Los poblados dirigidos fueron una iniciativa urbanística en Madrid para la construcción de casas baratas, realizada en los años cincuenta en respuesta a la creciente llegada de inmigrantes procedentes del entorno rural a la ciudad. La iniciativa se enmarcaba dentro del Plan Nacional de la Vivienda del año 1955 y en ella tomaron parte un grupo de arquitectos que posteriormente al despertar de la arquitectura moderna en España. La iniciativa concedía la capacidad autoconstructiva de las viviendas de baja altura a los propietarios, siempre bajo la tutela de los técnicos del Ayuntamiento y de los arquitectos de la época. Se construyeron un total de siete poblados en la periferia de Madrid.
El efecto llamada que desde la ciudad se realizaba recaía sobre el mundo rural provocando una gran cantidad de afluencia de campesinos a la ciudad. Esta población a mediados de la década de los años cincuenta se instalaba en la periferia de Madrid creando los primeros núcleos chabolistas.
El Instituto Nacional de la Vivienda intentó frenar la afluencia, pero finalmente tuvo que aceptar el problema, se crearon los poblados de absorción dedicados a absorber población de áreas diseminadas y caracterizados por la baja calidad constructiva. Estas iniciativas no llegaron a ejecutarse debido a los problemas presupuestarios que afrontaba la economía española en este periodo de posguerra.
Se crea la Comisaría de Ordenación Urbana de Madrid (COUM), dirigida por Carlos Trías, ofreciendo periodos de amortización de cincuenta años, en los que las cuotas mensuales resultaban ser muy pequeñas. Sin embargo, a la firma del contrato, se debía abonar el 20% del precio de la vivienda, algo imposible para la gran mayoría de los demandantes. La solución autoconstructiva parecía ser la única viable en este periodo autárquico.
El primero de los poblados dirigidos fue el de Entrevías, diseñado en 1956, situado en uno de los asentamientos informales más densamente poblados de la capital: El Pozo del Tío Raimundo. El arquitecto Francisco Javier Sáenz de Oiza diseña un poblado con viviendas de 60 metros cuadrados de superficie construida. Se crean cooperativas de chabolistas que , asistidos por técnicos de construcción, vigilan las labores constructivas que los propios dueños realizaban. Los trabajos más específicos requerían de la contratación de empresas especializadas que solían preparar el trabajo de las cuadrillas. Las cuadrillas compuestas de los propios chabolistas se componían de un par de decenas de personas que trabajaban los fines de semana: se denominaban los domingueros por este hábito.
En 1956 se iniciaban las obras de los poblados de Fuencarral (diseño del arquitecto Luis Romany), Canillas (diseño de Luis Cubillo de Arteaga inspirado en el neoplasticismo holandés y del arquitecto Arne Jacobsen) y Orcasitas (diseño de Rafael Leoz y Joaquín Ruiz Hervás inspirándose en los modelos espina de pez de Hilberseimer para Chicago).
El 18 de julio de 1956 se inauguraron los Poblados de Fuencarral A de Francisco Javier Sáenz de Oiza y Fuencarral B de Alejando de la Sota. Los bloques de Orcasitas estuvieron edificados hasta 1984 en el que problemas con las arcillas expansivas empleadas agrietaron estructuras vitales.
En 1957 se planificaron dos nuevos poblados dirigidos: Manoteras (diseño de Manuel Ambrós Escanellas) y Caño Roto (de José Luis Íñiguez de Onzoño y Antonio Vázquez de Castro), a la vez que se comenzaba a proyectar Almendrales (en un trabajo coordinado de Javier Carvajal, José María García de Paredes y José Antonio Corrales y Ramón Vázquez Molezún). El de Manoteras comenzó a construirse en 1958. El poblado de Caño Roto se convirtió en el paradigma de las soluciones constructivas posteriores al incluir servicios sociales y religiosos en la construcción.
El empleo de materiales de baja calidad debido a las carencias de la época ha causado con el tiempo el derribo preventivo de algunas de las viviendas. En otras ocasiones el excesivo idealismo de los arquitectos no atendió a la los usos de la vida cotidiana de los habitantes , sufriendo habituales cambios estructurales a algunos de los edificios. Algunos poblados no existen como es el caso del Orcasitas.
La idea principal de estos poblados era la modulación, la modulación del espacio permitía un abaratamiento de costes, a la vez que permitía el desarrollo del estilo constructivo de la época.
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