En los últimos años la humanidad se ha concienciado de la necesidad imperativa de preservar los recursos hídricos, evitando desperdicios y sobre todo evitando la contaminación de los mismos. Se está muy lejos todavía de alcanzar un uso racional de estos recursos naturales que si bien son, en parte, renovables, se corre el peligro de que el incremento de su uso y la contaminación superen la capacidad auto regeneradora de los mismos.
La distribución del agua dulce disponible para el consumo humano es muy variable de región a región. En el extremo más crítico, en algunas partes del Medio Oriente, las disponibilidades están en torno a 136 litros por habitante y por día. En el otro extremo, en zonas húmedas y poco pobladas la disponibilidad supera los 274 m³ por habitante y por día.
Los recursos hídricos son definidos por la UNESCO, como:
Los recursos hídricos se constituyen en uno de los temas naturales renovables más importante para la raza humana. Tanto es así que las recientes investigaciones del Planeta Saturno se dirigen a buscar vestigios de agua en este y en otros planetas y lunas, como indicador de la posible existencia de vida en ellos.
La correcta gestión de los recursos hídricos ha dado pie a un sinnúmero de investigaciones en las más diversas áreas, como:
Satisfacer una demanda de agua continua y cada vez mayor requiere esfuerzos para compensar la variabilidad natural y mejorar la calidad y la cantidad del agua disponible.
La captación del agua de lluvia es una práctica que se conoce y aplica desde hace milenios, en muchas partes del mundo. Actualmente se utiliza, por ejemplo en Asia, para recargar los acuíferos sobreexplotados.
En algunos lugares, como por ejemplo en zonas con aguas contaminadas ya sea por causas naturales o por actividades mineras, como en el Altiplano boliviano, deben recurrir a la captación de aguas de lluvia para disponer de un agua de calidad aceptable para la ingesta humana.
Los acuíferos sobre explotados hacen que las instalaciones que se basan en su aprovechamiento, como pozos, estaciones de bombeo y otras estructuras costosas corren el peligro de quedar fuera de servicio prematuramente. En estos casos las inversiones destinadas a recargar los acuíferos pueden ser muy convenientes desde el punto de vista económico. La recarga de acuíferos en zonas costera puede contener la intrusión salina.
El agua para la recarga de los acuíferos puede ser de origen pluvial, almacenando el agua de lluvia en depresiones en suelos con alta permeabilidad; puede ser de origen superficial, aprovechando exceso de agua que se produce durante las avenidas; e incluso puede utilizarse aguas servidas, después de un adecuado tratamiento, considerando que la filtración a través de un suelo no saturado se comporta como un filtro aeróbico.
Reconducir las aguas superficiales bajo tierra puede ayudar a reducir las pérdidas por evaporación, compensar las variaciones en el caudal, y, en muchos casos, mejorar la calidad del agua.
Algunas regiones de Oriente Medio y del Mediterráneo aplican esta estrategia.Las represas y los embalses se construyen para almacenar agua diversos usos como riego y abastecimiento de agua potable. Además, las presas pueden proporcionar electricidad y ayudar a controlar las inundaciones, aunque también pueden tener impactos sociales y medioambientales no deseados.
Los embalses, al igual que los acuíferos, funcionan regularizando los caudales naturales, almacenando agua en los períodos de abundancia para ser usados en los meses cuando hay menores aflujos naturales.
El trasvase de agua entre cuencas fluviales también puede ayudar a mitigar los problemas de escasez de agua. China, por ejemplo, dispone ya de grandes conexiones entre cuencas, y planea realizar más. Otro ejemplo lo tenemos en la costa peruana desértica, donde se han implementado varios proyectos de riego utilizando agua precipitada en el versaste oriental de los Andes Se debe vigilar estrechamente el impacto humano y medioambiental de estos proyectos.
En muchos países, especialmente en Oriente Medio, se están reutilizando las aguas residuales para diferentes propósitos, y se espera que esta práctica se popularice. A escala mundial, el agua no potable se utiliza para el riego y la refrigeración industrial. Las ciudades también están recurriendo a la reutilización de agua para completar el abastecimiento de agua potable, aprovechando los avances en el tratamiento de las aguas.
Dependiendo del uso que se le piense dar a las aguas servidas deberán considerarse tratamientos previos.
El agua desalada (agua de mar o salobre transformada en agua dulce) se usa en las ciudades y en la industria, especialmente en Oriente Medio. El coste de esta técnica ha disminuido notablemente, pero depende mucho de la energía producida a partir de combustibles fósiles y, por tanto, plantea la cuestión de la gestión de los residuos y del cambio climático.
Las actividades humanas pueden afectar gravemente los recursos hídricos. Las principales son a través de: la contaminación; la sobre explotación; el cambio climático; el crecimiento urbano y cambios en el paisaje como la deforestación.
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