Los dientes se encuentran rodeados por tejidos periodontales o periodonto, (del latín peri, que significa “alrededor” y el griego odonto, que significa “diente”). Estos proporcionan el sostén necesario para que puedan llevar a cabo diferentes funciones. Los tejidos que conforman el periodonto son: Encía, ligamento periodontal, cemento radicular y hueso alveolar. El periodonto forma parte del sistema masticatorio o estomatognático.
El periodonto, en las etapas de infancia y pubertad, está en constante remodelación ya que se exfolia y comienzan a erupcionar los dientes. Esto quiere decir que no puede haber una descripción estable sobre un periodonto normal ya que va a variar conforme a la edad de cada persona.
Los tejidos que conforman el periodonto se dividen en:
La cavidad oral se encuentra cubierta por mucosa. Ésta se divide en tres tipos diferente. [1,5, 6]
Es un tejido muy delgado que cubre la superficie de la raíz dental. Este carece de inervación y de vascularidad. Es más grueso por su parte apical y más delgado por la parte coronal. [2,4,5]
El cemento radicular, es casi imperceptible radiográficamente. Es más grueso en adultos que en niños y son micras la diferencia que existe entre estos.
El depósito de cemento radicular es un proceso continuo. La formación del cemento es más rápida en las zonas apicales, donde hay una compensación en la erupción del diente, que esta misma compensa movimientos de la masticación[6, 7]. Entre los 11 y 70 años de edad, el grosor promedio del cemento aumenta tres veces, con el incremento mayor en la región apical. Cuando la aposición de cemento sobrepasa los niveles normales forma masas voluminosas en la porción apical de la raíz dentaria se habla de Hipercementosis (reacción defensiva de los tejido periapicales caracterizada por una marcada formación de cemento radicular).
Existen dos tipos de cemento radicular, el cemento acelular (primario) y el cemento celular (secundario)
La etiología varía y no hay una respuesta concreta. En dientes sin antagonistas, es interpretada como un esfuerzo por seguir el proceso eruptivo para lograre el contacto antagonista. En dientes con afección apical como proceso reparativo del espacio que ocupara el tejido fibroso. En traumatismo oclusal como refuerzo radicular en respuesta a las exigencias funcionales. [6, 7,10 ]
El ligamento periodontal es un tejido conectivo que rodea a la raíz y la une al hueso, por lo tanto mantiene el diente en su alveolo. Está formado a base de fibras de colágeno que se insertan en el cemento del diente y en el hueso (fibras de Sharpey). Sirve como amortiguador y reparte las fuerzas hacia el hueso alveolar. [1,2] Es más ancho en la porción coronal y apical y se constriñe en la parte media.
Las células en el ligamento peridontal son: fibroblastos, osteoblastos, cementoblastos, osteoclastos, células epiteliales, células mesenquimatosas indiferenciadas pericitos, en la periferia de vasos sanguíneos), macrófagos, Mastocitos y eosinófilos, también contiene una matriz que cubren los espacios entre las fibras y las células. Los componentes principales son: glucosaminoglucanos como: ácido hialurónico, proteoglucanos; y glucoproteínas como fibronectina y lamininas, su contenido de agua de un 70% [3,6,7,9]
La vascularización del ligamento periodontal, proviene de las arterias alveolares superior e inferior, llegando por medio de los vasos apicales, vasos del hueso alveolar y vasos anastomosados de la encía. [56]
La invervación del ligamento periodontal es inervado por fibras nerviosas sensoriales que transmiten sensaciones de dolor y presión. Estas fibras pasan al ligamento periodontal por medio del área periapical y a través de canales del hueso alveolar. [5,6]
Las funciones del ligamento periodontal son diversas:
Es tejido óseo que contiene alvéolos o cavidades donde van alojadas las raíces de las piezas dentarias. Al fragmento de hueso que queda entre un alveolo y otro adyacente se denomina cresta o séptum interdental o interalveolar. Las porciones óseas que cubren las superficies bucales y linguales son llamadas tablas óseas bucales y linguales respectivamente.
Tejido sensible a los cambios, se encuentra en constante remodelación. Es altamente vascularizado e inervado.
Tiene espacios medulares amplios, las crestas alveolares son más planas y se asocian con los dientes primarios. [2,7,8,9]
El hueso alveolar está conformado por dos clases de hueso: Hueso compacto y hueso trabeculado.
