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Quema del muñeco



La Quema del muñeco es una tradición muy antigua, la cual en Sudamérica pudo tener un mayor preponderancia en Ecuador [1]​ y en algunas ciudades de Argentina, [2]​ en los que a última hora del 31 de diciembre y primera hora del 1 de enero se realiza una quema de muñecos para festejar el fin de año y el comienzo de uno nuevo.

En Ecuador esta costumbre está presente en todas las provincias. [1]

En Argentina se adoptó esta tradición; en el Gran Buenos Aires, especialmente en la ciudad de La Plata junto a los partidos vecinos de Berisso y Ensenada, a partir de la década de 1950 y son unos de los pocos distritos del país donde se realiza durante la fiesta de Año Nuevo, el 31 de diciembre, la quema de momos, muñecos similares a los incinerados en otras regiones de Latinoamérica con el nombre de años viejos. En efecto, la efigie quemada recibe varios nombres como "Momo de fin de año" (diferenciándose del Momo de Carnaval quemado al final del mismo), Fantoche o simplemente muñeco.

Los llamados "fantoches" suelen contar con movimiento ya sea mediante palancas o motores especiales que le permiten uno o varios movimientos limitados con la idea de lograr un efecto más pintoresco. Los fantoches eran más comunes en Europa o Argentina durante la celebración del Carnaval, [3]​ aunque la creación de muñecos con movimientos posteriormente también se incorporó a los tradicionales momos de fin de año.

Cientos de muñecos son quemados para festejar el fin de año, tradición que nació en el año 1956 en la puerta del almacén y bar de 10 y 40, de don Luis Tortora, para homenajear a un jugador de Cambaceres.[4]​ Cuentan que los muñecos eran parte de una gran fiesta que empezaba en Navidad, donde en las calles se ponían guirnaldas multicolores que colgaban de los árboles y también había música que se pasaba desde un tocadiscos conectado a grandes bocinas colocadas también en los árboles.

En la década de los 90 se produjeron algunos cambios y los vecinos de cada barrio comenzaron a autoconvocarse para participar en la confección. Por lo general, eran los adolescentes y jóvenes de los diferentes barrios que se reunían y planificaban el diseño y construcción del muñeco. Desde ese entonces se realizan concursos donde el mejor muñeco es premiado por el municipio platense[5]​ y por algunas empresas de medios de comunicación.[6]

Cabe destacar que más allá que sean los adolescentes los que hacen el grueso del trabajo y los más jóvenes los que se paran en las esquinas para recaudar fondos para cubrir los gastos de la confección, son los adultos más experimentados los que planifican el muñeco, no sólo el diseño sino también la estructura y la seguridad, algo que precisa seriedad y profesionalismo (intervienen arquitectos, ingenieros, estudiantes de Bellas Artes y de Diseño de la UNLP entre otros).

Los muñecos son también centros de reunión para la gente del barrio, mientras terminan de armarse y durante la quema misma. "Acá pasamos música y nos reunimos con gente que no vemos casi nuca que se acerca para preguntar cómo va el muñeco, al que sienten como propio", dicen los chicos comprometidos en el armado.[7]

La esquina de 25 y 40 es una de las más populares, En 77 entre 13 y 14 desde 1983 que hacen muñecos. Arrancaron simplemente rellenando ropa vieja y quemándolo a las 12 en punto hasta que en 1988 mejoraron las técnicas de armado, haciendo hoy momos espectaculares. El muñeco que se realiza desde 1993 en la esquina de 17 y 53[8]​ es uno de los que más tarde se quema y concentra a miles de platenses en la denominada «Fiesta del Muñeco». Otro muñeco destacado es el de 25 y 64 que, desde diciembre de 1990 ininterrumpidamente, reúne al barrio para su construcción y quema. Han hecho momos de hasta 12m de altura, cuando construyeron a James P. Sullivan, de Monter Inc. o a Marvin, el marciano de Looney Tunes. En el año 2009 festejaron los 20 años haciendo una reproducción (en menor escala) de los diecinueve muñecos anteriores, y en las bodas de plata fueron Timón y Pumba -del Rey León- los personajes elegidos.[9]​En la esquina de 19 y 73 hace muchos años que se construyen muñecos, consolidándose como grupo en los últimos años y convirtiéndose en uno de los momos más visitados.

En Argentina originalmente se recolectaban en la semana previa al 31 de diciembre, ropa usada, papel de diario, maderas y pintura para crear muñecos de una similar envergadura al de un espantapájaros. Con el tiempo las figuras fueron evolucionando y los tamaños variaron y se incrementaron hasta crear gigantescas obras. Habitualmente cuentan con una estuctura de madera y alambres revestida con capas sobre capas de papel encolado, el cual tras el secado se procede a pintar acorde al motivo que se esté realizando.[3]

En las décadas pasadas era más común que la esfigie a quemar fuese similar en estética a las representaciones alegóricas de Cronos o el Padre Tiempo, simbolizando el año viejo, mientras que en épocas más recientes los motivos variaron hacia figuras populares del cine, la TV, la música e incluso la política. [10]​ El uso de pirotecnia ha sido otra de las incorporaciones dentro de los muñecos así como también el show pirotécnico antes de la quema del mismo [11]

El ritual de la quema de una efigie de material combustible se remonta a la antigua Grecia helénica primitiva, donde un rey sagrado, consorte de una ninfa tribal, debía morir al final de su mandato. Una figura de madera de acebuche que simbolizaba al rey, era quemada en una gran pira hacia el final de su mandato, fecha que no se daba de manera casual sino íntimamente relacionada con un período calendario. En el mar Jónico fue hallada una estatua de madera de Heracles de origen tiria, que luego fue llevada al templo de Eritrea. Ese tipo de estatuas demostraría que el rey sagrado siguió siendo quemado simbólicamente durante siglos en esfigie ritualmente tras abolirse la tradición primitiva donde era verdaderamente sacrificado. La madera de acebuche simbolizaba al Año Nuevo, cuando el rey inicia su reinado expulsando los espíritus del año viejo. La persona que enciende la hoguera representa al sucesor del rey que gobernará religiosamente durante todo un nuevo período.[12]



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