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Protectorado de San Martín



El protectorado de San Martín en el Perú, también denominado Protectorado del Perú y régimen de los departamentos libres,[1][2][3]​ fue el protectorado y gobierno provisional ejercido por el militar argentino José de San Martín sobre el territorio liberado peruano del Imperio español por la Expedición Libertadora del Perú y el Ejército del Perú tras la proclamación de la independencia del Perú hecha en la Plaza Mayor de Lima.[4]

José de San Martín asumió oficialmente el mando político y militar de los departamentos libres y el título de Protector del Perú por decreto suyo el viernes 3 de agosto de 1821. Tras el estancamiento de la guerra y la entrevista de Guayaquil, él mismo renunció al cargo el viernes 20 de septiembre de 1822, fecha de la instalación del Congreso Constituyente del Perú que convocó el 27 de diciembre del año anterior y al cual depositó el día siguiente los poderes ejecutivos en la flamante Suprema Junta Gubernativa.

En el momento del ascenso de San Martín, el Perú estaba dividido militar y administrativamente en dos facciones: el norte, Lima y el centro occidental del país, que se encontraban en manos de los patriotas/independentistas; y el sur, Cuzco y el centro oriental del país, que se encontraban en manos de los realistas.[5]

Tras la victoria del Ejército de los Andes en la batalla de Maipú, San Martín creía que la independencia de Chile y Argentina no se concluirían sin la independencia del Perú, el cual era el bastión realista de la época. Los peruanos se hallaban en la encrucijada de decidir entre la independencia y el statu quo, este último apoyado por la mayor parte de los peruanos.

San Martin sabía que no podía pasar por el Alto Perú para liberar al país tras las derrotas sucesivas de las expediciones auxiliadoras al Alto Perú ante el Ejército Real del Perú, y tenía planeado que, junto a Thomas Cochrane, conformar una expedición militar y desembarcar en la costa del Perú para después ocupar Lima y así descabezar el Virreinato del Perú. El 20 de agosto de 1820 partió desde Valparaíso la Expedición Libertadora del Perú al mando del generalísimo don José de San Martín con destino al Perú. El Gobierno de Chile al mando de Bernardo O'Higgins financió la expedición militar.

El objetivo de la expedición militar era desembarcar en Paracas, establecer una cabeza de playa y desde ahí realizar una campaña militar que forzara la retirada de la guarnición del Ejército Real del Perú en Lima hacia la sierra. Un hito clave de la estrategia fue la ocupación de la Ciudad de los Reyes (Lima) y la proclamación de la independencia del Perú, nombrándose San Martín Protector del Perú, para desde este cargo llamar a la población a sumarse a la causa patriota.

El 8 de septiembre de 1820, el ejército al mando de José de San Martín desembarcó en la playa de Paracas, cerca del puerto de Pisco, haciendo retroceder al ejército realista, que se replegó a la zona de la serranía.

El virrey Joaquín de la Pezuela tenía bajo su mando a unos 20 000 soldados, distribuidos por todo el virreinato, de los cuales la mayor parte defendía Lima.[6]​ Tratando de ganar tiempo para reunir a todos los soldados, planteó una salida diplomática al conflicto, reuniéndose los delegados de ambas partes en el pueblo de Miraflores (sur de Lima), que finalmente no llegaron a ningún acuerdo aceptable para San Martín. Éste envió una división al mando del general Arenales por la ruta de la sierra, para perseguir a las divisiones realistas ubicadas en esa zona y propiciar la insurrección de las poblaciones a lo largo de su trayecto.[7]

San Martín se reembarcó en la escuadra libertadora, y en los primeros días de noviembre desembarcó en la localidad de Huacho, donde fortificó su posición e inició su estrategia para sitiar definitivamente Lima.[6]

