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Política de hijo único



La política de un hijo por pareja o política de hijo único, fue una medida de control de la población establecida en zonas urbanas de China, vigente desde el año 1979, con el objetivo de establecer un radical control de la natalidad que redujera el crecimiento de la población excesivo o superpoblación. China es el país más poblado del mundo, alberga la quinta parte de la población mundial.[1][2]​Con 1.400 millones de habitantes en la actualidad.

El gobierno chino introdujo la política en 1979 para aliviar los problemas sociales y ambientales de China.[3]​ La política es polémica tanto dentro como fuera de China debido a las cuestiones que plantea; debido a la manera en la cual se ha aplicado (para algunas personas agresiva), y debido a preocupaciones por consecuencias económicas y sociales negativas. No obstante, exámenes reciente emprendidos por el centro de investigación del banco de China, demostraron que cerca del 75% de la población, apoya la política.[4]

En febrero de 2008 el oficial del gobierno chino, Wu Jianmin, dijo que la política del sempai sería reconsiderada,[5][6]

La política se hacía cumplir a nivel provincial a través de multas en la renta o pago de la familia y de otros factores.[7]​En noviembre de 2013, en el Tercer Pleno del 18 Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh), se tomó la decisión de permitir tener dos hijos a las parejas en las cuales el padre o la madre no tengan hermanos. Esta medida supone un cambio en la controvertida política del hijo único.[8]

En octubre de 2015 China abandonó definitivamente esta política, manteniendo sin embargo, un límite de dos hijos por pareja. La implementación de la nueva política será gradual; las parejas que deseen tener un segundo hijo seguirán un proceso de solicitud simplificado.[9]

La doctrina oficial de la revolución comunista de 1949 sobre la demografía y el crecimiento de la población pasó a ser parte de la ortodoxia marxista: no hay problema en la cantidad de población sino en la producción, sin propiedad privada no habrá problema de reparto de la producción y la alimentación para una población numerosa.[10]

En palabras de Mao Zedong:

No todos defendían el natalismo nacionalista, el presidente de la Universidad de Pekín Ma Yinchu consideraba necesaria la planificación familiar ya en 1950, razón por la que fue cesado-.[10]

A raíz del primer censo moderno de 1953, que revela una población de 583 millones de personas las autoridades chinas se muestran receptivas al neomaltusianismo dominante en el pensamiento demográfico occidental de esos años.[10]

A partir de agosto de 1959, el Ministerio de Salud Pública desarrolla una campaña de control de la natalidad rodeada de un gran esfuerzo propagandístico, aunque sin efectos visibles en la fecundidad. Es el primer intento que apenas dura unos meses ya que la Revolución Cultural, con su Gran Salto Adelante provocó el caos y para numerosos autores la gran hambruna del periodo 1958 a 1961 haciendo descender la población[10][12]​ En ese contexto la planificación familiar es un asunto menor.[10][12]​Con el fin de hacer frente al problema del rápido crecimiento de la población, a finales de 1954 entraba en vigor oficialmente la primera campaña de planificación familiar o de la natalidad (denominado jihua shengyu), centrada principalmente en animar a las parejas a planear con antelación el número de hijos y a tomar medidas con el fin de evitar embarazos no deseados. Para ello, se recomendó retrasar la edad de matrimonio y espaciar el tiempo entre un nacimiento y el siguiente, recurriendo a la vez al uso de anticonceptivos.[13]

No obstante, se retoman algunas medidas indirectas dirigidas al control de la población como la promoción de las virtudes del matrimonio tardío. Así, los primeros años de la década de 1960 -en las ciudades- se reduce la fecundidad casi a la mitad entre los años 1963 y 1966.[10]

Es en 1972, cuando el partido comunista chino asume como una política nacional de primer orden el control del aumento de la población y promueve, a pesar de la reticencia de algunos dirigentes, una campaña de carácter nacional, con la creación de supervisores y estructuras administrativa y secciones específicas en las comisarías urbanas para el control riguroso de la población. En el medio rural se envían consejeros médicos con el fin de informar y facilitar el acceso y distribución de anticonceptivos.[10]

A mediados de los setenta se establecen objetivos de control numéricos por unidades administrativas y por primera vez se establecen límites en el número de hijos por familia:[10]

Las proyecciones demográficas derivadas de las inercias demográficas a finales de la década de 1970, si no se corregían, apuntaban a crecimientos enormes e insostenibles de la población, que impedirían los programas de desarrollo, económicos y modernización que se establecieron en esa época por el gobierno chino.

El objetivo era conseguir la estabilización de la población en el año 2000, una vez alcanzados los 1.200 millones de habitantes. Para ello se establece el objetivo del hijo único en todo el país -con excepciones en territorios considerados especiales o para algunas minorías étnicas-.

Era un objetivo radical y sin precedentes. Se combinó la propaganda, la presión social, el establecimiento de beneficios y penalizaciones económicas

Así, las parejas con un solo hijo, si deciden no tener más, obtienen una certificación que les otorga distintos beneficios: baja de maternidad más prolongada, servicios pediátricos preferentes, asignación prioritaria de vivienda... llegando a recibir ayudas en dinero.