El hueso compacto consiste en una cubierta de hueso sólido, compacto, que protege al hueso trabeculado de traumas físicos y químicos, inclusive la parte interna del alveolo está recubierta por esta. La cresta alveolar también está recubierta por lámina dura y en radiografías de mordida se aprecia a una distancia aproximada de 1 o 2 milímetros de la unión esmalte-cemento en condiciones de salud periodontal y aún en gingivitis. [5,7,8] Cuando la lámina dura sufre reabsorción rápida como en el caso de periodontitis rápidamente evolutiva, queda expuesto el hueso esponjoso o trabeculado, pudiendo perderse una importante cantidad de hueso de soporte dentario hasta el punto de exfoliar la pieza. [4,5,7]
Generalmente cuando ocurre reabsorción de cresta interdental, los procedimientos terapéuticos actuales ofrecen poca o ninguna garantía de recuperarlos a niveles normales. Por lo tanto la evidencia radiográfica de presencia o ausencia de lámina dura para detectar la reabsorción ósea en sus etapas iniciales, es de vital importancia para que el pronóstico sea favorable, con un tratamiento oportuno que prevenga el progreso de la enfermedad. Es importante destacar cuando existe evidencia radiográfica de disminución de la altura de la cresta a niveles subnormales, pero al mismo tiempo existe evidencia de continuidad e integridad de lámina dura, se puede afirmar que al momento de tomar la radiografía la reabsorción “no está activa” pues permitió la neoformación de corteza protectora. [5,7,10]
La lámina dura adyacente al ligamento periodontal, está perforada por numerosos conductos de Volkmann por los cuales pasan vasos y nervios desde el hueso alveolar hacia el ligamento. En ésta corteza también se insertan los haces de fibras de Sharpey, similar a las que quedan atrapadas en cemento radicular.
También llamado hueso esponjoso por la similitud arquitectónica con ese material. Está compuesto por trabéculas óseas que son formadas por osteoblastos, las trabéculas se anastomosan creando una especie de red o malla de hueso que caracteriza a este tejido. Los osteoblastos, células encargadas de formar tejido osteoide constituido por fibras colágenas y una matriz con glucoproteínas y proteoglucanos; quedan atrapados en el tejido osteoide, cuando este experimenta calcificación por depósito de minerales para después transformarse en hidroxiapatita y hueso. A los osteoblastos atrapados se les denomina osteocitos. Los osteocitos residentes en las lagunas del hueso calcificado, están unidos entre sí y con los osteoblastos de la superficie ósea, mediante prolongaciones citoplasmáticas que pasan por conductillos que comunican a las lagunas. Ese mecanismo de comunicación sirve para el intercambio regular de los niveles de calcio y fosfato en sangre, utilizando para ello diferentes mecanismos de control hormonales.
Por razones no muy bien conocidas la calcificación ósea forma laminillas concéntricas que rodean vasos sanguíneos formando la estructura llamada sistema haversiano que nutre a todas las células. A la unidad del sistema haversiano, que representa la forma en que los osteocitos se comunican por prolongaciones citoplasmáticas dentro de canalículos se le llama Osteon. [5,7,8,10]
3. Grant, Daniel A. Stern, Irving B. Everett, Frank G. Periodoncia de Orban, teoría y práctica. (2da edición). México, D.F: 1980
4. Anit, Pablo J. Periostio. Facultad de Odontología. Universidad Nacional de Cuyo. 2010.
6. Carranza, Newman, Takei, 2003. Periodontología clínica. Novena edición. México: McGrawHill Interamericana (pp 15 - 63)
7. Lindhe, Jan 2001. Periodontología clínica. Tercera edición. Madrid España: Médica Panamericana. (pp 19 – 60)
8. Rohen Johannes, Yokochi Chihiro, Lütjen-Drecoll Elke. 2003. Atlas de anatomía humana: Estudio fotográfico del cuerpo humano. Quinta edición. España: ELSEVIER SCIENCE. (pp 23-183)
9. Andreasen J. O. 1992. Reimplantación y trasplante en odontología Atlas. Buenos Aires: Panamericana. (pp 15-56)
10. Nevins Mirón, Melloning James. 1998 Periodontal therapy: clinical approaches and evidence of success. Japan: Quintessence Publishing Co. (399 p)
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