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Regencós



Regencos[1]​ (en catalán y oficialmente, Regencós) es un municipio español de la comarca del Bajo Ampurdán, provincia de Gerona, Cataluña. Está situado a 78 metros sobre la altura del mar, al este de la capital comarcal en la orilla izquierda del río Ter, concretamente limitando al norte con Pals y Bagur, al este con Bagur, al sur de nuevo con Bagur y Palafrugell y al oeste con Palafrugell y Torrent. El municipio de Regencós incluye la vecindad de Puigcalent y el barrio de Arrabassada. Su fiesta se celebra en San Vicente (Sant Vicenç), el domingo más cercano al 22 de enero.

La etimología del nombre del pueblo parece bastante oscura y compleja.

En el monte Quermany, de 221 metros, se han encontrado restos de poblamiento neolítico (con las famosas piedras de rayo), no obstante en el área perteneciente al municipio de Pals. En el Quermany, propiamente regingonenc, hay restos de una vieja cantera explotada en época alto medieval. Así se pueden constatar piedras talladas en toda la zona (un ejemplo significativo es un sarcófago a medio tallar).

Aun así las primeras referencias al nombre de Regencós en la historia nos retrotraen al 1312, a mitad de la Baja Edad Media. Se trata de unas concesiones de privilegios, libertades e inmunidades por parte de Jaime II a Esclañá y Regencós. Estos privilegios fueron entregados anteriormente por el barón Gilabert de Cruilles. Parece que Regencós, junto a Esclañá y Bagur fueron entregados por Pedro el Ceremonioso (1336-1387) a la familia Cruïlles (noble linaje que llegó a hacerse con el control del Bajo Ampurdán desde el pueblo del que toman nombre). Si tenemos en cuenta que en estos momentos se menciona al pueblo con el nombre de lugar en vez de castillo nos puede hacer deducir que la muralla que lo envolvía sería posterior, de finales del siglo XIV o del XV.

Existe una leyenda asociada al monte de Quermany. La leyenda se llama El tesoro del Dragón de Quermany. Según ésta, recogía por el poeta Joaquim Bonet i Miró (1861-1924), un enorme y viejo dragón reposaba en la cima del monte. Su cometido en vida era guardar la cima y su castillo pues en su interior un tesoro aguardaba. El tesoro no era nada más y nada menos que un saco de trigo y habas. El romanticismo posterior quiso transformar los productos agrícolas en una fortuna en oro. Pero se olvidaban del simbolismo de la leyenda. El verdadero tesoro no es el oro, tan seductor para una leyenda, sino el trigo y las habas, la comida para un pueblo que debió de asentarse a los pies del monte.

El sector principal es el primario, centrado en una agricultura de secano. El llano se dedica al forraje y al cultivo de cereales como el maíz. Quedan unos pocos olivos y viñas, anteriormente más extendidas.

Posee a su vez una industria tradicional y significativa en cerámica con producción de baldosas. Se puede ver este trabajo tradicional en la misma puerta de poniente de la muralla medieval. La zona de los hornos cerámicos se extendió por la zona occidental del poblado. El florecimiento de esta actividad se centra a finales del siglo XIX hasta mediados del XX (llegando a contabilizarse 18 hornos en esta última etapa). Pero la competencia de un centro más industrializado como la Bisbal del Ampurdán llevó a la decadencia a esta producción.

Recientemente se ha impulsado el sector terciario con la creación de infraestructuras que faciliten el turismo y las visitas al pueblo.

El anuncio del queso marca Gran Capitán (del grupo Forlasa) en el cual se hace una escenificación del personaje del libro el Lazarillo de Tormes se graba en el pueblo. El camino por el que van en carreta es el que va del pueblo al cementerio.

Varios (1989). Guía de Catalunya. Todos los pueblos y todas las comarcas. Barcelona, Caixa de Catalunya. ISBN 84-87135-01-3. 




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