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Pueblo judío



1ª fila: Judas MacabeoFlavio JosefoAkiva ben IosefMaimónides
2ª fila: Baruch SpinozaSigmund FreudSholem AleijemAlbert Einstein

Lenguas históricas:
Hebreo antiguo
Yidis
Judeoespañol
Lenguas litúrgicas:
Hebreo
Arameo

El pueblo judío es una colectividad religiosa y cultural descendiente del pueblo hebreo y los antiguos israelitas del levante mediterráneo.[6]​ La religión constituye un posible aspecto de pertenencia al pueblo judío así como las tradiciones, prácticas culturales, sociales y lingüísticas. Si bien pueden presentar características comunes, tales como el idioma o la creencia, los judíos no constituyen un grupo étnico homogéneo, por ello la definición precisa de judío es controvertida y puede variar dependiendo del énfasis que se haga en la observancia religiosa o en la identidad secular.[7]

Los judíos han sufrido una larga historia de persecución en diferentes lugares y su población ha ido variando a lo largo de los siglos. Según datos de Berman Jewish DataBank, en 2015 la población judía alcanzaba los 14,3 millones, representando alrededor de un 0,2 % de la población mundial.[8]​ La mayoría de ellos reside en Israel y los Estados Unidos. Según investigaciones llevadas a cabo en la Universidad Hebrea de Jerusalén, el 96 % de los judíos que residen fuera de Israel tiende a concentrarse en diez países, todos ellos democráticos.[9]

El término judío (en hebreo יהודי—Yehudi) procede de Judá (יְהוּדָה—Yehúda, cuarto hijo del patriarca bíblico Jacob). En un sentido territorial, Judá (יְהוּדָה, es decir, Judea) designaba al Reino de Judá, entidad política que existió en el levante mediterráneo, unos mil años antes de Cristo y hasta el 70 después de Cristo.[14]​ Los habitantes del Reino de Judá eran conocidos como judíos, término que luego fue ampliándose hasta abarcar a todos aquellos que habían emigrado desde allí hacia otras regiones e incluso fue aplicado luego a sus descendientes.

Como adjetivo gentilicio hebreo que deriva del nombre propio Judá, el término judío aparentemente no fue aplicado para designar a los miembros de la tribu, pero sí lo emplea Jeremías en el texto bíblico, dándole un sentido nacional, en referencia a aquellos habitantes del sureño Reino de Judá que permanecen fieles a Yahvéh:[15]

Cuyo texto original en la Biblia hebrea es:

קַח בְּיָדְךָ אֲבָנִים גְּדֹלוֹת וּטְמַנְתָּם בַּמֶּלֶט בַּמַּלְבֵּן אֲשֶׁר בְּפֶתַח בֵּית פַּרְעֹה בְּתַחְפַּנְחֵס לְעֵינֵי אֲנָשִׁים יְהוּדִים

Los habitantes del Reino de Judá serán desde entonces conocidos como judíos, término que luego se amplió hasta abarcar a todos los "hijos de Israel" (בְּנֵ֥י יִשְׂרָאֵֽל),[18]​ incluyendo a aquellos que habían emigrado hacia otras regiones y aplicándose luego también a sus descendientes.[19]

El término judío guarda también una estrecha relación con aquellos habitantes y miembros del Reino de Judá que fueron forzados al exilio y cautiverio en Babilonia, pero fueron leales a Yahvéh y después obtuvieron de los persas el permiso para regresar a su territorio natal, aplicándose por ello el término judío tanto al hebreo que retornó a él como a aquel que permaneció en Mesopotamia.[20]

En castellano, el término judío procede del latín Iudaeus, que a su vez proviene de la antigua lengua judeo-aramea Y'hūdāi, correspondiéndose con el hebreo Yehudi (יְהוּדִי).[21]​ Existe además una correspondencia etimológica entre varios idiomas; así, por ejemplo, Jude en alemán, juif en francés, jueu en catalán, Jew en inglés, xudeu en gallego, chodigo en aragonés, jøde en danés, y zsidó en húngaro. Con todo, existen también idiomas en los que los judíos son denominados hebreos, tal como sucede en persa y en griego (Εβραίοι), así como en italiano, rumano, ruso y demás lenguas eslavas.[22]

Un posible significado del término judío es 'Alaba al Eterno'.[23]​ La palabra judío no aparece en la primera sección de la Biblia hebrea (Pentateuco o Los Cinco Libros de Moisés), pero sí en sus otras secciones ya indicadas, así como también en el Libro de Ester (que en el judaísmo constituye un texto aparte y que es leído en Purim).[24]​ Ello sin embargo no significa que el término Iehudi/Judío tenga sentido peyorativo ninguno en caso de ser comparado con su predecesor, Ivri/Hebreo.[24]

Hasta el siglo XVIII, los vocablos judíos y judaísmo eran prácticamente sinónimos. Sin embargo, la llegada de la Haskalá (ilustración judía) supuso un cambio radical en la mentalidad de muchos judíos que se vieron a sí mismos como miembros de un mismo pueblo, pero separados de la tradicional adhesión a la fe judaica.

