Pedro Carlos de Borbón y Braganza (en portugués Pedro Carlos de Bourbon e Bragança) (18 de junio de 1786 - 4 de julio de 1812) fue un infante de España y Portugal.
El infante Pedro Carlos era hijo del también infante don Gabriel de Borbón y de la infanta Mariana Victoria de Portugal. Era nieto, por vía paterna, del rey Carlos III de España y de la princesa María Amalia de Sajonia. Por línea materna era nieto del rey Pedro III de Portugal y de la reina María I de Portugal. Pedro Carlos fue infante de España desde el momento de su nacimiento; su padre, el infante don Gabriel era el hijo favorito de Carlos III, y era además un hombre muy inteligente, amante del arte, las ciencias y la literatura clásica. Tuvo además dos hermanos menores llamados Carlota (1787) y Carlos (1788). Al fallecer estos poco después de nacer, Pedro Carlos sería el único hijo superviviente.
A la edad de dos años, en 1788, Pedro Carlos quedó huérfano al morir sus padres y su hermano menor de viruela. Para más desgracias, su abuelo paterno también murió con muy poco tiempo de diferencia. Quizá por cierto recelo que el nuevo rey, Carlos IV, le guardaba al difunto don Gabriel, y por conveniencia para su familia materna, Pedro Carlos fue enviado a Portugal, la tierra natal de su madre, donde fue criado por su abuela, María I de Portugal. Desde aquel momento el pequeño infante español pasaba a ser también infante de Portugal.
Pedro Carlos heredó una cuantiosa fortuna de su padre, y su presencia en Portugal era bien recibida. En el país lusitano se le confirieron las órdenes de Cristo y de San Benito de Avis (el joven ya poseía el Toisón de Oro y la Gran Cruz de Carlos III).
En 1792 su abuela, María I, era oficialmente declarada loca, tras haber perdido el juicio durante un acto público en la localidad portuguesa de Salvaterra. Su hijo, Juan, tío de Pedro Carlos, pasaba a ser regente de Portugal.
Las relaciones con la familia real portuguesa no fueron siempre fáciles. Pedro Carlos se llevaba especialmente bien con su prima hermana, Carlota Joaquina de Borbón, que estaba casada con el regente. La mayor parte de su tiempo lo pasó Pedro Carlos en Queluz, a donde se retiró Carlota Joaquina tras su separación "de facto" del regente.
En 1807 la familia real portuguesa tuvo que abandonar Portugal debido a la invasión franco-española, dirigida por Napoleón Bonaparte. El 29 de noviembre de ese año Pedro Carlos partió a bordo del "Príncipe Real" con su abuela y sus tíos, con rumbo a Brasil, que por aquel entonces era todavía una colonia portuguesa.
La familia real atracó en Salvador de Bahía el 2 de enero de 1808, y de allí pasó a Río de Janeiro, donde el infante se instaló en el Palacio de São Cristóvão. Mientras tanto, el regente Juan y las infantas se fueron a vivir al Paço de la Ciudad. Poco tiempo después, se le otorgó el cargo de Almirante General de la Armada Portuguesa.
En Brasil la vida era menos protocolaria que en Portugal, y allí don Pedro Carlos comenzó a cortejar a su prima, María Teresa de Braganza, a quien querían haberla casado en 1806 con el rey Fernando VII de España. Pedro Carlos y María Teresa se casaron el 13 de mayo de 1810 en Río de Janeiro, el matrimonio fue muy feliz durante sus escasos dos años de matrimonio.
La delicada salud del infante repercutió en la vida sexual de los cónyuges. No obstante, la pareja tuvo un hijo:
El infante don Pedro Carlos murió en Boa Vista el 4 de julio de 1812, sin haber regresado ni a Portugal ni a su España natal. Su viuda, no obstante, volvió a contraer matrimonio, y se convirtió en una importante figura del carlismo años después. Hoy en día el infante don Pedro Carlos está enterrado en el Convento de San Antonio en Río de Janeiro.
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