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Prosa



Prosa es la forma que toma naturalmente el lenguaje (tanto el oral como el escrito) para expresar los conceptos, y no está sujeta, como el verso, a medida y cadencia.[1]​ Se identifica con lo contrapuesto al ideal y la perfección.[2]​ Coloquialmente, "prosa" es equivalente a "palabrería".[3]

La prosa es una forma de la lengua escrita, definida por oposición al verso, con figuras que se agrupan en el llamado paralelismo. Se ha definido la prosa por oposición al verso, porque aquella no tiene ni ritmo métrico, ni repetición (formas fijas) ni periodicidad (rima) como aquel (Ducrot y Todorov, 1974).[cita requerida][4]​ Ritmo, repetición y periodicidad son justamente los elementos caracterizadores de la oralidad.

El término se originó en la expresión latina prosa oratio "discurso directo" (sin los ornamentos del verso), donde prosa es el femenino de prosus, antes prorsus "directo", del antiguo latín provorsus "(moverse) adelante", de pro- "adelante" + vorsus "vuelto", participio pasado de vertere "volverse".[5]

En la liturgia de la misa, tras la aleluya o el tracto se "cantaba" una secuencia denominada "prosa".[6]

El origen de la prosa proviene de la Jonia en el siglo VI a. C., primero por una prosa narradora para describir lugares, costumbres o relatos, en una lengua más racionalista, diferente de la lírica. Sin embargo, su mayor desarrollo se efectuaría en Atenas durante los siglos V a. C. y IV a. C.[11]

Por primera vez se dispuso de un instrumento lingüístico capaz de servir al pensamiento abstracto: el "estilo imperiódico" de los logógrafos (literalmente, "los que escriben en prosa").

Los principales autores de la historiografía griega en prosa son:

En la cultura romana la prosa no se ligó a los géneros narrativos sino a la oratoria. Marco Tulio Cicerón en Oratore distingue tres niveles de estilo: bajo, medio y elevado, y profundiza los caracteres musicales de la prosa estableciendo reglas relativas a la disposición de las partes de la frase, el ritmo y sobre todo las cláusulas del periodo, disponiendo la parte final según métricas análogas a las de la poesía. A través de Quintiliano este modelo llega a la Edad Media influyendo en el ars dictandi de escuelas (escuelas monásticas, escuelas episcopales, escuelas palatinas, Studia Generalia) y cancillerías. En el siglo XIII Juan de Garlandia describe y clasifica algunos tipos de estilo prosaico, y en este periodo se elabora una prosa latina científica y filosófica, por encima del gusto del ornatus, hace prevalecer el rigor de los esquemas lógico-demostrativos (escolástica).

El Renacimiento propone una gama más amplia de géneros en prosa: la poética del clasicismo presenta modelos a imitar en los diversos géneros literarios. La inversión de tendencia en el Barroco trae artificios espectaculares. En la Ilustración la prosa se convierte en un instrumento importante para la divulgación y la polémica narrativa, filosófica, satírica, etc. En el siglo XIX la distinción entre prosa y poesía se profundiza, creando la distinción entre prosa de función teórico-narrativa y poesía de función lírica; a esta distinción se refiere la comprensión del dominio de la prosa en el naturalismo.[12]

Conforme el Imperio romano de Occidente desaparecía, el latín tradicional se mantuvo vivo gracias a escritores como Casiodoro, Boecio y Símaco. Las artes liberales florecieron en Rávena bajo Teodorico el Grande, donde los reyes godos se rodearían con maestros de retórica y gramáticos. Algunas escuelas se asentaron en Italia, así como notables autores como Enodio de Pavía (un poeta pagano), Arator, Venancio Fortunato, Felix el Gramático, Pedro de Pisa o Paulino de Aquilea.

