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Raúl Scalabrini Ortiz



Raúl Scalabrini Ortiz (Corrientes, 14 de febrero de 1898 - Buenos Aires, 30 de mayo de 1959) fue un pensador, historiador, filósofo, periodista, escritor, ensayista y poeta argentino, agrimensor e ingeniero de profesión. Fue amigo de Arturo Jauretche y Homero Manzi, con quienes formó parte de FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina). Adhirió a la corriente revisionista de la historiografía argentina.[1]

Nació el 14 de febrero de 1898 en la ciudad de Corrientes. Fue hijo del naturalista Pedro Scalabrini, nacido en Italia, quien dirigió el museo de la ciudad de Paraná (provincia de Entre Ríos). Su madre, Ernestina Ortiz, era oriunda de la provincia de Entre Ríos, proveniente de una familia de origen vasco con presencia desde la época de la conquista.[2]​ Arribó a Buenos Aires para estudiar Ingeniería en la Facultad de Ciencias Exactas, donde no tardó en acercarse al círculo de intelectuales y escritores que se reunían en torno a la figura de Macedonio Fernández.

Su primera publicación fue una colección de cuentos breves reunidos en el libro La Manga en 1923.

En 1931 publicó El hombre que está solo y espera, con el que obtuvo reconocimiento de los círculos intelectuales y el Premio Municipal. Luego de este reconocimiento, se dedicó de lleno a la investigación socioeconómica e histórica nacional. Toda su obra estará relacionada con estas investigaciones.

También destacó como ingeniero y diseñador ferroviario, habiendo realizado varios prototipos de locomotora de alta velocidad y perfil aerodinámico. Desgraciadamente, esos proyectos no llegaron a contar con el apoyo institucional.

Formó parte, junto con otros intelectuales, de la revolución radical yrigoyenista de enero de 1933, dirigida por el teniente coronel Gregorio Pomar. Después de la derrota, Scalabrini fue desterrado a Europa. Desde allá, aclaró aún más su visión sobre el grado de sometimiento de Argentina a Gran Bretaña, al descubrir que los diarios en Italia y Alemania se referían a la Argentina como una colonia del Imperio británico.[3]​ En Europa comenzó a publicar sus primeros ensayos sobre la cuestión nacional y el imperialismo británico, en el Frankfurter Zeitung,[4]​ uno de los pocos periódicos democráticos en la Alemania de ese tiempo, y el único que no llegó a estar totalmente controlado por el Gobierno nazi.[5]

En 1934, con 36 años, regresó a la Argentina, y se aproximó a la FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Juventud Argentina), de Arturo Jauretche (32), Gabriel del Mazo (35), el militar Luis Dellepiane (68), Homero Manzi (26), Darío Alessandro y otros, aunque mantuvo su independencia (se afiliará recién en 1940, cuando la agrupación se separó del Partido Radical). Como parte de su acción dentro del movimiento escribirá y publicará numerosos estudios en los Cuadernos de FORJA.

Dio numerosas conferencias sobre temas relacionados con la dependencia argentina y sobre cómo se mueven los hilos del poder económico del país. Su tema principal serán los ferrocarriles ingleses, los que considera claves para el funcionamiento colonial:

En 1940 publicó dos libros: Política británica en el Río de la Plata[6]​ e Historia de los ferrocarriles argentinos.[7]

En 1943, por diferencias con las posturas respecto de la revolución del 4 de junio del GOU (Grupo Oficiales Unidos) renunció a la FORJA (Fuerza de Orientación Radical de la Joven Argentina), que había apoyado el levantamiento. Scalabrini Ortiz acompañó el inicio y el ascenso del peronismo en esos tiempos, incluso llegó a presentarle a Juan Domingo Perón varios trabajos sobre la nacionalización del ferrocarril, aunque nunca aceptó cargos del Gobierno y siempre se mantuvo alejado y crítico del partido:

También declaró acerca de esa época:

Estuvo en contra del derrocamiento de Perón en 1955 y fue un ferviente opositor de la Revolución Libertadora, en la que veía el retorno al poder de las oligarquías que se beneficiaban de la dependencia económica de la Argentina. Desde la revista Qué! criticó las medidas del gobierno que consideraba un retroceso.

En 1924 se vinculó a la revista literaria Martín Fierro, dirigida por Evar Méndez.

En 1939, durante la segunda guerra mundial, fundó el periódico Reconquista, desde el cual apoyó la neutralidad de Argentina durante la conflagración, y planteó las bases para aprovechar la coyuntura con el fin de liberar y construir el país. Debido a dificultades económicas, luego de 41 días, decidió cerrarlo.

Dirigió el diario El Líder, que fue inmediatamente clausurado por la dictadura de Aramburu. Scalabrini publicó un nuevo periódico, El Federalista, que también tuvo una corta vida.

Enviada a Mercedes Comaleras, viuda de Scalabrini, desde Ciudad Trujillo, con fecha 5 de julio de 1959:

En su honor existe



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