y se agregó a ellos la fotografía del titular en principio engomada al cuadernillo. Después se utilizó papel seguridad, que no ha dejado de evolucionar (actualmente es fabricado con medidas similares a los papeles con que se fabrica el papel moneda); se agregaron perforaciones y, a la fecha, la fotografía del titular se imprime en el cuadernillo de manera directa mediante un procedimiento fotomecánico y las tintas también contribuyen en el propósito de hacer compleja o imposible la duplicación ilegal de los pasaportes.
Desde el 28 de agosto de 2006, España expide el denominado pasaporte electrónico (pasaporte-e) el cual incorpora un chip embebido en su portada posterior. Este chip contiene el dato biométrico relativo a la imagen facial del titular del documento además de los datos personales que se contienen en las líneas OCR de lectura mecánica. Desde el 28 de junio de 2009 se incorporan, además, las impresiones dactilares de los dedos índices de ambas manos, o los que, en su defecto correspondan. Mientras que en Venezuela el pasaporte electrónico se expide desde el 1 de enero de 2007, otras naciones de habla española que también tienen previsto migrar al sistema biométrico aún no han definido un plazo para realizar dicho cambio.
En Colombia desde el 15 de julio de 2010 se empezó a expedir el pasaporte con zona de Lectura Mecánica, el cual cumple con todas las normas de seguridad y clasificado como casi que infalsificable por su portada de datos en policarbonato e impresión láser con 16 puntos de seguridad.
Las medidas de seguridad que tienen los pasaportes están siendo revisadas, en especial ante el temor de Estados Unidos de América y el Reino Unido de nuevos atentados terroristas perpetrados por viajeros internacionales.
Uno de los principales problemas de las compañías aéreas radica en el hecho de que muchos pasajeros realizan viajes utilizando pasaportes falsos y/o manipulados, comportando graves costos para las agencias que se ven obligados a repatriar al pasajero. Las medidas de seguridad en los pasaportes han cambiado con el tiempo, pasando desde los primeros sellos (los reconocidos sellos de tinta) hasta llegar a los pasaportes biométricos de hoy en día, donde un pequeño chip integrado en el pasaporte revela todos los datos necesarios del dueño del documento.
Entre las medidas de seguridad más utilizadas se encuentran la microimpresión, letra de muy pequeño tamaño imposible de realizar con una impresora convencional; el intaglio o relieve que se le da a ciertos dibujos del pasaporte, y que se puede sentir al tacto rugoso; y la tinta OVI (Optical variable ink) o tinta cambiante de color según el ángulo de inclinación, utilizada también en los billetes de 50,100, 200 y 500 euros.
Es la autorización de ingreso y salida, que otorga el país visitado por el titular del pasaporte, que debe insertarse en el cuadernillo. El visado ha sufrido variaciones; en principio se agregaban al pasaporte mediante sellos y anotaciones en tinta; en la actualidad muchos países utilizan métodos fotomecánicos para plasmar el visado en los pasaportes.
En cada país se fijan diversos plazos de vigencia a los pasaportes, con la finalidad de revisar periódicamente la documentación de los titulares, sustituir los pasaportes anteriores por otros más modernos, dotados de nuevas medidas de seguridad, y desde luego, también por los ingresos que se obtienen en cada canje y en cada visado.
Los peticionarios deberán personarse en la oficina expedidora con la documentación oportuna.
La documentación requerida suele ser la siguiente:
La metodología puede variar dependiendo del país.
Cabe destacar que los pasaportes de las entidades supranacionales, tienen derecho a la libre circulación sin necesidad de visados o impuestos de tránsito. De hecho dentro de la Unión Europea, los nacionales de los países que la forman les basta con su documento de identidad para circular dentro del espacio comunitario, así como también en el Mercado Común del Sur (Mercosur).
https://www.armas.es/foros/viewtopic.php?t=1040737
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