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Región macaronésica



Macaronesia es el nombre colectivo de cinco archipiélagos del Atlántico Norte, más o menos cercanos al continente africano: Azores, Canarias, Cabo Verde, Madeira y las islas Salvajes.

El término procede del griego μακάρων νησοι o μακάρων νήσοι (islas benditas), islas afortunadas, islas de los Bienaventurados o la morada de los héroes difuntos según la mitología griega, en el extremo Occidente.

Las islas de la Macaronesia tienen muchas particularidades naturales (botánicas, zoológicas, geológicas y climatológicas) en común: son, por ejemplo, de origen volcánico y acogen una flora particularmente rica y diversa,[1]​ con abundantes endemismos.

A estas islas se añade el llamado enclave macaronésico africano, una zona de la costa africana situada aproximadamente entre las Canarias y Cabo Verde (es decir, entre la costa del Sáhara Occidental y el río Gambia, aproximadamente), que comparte algunas de las especies endémicas de los archipiélagos macaronésicos.[2]

Todas las islas de la Macaronesia tienen un origen volcánico, aunque la naturaleza de este vulcanismo solo está clara en el caso de las Azores, que emergen directamente sobre la dorsal centroatlántica. Respecto al resto de los archipiélagos, se especula con la existencia de varios puntos calientes en el océano Atlántico. Además, en algunas islas situadas sobre la corteza de transición continental-oceánica, como Lanzarote y Fuerteventura, el ascenso del material piroclástico ha podido transportar a la superficie material sedimentario del borde continental.[2]

Las rocas más antiguas de la actual Macaronesia se encuentran en Salvaje Grande, con una edad de 27 millones de años, dando a entender que esta fue la primera isla del grupo. No obstante, gracias a los modernos sistemas de cartografía submarina, se han descubierto cordilleras y montes submarinos que presentan evidencias de haberse encontrado emergidos sobre el nivel del mar en un pasado. Estos montes submarinos se originaron en el Paleógeno (64-25 Ma BP) debido a la actividad de los mismos puntos calientes que luego originarían las islas que conocemos actualmente en Madeira y Canarias. Un tercer punto caliente habría formado el archipiélago del Sáhara, entre Canarias y Cabo Verde, actualmente sumergido. Por último, al sur de las Azores se encuentra otro archipiélago formado únicamente por montes submarinos llamado Gran Meteor. Los más antiguos de estos montes submarinos, Omonde (provincia volcánica de Madeira) y Lars (provincia volcánica de Canarias), tienen al menos 70 millones de años, habiendo emergido durante el Cretácico. Esto prácticamente triplica la edad estimada del conjunto de islas que es la Macaronesia.[3]

El clima macaronésico viene determinado por los vientos dominantes, los alisios y eventualmente por el siroco, las corrientes oceánicas (corriente de Canarias) y su latitud geográfica. Abarca desde el clima oceánico, templado y húmedo de Azores y Madeira, hasta el tropical suave con pluviosidad muy escasa e irregular en Cabo Verde.[2]

Las islas presentan ecosistemas únicos compuestos por fauna y flora endémica. Ninguna fue parte del continente africano geológicamente, así que la biodiversidad alcanzó las islas a través de la vía aérea y marítima.[2]

Destacan los importantes enclaves de laurisilva, un tipo de bosque relicto de la era terciaria que cubre zonas de Madeira, Azores y Canarias y son reductos de los que existían en la zona mediterránea antes de las glaciaciones. La tala de bosques para obtener madera y tierras cultivables ha producido un importante retroceso de la vegetación nativa, encontrándose la laurisilva reducida a pequeños reductos. Algo similar a lo que ocurre con el drago, que aparece en Canarias, Cabo Verde y Marruecos, y con una buena parte de la biota de las islas, que se encuentra en grave peligro de extinción.

La flora varía en función de la altura y de su exposición o no a los húmedos vientos alisios, procedentes del nordeste. Así, en Canarias por ejemplo, se pueden distinguir varios pisos bioclimáticos claramente diferenciados:

Hasta el siglo XV el único archipiélago macaronésico habitado era Canarias, que fue colonizado en la antigüedad por pueblos norteafricanos.[2]​ Posteriormente todos los archipiélagos han recibido fuertes corrientes migratorias desde Europa y África. En la actualidad muchos de estos territorios insulares soportan una población alta o muy alta.

Azores

Cabo Verde

Canarias

Madeira

Salvaje Norte

Salvajes Sur

1 Fecha de redescubrimiento en el caso de las islas Canarias, conocidas en la antigüedad.[cita requerida]




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