Mientras los italianos que estaban interesados en teología gravitaban hacia Francia, aquellos que permanecieron estaban atraídos normalmente por el estudio del Derecho Romano. Esto promovió la posterior creación de universidades medievales como las de Bolonia, Padua, Vicenza, Nápoles, Salerno, Módena y Parma, las cuales a su vez colaboraron en la expansión de la cultura y prepararon el camino por el cual se iba a desarrollar la nueva literatura vernácula. La tradición clásica no llegó a desaparecer, y el cariño del recuerdo de Roma, la preocupación por la política y la preferencia de la práctica sobre la teoría se combinaron para influir en el desarrollo de la literatura italiana.

La literatura española se engloba dentro de la literatura en español, en la que se incluyen las literaturas en castellano y español de todos los países hispanohablantes. Por otro lado, también está englobada en la literatura de España, junto con las demás literaturas de las lenguas habladas en el país.

"Los primeros textos plenamente escritos en lengua vulgar autóctona datan de finales del siglo XI, en Cataluña, de finales del siglo XII, en Castilla y Navarra, y de la primera mitad del siglo XIII, en León, Galicia y Portugal, y, por lo general, se trata de documentos no emanados de la cancillería regia. ... Si el primer testimonio del empleo del vernáculo en la cancillería navarra es de 1169 o 1171 -excluyendo los Fueros de Estella y de Laguardia, el de la cancillería castellana es de 1194."[13]​ La cancillería de Fernando III el Santo estableció la práctica de redactar los documentos en lengua vulgar (el castellano del XIII).[14]

Solo a partir del siglo XIII y en un sentido exclusivamente geográfico es posible hablar de literatura española escrita. Hasta este período, se supone la coexistencia de una poesía de transmisión oral en lengua romance, tanto lírica como épica, junto a unos usos escriturales cultos cuya lengua de expresión y transmisión era el latín.

El primer autor castellano de nombre conocido utiliza el término "prosa" para denominar sus propios versos:

Quiero fer una prosa en romanz paladino,

"Antes del siglo VIII el término prosa se usaba ya para distinguir la poesía rítmica de la poesía clásica cuantitativa."[15]

"Las prosas no se dirigen a los ricos de los palacios, sino a los pobres de las casuchas, más bien."[16]

La lengua francesa es el resultado de la fusión entre diversas lenguas de oïl, cuya forma predominante fue progresivamente impuesta desde la sede del poder institucional, la Isla de Francia, que le dio su nombre. Tiene una amalgama de orígenes entre los que se destacan el romano, el germánico, el celta y varias lenguas regionales. El idioma francés por sí mismo, se puede considerar como una forma moderna del latín vulgar.

La literatura francesa nace en el siglo IX, con los primeros escritos en lengua romance. Su importante producción a lo largo de los siglos ha dado lugar a la creación de nuevos movimientos literarios y artísticos, cuya poderosa influencia sobre otras literaturas le hace ocupar una preeminente posición en la literatura universal.

Molière pone en boca a sus personajes una definición simplificada de "prosa" y "verso", con un cómico resultado:

JOURDAIN. -No, no; nada de versos.

FILÓSOFO. -¿Preferís la prosa?

JOURDAIN. -No. No quiero ni verso ni prosa.

FILÓSOFO. -¡Pues una cosa u otra ha de ser!

JOURDAIN. -¿Por qué?

FILÓSOFO. -Por la sencilla razón, señor mío, de que no hay más que dos maneras de expresarse: en prosa o en verso.

JOURDAIN. -¿Conque no hay más que prosa o verso?

FILÓSOFO. -Nada más. Y todo lo que no está en prosa está en verso; y todo lo que no está en verso, está en prosa.

JOURDAIN. -Y cuando uno habla, ¿en qué habla?

FILÓSOFO. -En prosa.

JOURDAIN. -¡Cómo! Cuando yo le digo a Nicolasa: "Tráeme las zapatillas" o "dame el gorro de dormir", ¿hablo en prosa?

FILÓSOFO. -Sí, señor.

JOURDAIN. -¡Por vida de Dios! ¡Más de cuarenta años que hablo en prosa sin saberlo! No sé cómo pagaros esta lección...

(...)

JOURDAIN. -Absolutamente... Habláis las dos como dos bestias cuya ignorancia produce sonrojo. ¿Queréis que os lo demuestre? A ver: ¿sabe alguna de vosotras qué es lo que está diciendo ahora mismo?