El pueblo judío se considera a sí mismo descendiente de Judá, hijo de Jacob, a su vez hijo de Isaac, quien era hijo de Abraham. Según la tradición monoteísta, el pueblo judío tiene su origen en Abraham, proveniente de Ur, siendo Abraham el primer patriarca y a quien se reveló el Dios único.

Pertenecer al pueblo hebreo no dependía de ningún origen étnico o racial, sino de la adhesión de determinada(s) persona(s) a la Alianza con Yahveh, la cual no era un privilegio sino que implicaba el cumplimiento de deberes para con Dios, cuya característica original y distintiva era el ser único.[25]

Cuando Moisés condujo al pueblo hebreo desde Egipto hasta la Tierra de Israel, una multitud de hombres y mujeres de diversos orígenes se unieron a ellos y los acompañaron durante el Éxodo. Una vez liberados de la esclavitud, los descendientes de Jacob se mezclaron con ellos. Es decir, los hebreos se casaban con cualquier persona que abrazase la fe en el Dios único y aceptase la Alianza.[26]

Generalmente, el uso del término judío se utiliza para referirse a tres grupos: a aquellos que tienen orígenes étnicos judíos, a aquellos que practican el judaísmo y a aquellos que se identifican como tales por su identificación cultural e histórica. La halajá, la ley judía, da otra definición de la identidad judía. De acuerdo con la legislación judía, judío es aquel que: a) es hijo de madre judía (ley que deriva del pasaje de Deuteronomio 7:1-5)[27]​ o b) aquella persona que se convierte formalmente al judaísmo bajo la supervisión halájica de un reconocido Bet Din (corte judía) presidida por tres dayanim (jueces). Este proceso de conversión está desarrollado en textos legales judíos, tales como el Talmud, el Shulján Aruj y las interpretaciones de la ortodoxia rabínica.

Pero además de esa definición ortodoxa existen otras definiciones, como las de las corrientes reformistas, reconstruccionistas y liberales, que afirman que es judío aquel que tiene un padre judío (en el sentido genérico, es decir, un padre o una madre). El humanismo judío afirma que es judío "quien se siente judío" sin importar si tiene ascendencia judía o si hace una conversión religiosa.

Si bien el judaísmo no fomenta la conversión y a lo largo de la historia no se conocen casos en donde el pueblo judío haya sometido a otro a convertirse, la misma está contemplada. Para hacerlo es necesario tener un estudio amplio sobre la Torá, capacitado por un Moré (Maestro). Los filtros para la conversión al judaísmo, si bien varían según las distintas corrientes, suelen ser muy exigentes, puesto que se busca por parte de los rabinos que la conversión sea sincera y sin motivaciones ulteriores.

En el pasado hubo ejemplos de conversiones en masa al judaísmo, como es el caso del pueblo de Samaria, que sin ser descendientes de Jacob en un sentido físico, abrazaron el judaísmo aunque nunca perdieron del todo sus creencias y costumbres, por lo cual los judíos ortodoxos de Jerusalén nunca los vieron con total agrado.[cita requerida]

En cuanto a la pérdida del judaísmo, acorde con la ley judía (Halajá), no existe modo de perder el judaísmo. Quien nace judío o se convierte, no pierde su condición de judío incluso después de cometer uno de los tres peores pecados: paganismo, asesinato o aberraciones sexuales. A pesar de esto la ley judía utilizó otra arma contra pecadores de mayor escala: el expulsar de la comunidad (“El Herem” o “El Nidui”). El poder de separar de la comunidad se remonta a las primeras épocas bíblicas, pero se empezó a usar en forma sistemática durante la época talmúdica en el segundo Templo de Jerusalén; su uso continuó eventualmente durante la era moderna. Baruch Spinoza y Uriel da Costa son algunos de los judíos más importantes que fueron excomulgados de la comunidad. Pero, de acuerdo con la ley judía, existen caminos para ser aceptado nuevamente en la comunidad (dado que, según la mencionada ley, la judeidad es en principio algo de por vida).

