Las locuciones latinas son expresiones en latín que se utilizan en el español con un significado cercano al original. Como el latín fue la lengua de expresión cultural y científica en Europa hasta el siglo XVIII,[cita requerida] muchas locuciones han pervivido en el lenguaje jurídico, filosófico, técnico, religioso, médico y científico. En el uso popular, dichas locuciones se han conocido con desdén como «latinajos».
En el uso de las locuciones latinas se da además una actitud mixta. Esto se debe a que, en ocasiones, son usadas por personas que no conocen bien la lengua latina, lo cual es motivo de errores frecuentes. Tal es el caso de la errónea de motu propio, cuyo uso correcto no debe incluir preposición, al tratarse de un ablativo, y debe decirse motu proprio; otro tanto ocurre con la errónea a grosso modo, que tampoco admite la preposición por idéntico motivo al anterior (debe decirse grosso modo).
El mal uso del latín es satirizado en las composiciones humorísticas en el llamado latín macarrónico y en la Historia del famoso predicador fray Gerundio de Campazas, alias Zotes, novela del siglo XVIII escrita por el Padre Isla.
De acuerdo con la nueva Ortografía de la Real Academia Española, todas las locuciones latinas deben escribirse «[…] en cursiva (o entre comillas) y sin acentos gráficos, ya que estos no existen en la escritura latina».
La pronunciación del latín es un asunto debatido entre filólogos, lingüistas e historiadores, aunque es un problema que afecta al dialecto popular, no al uso culto. Una explicación sugiere que, para los hablantes nativos, la relación entre la ortografía latina y su pronunciación pudo ser parecida a la que hoy existe entre la ortografía francesa o inglesa y sus respectivas pronunciaciones. La derivación de las lenguas romances a partir del latín vulgar, dialecto latino hablado tras la época clásica por el pueblo menos culto, convierte en probable la hipótesis anterior. Si bien existen algunos detalles inciertos, el trabajo comparativo ha permitido reconstruir razonablemente la pronunciación clásica en gran medida. Sin embargo, junto con la pronunciación reconstruida, se siguen usando pronunciaciones tradicionales (que no buscan reconstruir la lengua clásica) en diferentes países además de la pronunciación eclesiástica, que en ciertos detalles sigue la línea del latín tardío y de las lenguas romances.
Grosso modo, la pronunciación reconstruida para el latín clásico a partir de su ortografía se puede resumir mediante algunas consideraciones:
El latín eclesiástico tradicionalmente ha usado una pronunciación diferente de la del clásico, más cercana a la del latín tardío de los siglos IV o V pero sin ser idéntica. Así, en latín eclesiástico < c > ante e, i se pronuncia usualmente /t͡ʃ/, < ae > se articula como [e]~[ɛ] (según los países), mientras que < oe > se articula como [e], y la secuencia -tio se pronuncia [ʦi.o].
Emblema de Tabarnia.
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