El 29 de enero de 1821 se sublevaron altos oficiales realistas contra el virrey Pezuela, quien renunció a su cargo y fue sustituido por el general José de la Serna, que sería confirmado más tarde como virrey del Perú por la corona. El nuevo virrey propuso a San Martín nuevas negociaciones diplomáticas, que finalmente fracasaron debido a que la propuesta definitiva del general era la independencia del Perú. El sitio de Lima se prolongó por algunos meses; en el mes de marzo arribó al Perú el capitán Manuel Abreu, enviado por el rey de España como emisario pacificador, sin ninguna consecuencia favorable para los independentistas. San Martín decidió iniciar una nueva estrategia y envió dos ejércitos, uno al mando del general Guillermo Miller, para desembarcar en las costas del sur, y otra al mando del general Arenales, hacia la sierra.[7]

San Martín dejó Huacho y desembarcó en Ancón, estrechando el cerco a Lima. En simultáneo inició nuevas negociaciones de paz, que se realizaron entre mayo y junio en la hacienda de Punchauca, cerca de Lima; los delegados de San Martín fueron Tomás Guido, Juan García del Río y José Ignacio de la Roza; por parte del virrey La Serna fueron Manuel Abreu, Manuel de Llano y José María Galdeano. Las negociaciones de nuevo fracasaron.[6]

Pocos días después se pasó a sus filas uno de los más destacados regimientos de las fuerzas del virrey: el regimiento realista Numancia, compuesto de venezolanos y neogranadinos, que había sido formado en Venezuela en 1813 y enviada al Perú tres años más tarde por Pablo Morillo. Esta deserción en masa desmoralizó al resto de las fuerzas realistas, lo que obligó a De La Serna a abandonar la ciudad el 5 de julio e internarse en la sierra. Esto le abrió las puertas de Lima a San Martín.

Proclamación de la Independencia del Perú de Juan Lepiani. San Martín proclamando la Independencia del Perú frente a la multitud reunida en la Plaza de Armas de Lima.

Acta de Independencia del Perú

San Martín ocupó Lima y reunió un cabildo abierto el 15 de julio de 1821. El 28, ante una multitud en la Plaza de Armas de Lima, declaró la Independencia del Perú y fue nombrado Protector del Perú con autoridad civil y militar.[6]

Formó su ministerio con los ministros Hipólito Unanue, de Hacienda, Juan García del Río, de Relaciones Exteriores y Bernardo de Monteagudo, de Guerra y Marina. En octubre dictó un Estatuto Provisorio de Gobierno, en el cual se establecía la división territorial, la libertad de vientres, y la libertad de los indígenas de los tributos específicos.[8]​ En lo jurídico, el Reglamento establecía:

Ese año fundó la Biblioteca Nacional del Perú, a la que donó su colección de libros,[10]​ y creó la Orden del Sol, hoy llamada Orden El Sol del Perú.[11]

Fundó la Sociedad Patriótica, formada por 40 ciudadanos peruanos, a quienes consideró los más ilustrados entre los decididos por la causa independentista. Esta se enfrascó en discusiones sobre la forma más conveniente de gobernar, entre la monarquía constitucional que apoyaba San Martín y defendían los ministros Unanue y Monteagudo, y la república, que defendían Manuel Pérez de Tudela y Mariano José de Arce. En apoyo a sus ideas monárquicas, envió a García del Río y James Paroissien a Europa, a conseguir un príncipe de la Casa de Sajonia-Coburgo y Gotha, para que reinara en el Perú. También debieron contratar un empréstito para continuar la campaña militar.[8]

Estableció la libertad de comercio y la libertad de imprenta, pero no permitió otro culto religioso que el católico. Expulsó a miles de españoles contrarios a la independencia y confiscó sus bienes.[9]

Desde Ancón, y luego desde Lima, San Martín envió una serie de campañas para incorporar al Protectorado al resto del Perú, pero algunos triunfos parciales no pudieron evitar que el virrey La Serna se hiciera fuerte en la sierra y fijara su capital en Cuzco; el Protector no tenía fuerzas para enfrentarlo con probabilidades ciertas de triunfar.[12]

Durante su protectorado recibió una carta del general Antonio José de Sucre, lugarteniente de Simón Bolívar, para la campaña en el territorio de la Provincia de Quito (actual Ecuador), en el que reclamaba la incorporación a la misma del batallón Numancia. A poco de desembarcar San Martín en territorio peruano, se había pasado a sus filas. San Martín se negó a perder la excelente unidad, y en su lugar envió una División Auxiliar al mando de Andrés de Santa Cruz ―en su mayoría compuesta por tropas inexpertas― que participaron en las batallas de Riobamba y Pichincha.[13]

