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Puerto de Indias



El Puerto de Indias de Sevilla fue el principal puerto marítimo de enlace con la América española, manteniendo un monopolio artificial como vía de entrada y salida de mercancías las Indias mediante un asiento otorgado por decreto real.

Para su administración, los Reyes Católicos fundaron la Casa de Contratación de Indias, con sede en Sevilla de 1503 hasta 1717. Desde allí se dirigían y contrataban los viajes, se controlaban las riquezas que entraban desde América y se regulaban las relaciones mercantiles, científicas y judiciales con el Nuevo Mundo. Esto conllevó una gran expansión urbana, superando Sevilla los 100 000 habitantes, y convirtiéndose en la ciudad más grande de España y la mejor urbanizada de la época, destacando sus calles enladrilladas o empedradas. Los problemas de navegación que planteaban los nuevos buques, de mayor tonelaje, y la mejora de las fortificaciones gaditanas llevaron a la Corona a decidir el traslado de la institución a Cádiz en 1717.

Sevilla ya concentraba su actividad portuaria entre la Torre del Oro y el puente de Barcas en la Baja Edad Media. A finales del siglo XV, las mercancías traídas de las Indias eran almacenadas en las Atarazanas y existía una Aduana que ocupaba alguna de sus naves. La Casa de la Contratación de Indias se estableció en el Real Alcázar y la Lonja de Mercaderes, también llamada Consulado o Universidad de Mercaderes o Consulado de Cargadores a Indias, órgano dependiente de esta, pasó a colocarse en un edificio que, desde el siglo XVIII, alberga el Archivo de Indias, próximo a la Catedral. La prosperidad alcanzada por Sevilla gracias al comercio con América la convirtió en el centro financiero y mercantil más importante de Europa, superando a otros importantes centros, como la ciudad portuaria de Amberes.

La orilla este del río tenía varios muelles. En primer lugar, y más próximo a la Torre del Oro, estaba el muelle de la Aduana, seguido del muelle del Arenal, y, posteriormente, y más cerca del puente de barcas, el muelle del Barranco, que posteriormente fue conocido como muelle de la Sal. En la orilla oeste estaba el muelle de los Camaroneros y el muelle de las Mulas.

En 1506 se despacharon en el puerto 35 barcos y para 1550 la cifra había aumentado a 215, pasándose de las 3.000 a las 30.000 toneladas. A América se enviaba vino, aceite, harina, telas, ropas, jabón, miel, cera, bizcocho, papel, cerámica, vidrios, instrumentos, medicinas, higos, sardinas, zapatos, aceitunas, herramientas, libros, etcétera. De todos estos productos, los más exportados eran el vino, el aceite y la harina. El envío de harina era polémico, porque exportar cereales o harina podía causar hambrunas. Los barcos que llegaban de América descargaban oro, plata, perlas, cueros, azúcar, sebo, zarzaparrilla, algodón, palo brasil, guayacán, añil, maderas preciosas y otras mercancías.[1]

En 1680 se decidió que los barcos que vinieran de las Indias podrían despacharse tanto en Sevilla como en Cádiz. Sevilla perdió su condición de Puerto de Indias en 1717, con el traslado de la Casa de la Contratación a Cádiz, aunque la actividad portuaria en esa zona del río Guadalquivir prosiguió, e incluso se amplió al sur con el muelle de Nueva York, o junto al puente de Triana con el comercio de la sal hasta los años 1960. El Puerto de Sevilla se encuentra en la actualidad en una zona industrial, varios kilómetros al sur del centro histórico.

En la región de Cádiz, los cargadores a Indias hicieron vida y se hicieron bellas casas-palacios ya desde el siglo XVII; sin embargo, la institución de la Casa de Contratación perdió parte de su sentido en la segunda mitad del siglo XVIII cuando se concedió a varios puertos españoles el derecho a comerciar con varios puertos americanos. En 1790 se suprimió la institución de la Casa de la Contratación.



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