Sin embargo, en el medio rural, la fuerza de la tradición hace que la fecundidad sea mucho mayor, por lo que los controles son muy rigurosos: se sigue potenciando el retraso en el matrimonio -en 1980 se prohíbe el matrimonio antes de los 22 y los 20 años de hombres y mujeres respectivamente-, y el retraso para tener el primer hijo. Quienes ya lo tienen son supervisados en sus prácticas anticonceptivas y presionados para la práctica del aborto forzado y la esterilización.[cita requerida]

La política de un-niño, incentiva a los padres a tener solamente un niño en zonas rurales y espacios urbanos. Sin embargo, los padres con varios hijos reciben las mismas ventajas que los que tienen solamente un niño. El límite se ha hecho cumplir fuertemente en zonas urbanas, pero la puesta en práctica real varía en función de la localización.[14]​En la mayoría de las zonas rurales, se permite a las familias tener dos niños si el primer niño es femenino o lisiado.[15]​ Los segundos niños están conforme a la cadencia de nacimientos (generalmente 3 o 4 años). Los niños adicionales darán lugar a multas elevadas: requieren pagar penas monetarias y se les podrían denegar a las familias que violan la política primas en su lugar de trabajo. No cuentan a los niños nacidos en países de ultramar bajo política si no obtienen ciudadanía china. Los ciudadanos chinos que vuelven del extranjero pueden tener un segundo niño.[16]

En abril de 2007 un estudio realizado por la Universidad de California, Irvine demandó ser el primer estudio sistemático de la política, encontrando que había sido útil".[17]​ Otros informes han demostrado envejecimiento de la población y crecimiento demográfico negativo en algunas áreas.[18]

Desde la introducción de la política de hijo único en 1972, el índice de fertilidad en China ha caído de tres nacimientos por mujer en 1980 (ya una reducción aguda de cerca de cinco nacimientos por mujer a principios de los años 70) a aproximadamente 1.8 nacimientos en 2008.[19]​ (El término familiar "nacimientos por mujer" se formaliza generalmente como la Tasa global de fecundidad, un término técnico en análisis demográfico, que significa el número medio de hijos que nacerían a una mujer en su curso de vida si ella experimentara los índices de fertilidad específicos a su edad).

En total, las autoridades chinas estiman que se previnieron unos 300 millones de nacimientos con la política de hijo único; esto tuvo consecuencias positivas en el desarrollo económico y social.[20]​ La reducción en el índice de fertilidad y el crecimiento demográfico han reducido la severidad de los problemas que conlleva la superpoblación, tales como epidemias, asentamientos irregulares, servicios sociales atestados , tensión en el ecosistema por sobre-explotación de la tierra fértil y producción de altos volúmenes de basura.[21]​ Sin embargo, incluso con la política de un niño, "China todavía tiene un millón más de nacimientos que muertes cada cinco semanas".

Las estimaciones de la fertilidad china actual (el número medio de niños que una mujer tiene en la vida) varían en una amplia gama, de cerca de 1.3 a 2.0:

Los estudios de demógrafos chinos, financiados en parte por el fondo de la ONU, demostraron que combinar la disminución de la pobreza con políticas sanitarias y objetivos flexibles para la planificación familiar son más eficaz en la reducción de fertilidad que la aplicación vigorosa de las objetivos muy ambiciosos de reducción de la fertilidad.[cita requerida]

En noviembre de 2013, en el Plenario del Comité Central del Partido Comunista Chino, se tomó la decisión de relajar la política del hijo único. Esta decisión fue tomada por la Asamblea Nacional Popular, el máximo órgano legislativo, tras una semana de deliberaciones y un mes y medio después de que el partido lo anunciara.

A partir de ese momento, algunas parejas podrían tener un segundo hijo. Bajo la nueva política, las parejas podrían tener dos hijos si uno de los padres es hijo único. Antes, una pareja sólo podía tener un segundo hijo si ambos padres eran hijos únicos.[24]

En octubre de 2015 China abandonó definitivamente esta política, manteniendo sin embargo, un límite de dos hijos por pareja. La implementación de la nueva política será gradual; las parejas que deseen tener un segundo hijo seguirán un proceso de solicitud simplificado.[1][9]

La agencia oficial Xinhua fue la que dio la noticia tras el cierre del Plenario del Comité Central del Partido Comunista Chino, una reunión de cuatro días durante la cual sus 205 miembros y 170 suplentes acordaron el 13º Plan Quinquenal. Este importante documento, que vio la luz en el año 2016, contiene las guías maestras de la política económica y social que sigue el país entre los años 2016 y 2020.[1]

En el texto, Xinhua declaraba que China “abandona la política del hijo único” y “pondrá en marcha otra que permita a cada pareja tener dos hijos como respuesta proactiva al envejecimiento de su población”, aunque en ningún momento daba detalles de cómo se implementará.[25]

Durante muchos meses se estuvo especulando acerca de la posibilidad de que Pekín abandonara su controvertida medida de planificación familiar, ya que cada vez más estudios y expertos alertaban de la “bomba de relojería” que se está fraguando en el país.

En la actualidad, China cuenta con una población superior a los 1.300 millones de personas. El principal problema es el envejecimiento poblacional juntamente con la disminución de la capacidad laboral. Este envejecimiento hace que cada vez haya menos gente en edad de trabajar y haría crecer más los desequilibrios sociales, lo que perjudica a la economía del país.

Varios estudios, entre ellos uno de las Naciones Unidas, estiman que en el año 2050 habrá en el país cerca de 440 millones de personas mayores de 60 años. Además, también se espera que, desde el año 2010 y hasta 2030, el número de trabajadores chinos descienda en 57 millones.[26]​ De los siete trabajadores activos por cada retirado actuales, para 2050 China pasaría a tener tan solo un activo por retirado.[27]​ Todos coinciden en señalar que esto supondrá una presión enorme para los recursos del Estado, por lo que se necesitaría invertir la tendencia cuanto antes.

Sin embargo, hay opiniones tanto optimistas como negativas. Por una parte, el destacado experto demográfico y social en China Wang Feng declaró a France Press que la erradicación de esta política de natalidad cambiaría el comportamiento de muchas familias jóvenes. Por otra, hay demógrafos y economistas que dicen que la reforma llega demasiado tarde para resolver la amenaza de crisis laboral. [cita requerida]



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