Entre el 26 y 27 de julio de 1822, se realizó la Entrevista de Guayaquil, donde se reunió con Bolívar, con el objetivo de aclarar el futuro de Guayaquil, la discusión de una posible Federación de las Américas, y el tema más importante, aclarar el futuro del Perú; San Martín llegó a plantear a Bolívar su proyecto de una Monarquía Peruana, sin embargo Bolívar se opuso rotundamente. Tras esta conversación privada, cuyo contenido solo se puede conjeturar, cedió a Bolívar la iniciativa y conclusión de la campaña libertadora.[14]​ A su regreso al Perú, se enteró que su protectorado había sido disuelto, por un congreso constituyente que proclamó la República Peruana en 1822; poco después decidió retirarse de todos los cargos y volver a su país.

Su gobierno duró desde el 3 de agosto de 1821 hasta el 20 de septiembre de 1822.

Regresó a Argentina con solo ciento veinte onzas de oro, el estandarte de Francisco Pizarro bordado por Juana I de Castilla y la campanilla con que la Inquisición de Lima convocaba a los tribunales. El cirujano argentino René Favaloro interpretó el estandarte como «símbolo de la dominación y esclavitud sufrida por el Imperio de los incas, […] definitorias en cuanto a las convicciones del Libertador».[16]

Aunque San Martín decretó la libertad de Vientres, la esclavitud seguiría siendo legal en el Perú independiente hasta el 3 de diciembre de 1854.[17]

El protectorado duró un año, un mes y 17 días y tuvo las siguientes realizaciones político-administrativas:

El Protectorado se basó en un Estatuto que tuvo las siguientes características:

Otras disposiciones que cumplió el protectorado de San Martín, fueron:

El Perú, buscando sus raíces en el período prehispánico y hasta la independencia del estado peruano, estuvo gobernado bajo un sistema monárquico, el cual terminó en el momento de la emancipación. En 1821, San Martín tras establecer el Protectorado, expuso su proyecto de mantener el Perú como una monarquía independiente, que era el sistema de gobierno de mayor prestigio en esos momentos en Europa, y el que se impuso en el Virreinato de Nueva España con la independencia del Primer Imperio mexicano.

Bernardo de Monteagudo, mano derecha de San Martín, era un hombre que tenía planteamientos monárquicos,y temía que los peruanos, sin instituciones sólidas, podrían derivar en conflictos con un modelo republicano, y para evitar un estado de desorden y anarquía, pensó que lo mejor era ofrecer una monarquía constitucional. Es por eso que se reconoció todos los títulos y derechos de toda la nobleza colonial, cambiando el nombre de los "Títulos nobiliarios de España" a "Títulos nobiliarios del Perú"; asimismo creó la "Orden del Sol", una condecoración militar de corte monárquica que era hereditaria,[18]​ fundó la "Sociedad Patriótica de Lima" que tenía el objetivo de difundir un sentimiento monárquico a la población peruana, a través de su diario "El Sol del Perú", y envió una comisión diplomática a Europa, con el fin de contactar con las principales casas reales, y encontrar al futuro Rey del Perú. Entre los candidatos que se tomó en cuenta para asumir el cargo de Rey del Perú, estaban Leopoldo I de Bélgica; el duque de Sussex, Augusto Federico de Hannover; Leopoldo de Borbon y María Clementina de Austria.

Para tal fin, San Martín, envió a fines del mismo año una misión diplomática encabezada por su ministro Juan García del Río para convencer a Leopoldo de Sajonia-Coburgo de que inaugurase la monarquía en Perú. Sin embargo, cuando se iniciaban las gestiones en Europa, San Martín decidió renunciar al gobierno en Lima y el Primer Congreso Constituyente instauró un régimen republicano, por lo que Juan García del Río fue desautorizado inmediatamente y el anhelo de un Perú monárquico con el que soñaba la aristocracia limeña pasó en definitiva al olvido.



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