MADAME JOURDAIN. -¡Claro! Y sé que lo que digo está muy bien dicho, y que vos debierais conduciros de otro modo.

JOURDAIN. -¡No me refiero a eso!... Os pregunto qué son las palabras que estáis pronunciando.

MADAME JOURDAIN. -Palabras mucho más sensatas que vuestra conducta.

JOURDAIN. -Repito que no hablo de eso. Yo pregunto: esto que hablo con vosotras, lo que estoy diciendo ahora mismo, ¿qué es?

MADAME JOURDAIN. -Un cuento tártaro.

JOURDAIN. -No, no es un cuento. Lo que ambos decimos, lo que platicamos en este instante.

MADAME JOURDAIN. -¿Qué? Acaba...

JOURDAIN. -¿Cómo se llama?

MADAME JOURDAIN. -Se llama... ¡como cada uno lo quiera llamar!

JOURDAIN. -¡Se llama prosa, ignorante!

MADAME JOURDAIN. -¿Prosa?

La literatura inglesa es toda aquella escrita en lengua inglesa, independientemente de la procedencia de sus autores. Bajo esta denominación se reúnen obras escritas en inglés antiguo, inglés medieval, inglés moderno e inglés contemporáneo, así como aquellas escritas en las variedades dialectales que el idioma actual tiene alrededor del mundo.

La literatura alemana o (en alemán) comprende la literatura de textos originarios de los pueblos germanohablantes de Europa central. Su desarrollo habiendo ya trascendido las tan volubles fronteras políticas, incluye no solamente los escritos de la actual Alemania reunificada sino también los de Austria y Suiza.

En la literatura alemana se incluyen además trabajos no poéticos o sin exigencia literaria particular: esto es, trabajos de historiografía, de historia de la literatura, de ciencias sociales, de filosofía, etc. También diarios o epístolas.

Con el término literatura rusa se alude no solo a la literatura de Rusia, sino también a la literatura escrita en ruso por miembros de otras naciones que se independizaron de la extinta Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) o por emigrados que fueron acogidos en ella. Con la disolución de la URSS varias culturas y países han reclamado a varios escritores exsoviéticos que, sin embargo, escribían en ruso. La literatura rusa se caracteriza por su marcada profundidad con figuras claves para la literatura universal como Dostoievski o Tolstói, y empezó, como todas, en forma de tradición oral sin cultivo escrito hasta la cristianización de la Rus de Kiev en 989 y, con esta, de un alfabeto adecuado para acogerla.

Los creadores de dicho alfabeto fueron los misioneros bizantinos Cirilo y Metodio; ellos tomaron distintas grafías de los alfabetos latino, griego y hebreo, e ingeniaron otras. Al principio el lenguaje escrito ruso usó dos sistemas gráficos —los alfabetos cirílico y glagolítico—; el glagolítico, supuestamente inventado también por Cirilo y Metodio, fue abandonado, y la literatura rusa tal como la conocemos actualmente se escribe y lee en alfabeto cirílico, en su modalidad denominada alfabeto ruso.
Si la primera mitad del siglo XIX fue la edad de oro de la poesía rusa, la segunda mitad del siglo fue la edad de oro de la prosa rusa.

La literatura china tiene una historia que se remonta desde los más antiguos archivos oficiales dinásticos conservados hasta las obras de ficción surgidas durante la dinastía Ming para el entretenimiento de las masas letradas de China. Se calcula que hasta el siglo XVII se habían producido en China más textos escritos que en el resto del mundo.

La literatura china ha influido de forma extraordinaria en la literatura de países cercanos, especialmente Japón y Corea. Algunas obras de la literatura china son muy populares y se reeditan constantemente en todo el mundo, como por ejemplo el Dào Dé Jing.

Durante siglos la literatura china ha sido no solo una reflexión sobre la sociedad y la vida, sino que también ha tenido un fuerte contenido político. Muchos literatos eran altos funcionarios o filósofos que estudiaban y proponían nuevas formas de gobierno para China.



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