Después de la destrucción del Segundo Templo los judíos perdieron muchas de sus ramas. Sin embargo, una cantidad importante de helénicos permaneció en Alejandría. Sin templo, los judíos que aún hablaban griego dejaron de ver a Jerusalén de la misma manera en la que solían verla. Los judíos se separaron según su idioma en griegos y hebreos.[29]​ Además las creencias y los textos bíblicos de cada comunidad diferían en varias cosas.[29]

Para el primer siglo, la comunidad judía en Babilonia, a la que habían sido exiliados después de la conquista babilónica, así como la revuelta Bar Kokhba en 135 a.C., ya había comenzado a crecer.[30]​ Entre los años 200 a.C. a 500 a.C., en ese lugar se concentraba alrededor de un sexto de la población total de judíos en esa era.[31]​ Para el siglo XIII el autor Bar Hebraeus decía que había alrededor de 6.944.000 judíos en el mundo romano.[32]

Ashkenaz es el nombre dado a Alemania por los judíos y askenazí («alemán») es el nombre que recibían los judíos de Alemania. Se usó luego para describir a los judíos provenientes de Europa de modo general. Su idioma es el yidis, que es un dialecto germano con influencia hebrea y eslava. Habitaron principalmente en Alemania, Polonia, Ucrania y Rusia. No son judíos askenazíes los que tienen raíces en los siguientes países de Europa: la península ibérica y regiones de Italia, Grecia, Turquía, los Balcanes, Inglaterra, Países Bajos y parte de Francia (los judíos alsacianos sí lo son).

Los judíos askenazíes adoptaron las interpretaciones de las mitzvot de las escuelas rabínicas de Israel; y los judíos orientales, las de las escuelas babilónicas.

Sefarad es el nombre hebreo dado a España, empleándose la palabra sefardí para designar a los judíos de la península ibérica (tanto de España como de Portugal). La historia de los sefarditas en la península ibérica se remonta a la Antigüedad.[36]​ Los sefardíes hicieron grandes contribuciones a la cultura ibérica, donde residieron no menos de quince siglos. Por la persecución emprendida por el catolicismo debieron emigrar de España en 1492.[37]​ A los descendientes de esos judíos se les sigue llamando sefardíes, sefaraditas o sefarditas, sin importar en qué parte del mundo hayan nacido. Pese a la expulsión de la península ibérica, los exiliados sefardíes encontraron refugio en sitios tan diversos como el Magreb, Egipto e Italia, Grecia y Turquía, Siria y Tierra Santa, Holanda y el Nuevo Mundo.[38]

Uno de los idiomas hablados por los sefardíes es judeoespañol o ladino, que es un dialecto castellano. Los sefardíes poseen costumbres ancestrales y un rito religioso hebraico que les es propio. En 1924, el general Primo de Rivera concedió la ciudadanía española a los judíos sefardíes por «razones históricas», lo cual salvó muchas vidas durante la Segunda Guerra Mundial. El cónsul español Ángel Sanz Briz pudo salvar en Hungría a miles de judíos del Holocausto, declarando que los judíos sefardíes eran ciudadanos españoles y por tanto pertenecían a la jurisdicción de su gobierno.[39]

En 1991, Yad Vashem (Museo del Holocausto en Israel) distinguió las acciones de Sanz Briz, concediéndole a través de sus herederos el título de Justo entre las Naciones e inscribiendo el nombre del cónsul español en el memorial de la Shoá. En 1994 el gobierno húngaro le concedió a título póstumo la Cruz de la Orden del Mérito de la República Húngara. Sanz Briz fue el primer diplomático español que apareció en un sello de correos de España.

La ley 12/2015, de 24 de junio, en materia de concesión de la nacionalidad española a los sefardíes originarios de España, acordó conceder la nacionalidad española a los descendientes de sefardíes que pudieran acreditar su origen, demostraran una vinculación especial con España y acreditaran conocimientos de la lengua y la cultura españolas. Ley 12/2015

Mizrají (mizrajim en plural) es el nombre dado a las comunidades judías que inmigraron de los países del Medio Oriente, notablemente de Yemen, Irak e Irán. Muchos los denominan erróneamente sefaradim dentro del mismo Israel, aunque nada tienen que ver con la península ibérica.

El término correcto para denominarlos en hebreo es edot hamizraj (comunidades del Oriente). Toman su interpretación de los preceptos de las escuelas rabínicas de Babilonia. Son los judíos del mundo árabe e iranio.

Tradicionalmente, se conoce como idioma hebreo a la lengua litúrgica del judaísmo (también conocido como lashon ha-kodesh, 'lengua santa'), el lenguaje en el que el Tanaj fue escrito, el habla de los judíos durante siglos y, junto con el árabe, uno de los dos idiomas oficiales del Estado de Israel.

