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Referendum de la OTAN



El referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN fue un referéndum celebrado el miércoles 12 de marzo de 1986 en España, país que pertenecía a la OTAN desde el 30 de mayo de 1982.[1]​ Fue convocado el 31 de enero de 1986 por el gobierno del PSOE presidido por Felipe González.[2]

Tras la entrada de España en la CEE llegó el momento de convocar el prometido referéndum sobre la permanencia de España en la OTAN. Pero Felipe González y su gobierno anunciaron que iban a defender que España siguiera en la OTAN, aunque bajo tres condiciones atenuantes: la no incorporación a la estructura militar, la prohibición de instalar, almacenar o introducir armas nucleares y la reducción de las bases militares norteamericanas en España. Previamente González había tenido que convencer a su propio partido en el XXX Congreso celebrado en diciembre de 1985, y además el giro respecto de la OTAN provocó la dimisión del ministro de Asuntos Exteriores Fernando Morán en desacuerdo con él.[4]

Según Santos Juliá, los principales factores que influyeron en el cambio de actitud del gobierno del PSOE fueron «las presiones de Estados Unidos y de varios países europeos; la relación entre la permanencia en la OTAN y la incorporación de España a la CEE y la actitud favorable a un estrechamiento de vínculos con la Alianza adoptada desde muy pronto por el Ministerio de Defensa». A esto se añadió la idea de que era imprudente salirse de la OTAN en un momento en que se agudizaban las tensiones de la Guerra Fría.[5]

Ante el «viraje» del PSOE, la bandera del rechazo a la OTAN fue recogida por el Partido Comunista de España —ahora dirigido por el asturiano Gerardo Iglesias que había sustituido a Santiago Carrillo, quien acabó abandonando el PCE para fundar Mesa de Unidad Comunista— que formó una amplia coalición de organizaciones y de partidos de izquierda —incluidos socialistas que abandonaron el PSOE al estar en desacuerdo con el cambio de posición de su partido—, de la que surgiría Izquierda Unida, coalición que se presentó a las elecciones generales de junio de 1986. Por su parte, la proatlantista Alianza Popular optó paradójicamente por la abstención, dejando solo al gobierno, lo que constituyó, en palabras de David Ruiz, una «penosa estrategia… que desacreditará la carrera política de su fundador, Manuel Fraga, en tanto que aspirante al gobierno del Estado».[6]

Uno de los motivos por los que este referéndum resultó polémico fue el hecho de que el PSOE se había manifestado en contra del ingreso en la OTAN antes de entrar en el Gobierno, usando el lema "OTAN, de entrada no". En el referéndum propuso el sí a la permanencia.

Por otra parte, Coalición Popular, que siempre había sido partidaria de la entrada en la OTAN, recomendó la abstención en el referéndum.

Otro de los motivos fue la redacción de la pregunta, que la opinión pública consideró tendenciosa para encaminar hacia el "sí" en el referéndum.[cita requerida] De hecho el Gobierno hizo campaña por el "sí".

En el referéndum se presentó a los españoles mayores de 18 años una papeleta con el siguiente texto y pregunta:

Voto en blanco

Voto en contra

Voto a favor

En contra de lo esperado, Felipe González —que anunció que dimitiría si ganaba el "NO", lo que parece que influyó en muchos votantes— consiguió finalmente remontar las encuestas y el "SÍ" acabó imponiéndose en el referéndum que se celebró el 12 de marzo de 1986, aunque por un estrecho margen. El "NO" triunfó en cuatro comunidades: Cataluña, País Vasco, Navarra y Canarias.[8]​ En el País Vasco la campaña anti OTAN favoreció el crecimiento de Herri Batasuna, el partido de la izquierda abertzale, que conseguiría cinco escaños en las elecciones de octubre de 1986.[9]

El presidente de la plataforma cívica que propugnaba el «no» al ingreso de España en la OTAN fue el escritor Antonio Gala.[12]

El resultado del referéndum, «la más dura prueba de su prolongado mandato»,[13]​ reforzó el liderazgo de Felipe González, tanto en su partido como en el conjunto del país, como se pudo comprobar en las elecciones generales celebradas ese mismo año en las que el PSOE volvió a conseguir la mayoría absoluta, aunque con 18 diputados menos que en 1982. No fue ajeno a ello que se había superado la crisis económica y se había entrado en una fase de fuerte expansión que se prolongará hasta 1992.[14][9]

Debe partirse del hecho de que el referéndum celebrado lo fue al amparo del art. 92 de la Constitución Española, tratándose de un acto meramente consultivo y como tal no jurídicamente vinculante. En 1997, durante el mandato de José María Aznar, España se incorporó a la estructura militar integrada de la OTAN (incumpliéndose el primer condicionante del acuerdo). El segundo precepto fue enmendado, introduciéndose una cláusula por la que Estados Unidos puede instalar, almacenar o introducir armas nucleares en territorio español, previa autorización del Gobierno de España.

Por lo que hace a la reducción progresiva de la presencia militar de Estados Unidos en España, a día de hoy solo existe dicha presencia en las bases de uso compartido de Rota y Moron, habiendo experimentado un repunte a partir de 2015.

Se ha debatido sobre el hecho de que, en lo que hace a Ceuta y Melilla, la OTAN no esté obligada a defender la soberanía española de un posible ataque exterior. Conviene tener en cuenta que ese es el caso de los territorios de ultramar franceses y británicos. Así, durante la Guerra de las Malvinas el Reino Unido no pudo solicitar el apoyo de la OTAN. Esto no obsta para que la entrada de España en la OTAN no haya tenido indudables efectos disuasorios, según Solsten y Meditz.[15]



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