Tal y como lo conocemos hoy, el hebreo (o hebreo moderno) es fruto de la obra del lingüista Eliezer Ben Yehuda que llegó a Palestina en 1881 y revivió un idioma que únicamente se utilizaba en los servicios religiosos judíos y que en términos de habla había quedado en desuso durante más de dieciséis siglos.[41]

Por otra parte, los judíos que inicialmente se asentaron en diversas localidades diásporicas desarrollaron a veces modos de comunicación propios e incorporaron vocablos hebreos en los idiomas vernáculos. Ello se da en el ladino de los judíos de la península ibérica y el yidis de los judíos de la Europa Central.[42]​ Con todo, aquellos preparados dominaron tanto el hebreo como el idioma local, o los idiomas locales; no pocos judío se desempeñaron además como traductores. Acerca del judeoespañol como fenómeno socio-cultural e identitario, escribió García-Pelayo y Gross en el siglo XX:

Antes de la Segunda Guerra Mundial la población judía del mundo era de aproximadamente 18 millones. Luego de la Shoáh la población judía mundial se redujo a 12 millones. La Jewish Virtual Library indica que existen aproximadamente 15 millones de personas judías en el mundo y que ellas habitan en no menos de 134 países.[44]

Las cifras provistas a continuación representan los estimativos mínimos de la población judía mundial y que equivalen al 0,2 por ciento de la población mundial total.[45]

Israel es el único país en el que los judíos constituyen la mayoría de la población. Israel se independizó del Mandato británico de Palestina el 14 de mayo de 1948. Desde entonces, la población judía en Israel ha aumentado en cerca de un millón de personas por década, entre inmigrantes y nacidos israelíes, en lo que ha supuesto uno de los cambios poblacionales más importantes del pueblo judío durante 2000 años.[cita requerida]

Durante los sesenta años de existencia de Israel, han emigrado judíos de diferentes países: supervivientes del Holocausto, judíos sefardíes, judíos mizrajíes, judíos persas, judíos de Yemen, de la India, judíos etíopes, judíos de Sudáfrica, etc.[cita requerida] En la década de 1990 cerca de un millón y medio de judíos llegaron a Israel procedentes de la extinta Unión Soviética.

Actualmente la mayor comunidad judía de la diáspora se encuentra en Estados Unidos, con cerca de 5,2 millones de judíos. En toda América hay grandes comunidades judías, siendo extensas las de Argentina (considerada la más grande de toda Iberoamérica), Brasil, Canadá, México o Chile, y más pequeñas en[52]Panamá, Uruguay, Venezuela y otros países.

En Europa Occidental la mayor comunidad judía se encuentra en Francia con unos 500.000 judíos aproximadamente, la mayoría de ellos o sus descendientes procedentes de países árabes de África del Norte, como Argelia, Marruecos o Túnez. En el Reino Unido viven cerca de 265.000 judíos. En la Europa del Este, habitan alrededor de 400.000 judíos en Rusia (si bien existen datos estimativos más altos) y decenas de miles en países del antiguo Bloque soviético.

Los países árabes de África del Norte y de Oriente Medio tenían en 1945 una población judía de cerca de 900.000 habitantes.[53]​ Tras la independencia de Israel, la mayoría de los judíos de estos países, como consecuencia de la persecución a la que se vieron sometidos y debido a factores económicos y culturales, emigraron a Israel, Norteamérica y Europa en la década de 1950 (véase Éxodo judío de países árabes). Hoy en día, cerca de 8000 judíos siguen viviendo en estos países, la mayoría en Marruecos y Túnez. Caso especial es el de Irán, país no árabe pero musulmán, que tiene una población de poco más de 10 000 judíos frente a los 100.000 que poseía antes de la revolución islámica de 1979.

Fuera de Europa, Asia y América existen comunidades judías considerables en Australia y Sudáfrica.

El fin de "la Diáspora". La noción de pueblo judío en el exilio (a menudo denominada "la Diáspora" con mayúscula) pudo haber tenido sentido solo antes de la creación del moderno Estado de Israel. A partir de la creación del mismo en 1948, el uso del término «Diáspora» en cierto sentido se ha vuelto obsoleto: Santiago Kovadloff explica que su origen es de orden religioso y el mismo fue a menudo empleado para justificar la condición de exilio en el caso de los israelitas, quienes en varias oportunidades se vieron obligados a dejar la Tierra de Israel para subsecuentemente asentarse en territorios extranjeros. Ello dio notoriedad a la descripción del pueblo judío como una "nación apátrida" durante casi dos mil años. Sin embargo, demuestra Kovadloff, el pueblo judío de hecho conoció numerosas olas emigratorias antes, durante y después de la existencia del cualquiera de los Estados hebreos autónomos de la Antigüedad. Es a raíz de ello que, a partir de 1948, según Kovadloff, resulta inadecuado denominar "Diáspora" a la condición de todos aquellos judíos que viven fuera de Israel: israelitas o israelíes, lo cierto es que en la gran mayoría de los casos ellos no son forzados a vivir fuera de Israel; y, de desearlo, muchos de ellos podrían establecerse allí; más —afirma Kovadloff desmitificando la tradición religiosa— si no lo hacen, ello no se debe a que en la actualidad tal proceder les sea impedido, sino porque parte considerable de ellos opta por vivir fuera de Israel.[54]

Según el demógrafo Sergio Della Pergola, la condición del pueblo judío en tiempos modernos "es una paradoja: por un lado el antisemitismo es un mal que crea un mecanismo de defensa colectivo, y por otro, la emancipación arrastra el precio de la asimilación".[63]

El historiador Shlomo Sand ha sostenido que la diáspora judía no fue un éxodo masivo, sino de solo unos pocos miles de judíos (como máximo). Explicó que la existencia de judíos en diversas partes de Europa, África y Asia como el fruto de conversiones al judaísmo.[64]​ Las poblaciones de Europa oriental, según Sand, tendrían origen en los jázaros, un pueblo turco procedente del Asia central que se convirtió al judaísmo hacia el siglo VIII.[65]​ Sin embargo, ha sido demostrado que las poblaciones judías de askenazíes, sefardíes y de Oriente Medio se encuentran más relacionadas genéticamente entre sí que para con sus conciudadanos,[66]​ existiendo relativamente pocas mezclas en las poblaciones judías, pero presentando éstas considerable parentesco genético con los demás pueblos del Levante Mediterráneo.[67]

El Premio Nobel es un evento anual internacional otorgado por primera vez en 1901 por logros en Física, Química, Fisiología o Medicina, Literatura y Paz. Un premio asociado de Economía se entrega desde 1969.

El Premio Nobel fue concedido a más de 900 personas,[68]​ de las cuales 209 fueron judíos.[69]​ Aunque el pueblo judío representa tan sólo un 0,2 % de la población mundial (1 persona por cada 500 habitantes del planeta), los judíos constituyen más del 20 % del total de los premiados.[70]​ David Brooks indicó en un artículo publicado en el New York Times en enero de 2010 que:

Según las seis diferentes disciplinas, los Premios Nobel recibidos por judíos comprenden el 27 % en química, el 26 % en medicina y en física, el 40 % en economía, y el 11 % en paz y en literatura.[72]​ Asimismo, explica Charles Murray que:

El primer galardonado judío fue Adolf von Baeyer, con el Premio Nobel de Química en 1905, mientras que los beneficiarios más recientes — 2016, 2017 y 2018— fueron John M. Kosterlitz, Rainer Weiss, Barry Barish, Arthur Ashkin, galardonados con el Premio Nobel de Física; Michael Rosbash, laureado con el Premio Nobel de Fisiología o Medicina; Richard Thaler, William Nordhaus, premiados con el Nobel de Economía; y Bob Dylan recibió el Premio Nobel de Literatura.

Los laureados Elie Wiesel e Imre Kertész sobrevivieron a los campos de exterminio durante el Holocausto,[74]​ mientras que François Englert sobrevivió al ser escondido en orfanatos y hogares de niños en ese mismo periodo.[75]​ Otros, como Walter Kohn, Otto Stern, Albert Einstein, Hans Adolf Krebs o Martin Karplus, tuvieron que huir de la Alemania nazi para evitar la persecución.[76][77][78]​ Mientras que otros, como Rita Levi-Montalcini, Herbert A. Hauptman, Robert Furchgott, Arthur Kornberg y Jerome Karle experimentaron significativo antisemitismo en su carrera.[77][79]

El premiado más anciano fue Leonid Hurwicz, que recibió el premio en 2007 en Economía cuando tenía 90 años de edad. Rita Levi-Montalcini fue, hasta su muerte a los 103 años, la más longeva. Borís Pasternak se vio obligado a rechazar el premio de Literatura en 1958.

La siguiente lista contiene laureados que autoidentificados con el pueblo judío, ya sea por considerarse a sí mismos judíos o bien ser descendientes directos de familias judías.[80]

Medicina

Física

Química

Economía

Paz

Literatura

El Reino Dividido: Reino de Judá (sur) y Reino de Israel (norte), 928 a. C.



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Comentarios
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mario:
gran pueblo
2022-04-05 01:47:20
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