Coordenadas: 40°24′59.06″N 3°42′13.68″O / 40.4164056, -3.7038000
El Reloj de Gobernación (a veces también conocido como Reloj de la Puerta del Sol) es un reloj de torre colocado en un templete sobre la Casa de Correos en la Puerta del Sol. Fue inaugurado en el año 1866 por la reina Isabel II con motivo de su cumpleaños. El reloj fue obra del relojero leonés afincado en Londres José Rodríguez Losada que donó gratuitamente la maquinaria al Ayuntamiento de Madrid. El reloj, tras haber pasado ya un siglo y medio funcionando en perfecto estado, continúa dando las campanadas cada año en el ritual de las doce uvas.
En 1863 el relojero leonés José Rodríguez Losada (conocido simplemente por el apodo Losada) que había construido cronómetros marinos de precisión para la Armada Española decidió reunirse con las autoridades municipales de la época y donó gratuitamente la maquinaria de un nuevo reloj más preciso que substituyera al viejo e impreciso reloj de gobernación. Tres años tardó en construir el nuevo reloj y finalmente el 19 de noviembre de 1866 el nuevo reloj fue inaugurado por Isabel II como conmemoración de su cumpleaños. La campana del reloj posee una dedicatoria. No es el único que fuera obra del relojero Losada, hubo también relojes de torre del Ministerio de Fomento, el ubicado en la Catedral de Málaga (1868), donado por Juan Larios, el reloj-farola de Jerez de la Frontera, el llamado "péndulo grande" del Colegio Naval de San Fernando, en Cádiz, entregado en 1859, el del Ayuntamiento de Sevilla y el del Colegio de los Escolapios de Getafe. El reloj fue colocado bajo un modesto templete sobre el techo del edificio en 1867. Algunos autores señalan que el reloj no es obra de Losada.
Durante la Guerra Civil Española durante la defensa de Madrid la Puerta del Sol fue testigo de varios bombardeos, en una ocasión se produjeron daños en la torreta que afectaron a las esferas del reloj. Ya durante el periodo de posguerra las señales horarias del reloj eran emitidas por Radio Nacional de España como referencia horaria en los diarios hablados. En el año 1952 el embajador de Venezuela mediante propuesta del Ayuntamiento de Caracas hizo una oferta al Ayuntamiento de Madrid para comprar el reloj, pero finalmente no se llegó a un acuerdo.
Las primeras campanadas que se televisaron fueron en diciembre de 1962. En los años sesenta vigilaba su mantenimiento diario el relojero Don Pío Gabín. En la Nochevieja de 1989, la locutora de Televisión Española Marisa Naranjo se equivocó y anunció como cuartos lo que en realidad ya eran las campanadas. De esta forma, involuntariamente, dejó a muchos los españoles sin poder tomar las uvas. Al día siguiente, la noticia apareció en todos los medios de comunicación. Hoy en día, aún se recuerda ese famoso gazapo televisivo. Durante el periodo que va desde enero a diciembre de 2008 el reloj permaneció en parada para su revisión y mantenimiento. Desde finales del siglo XX Jesús López-Terradas es uno de los maestros relojeros de la Casa Losada encargado de la supervisión y funcionamiento de la maquinaria.
Una de sus características de la precisión con la que indica el avance del tiempo es el tipo de escape que posee su maquinaria, si el batido del péndulo de un reloj de sus características es de un segundo, en el reloj de Losada es de dos. El escape es de tipo Shelton y consiste en una áncora que está acoplada a una rueda de escape especial en forma de jaula de 30 dientes que impide el retroceso de la rueda. Este tope evita el retroceso y con ello la maquinaria posee una gran precisión. Si hubiese tal retroceso el tiempo que dura se pierde en la cuenta que hace la maquinaria. Es por esta razón por la que el reloj de la Puerta del Sol, gracias al avance continuo debido a este escape, sólo se retrasa cuatro segundos al mes.
La autonomía de funcionamiento de la maquinaria es de una semana. Está diseñado de tal forma que cualquiera de sus piezas se puede desarmar sin tener que desmontar el reloj. Un elemento que le proporciona precisión es la longitud del péndulo de la maquinaria del reloj mide 3 metros.
La maquinaria de sonería del reloj marca las horas y los cuartos de hora, y cada hora completa un ciclo de cuatro cuartos de sonería. Así, cada hora marca con un número de campanadas sucesivas la hora correspondiente (a las dos toca dos veces, a las cuatro suenan cuatro campanadas horarias), mientras la sonería de cuartos hace que cada quince minutos suene un par de campanadas sucesivamente, es decir que a la hora y cuarto suena un toque de dos campanadas de cuartos, cuando da la hora y media suenan dos toques de dos campanadas cada uno, a la hora y tres cuartos, tres toques de dos campanadas, y, por fin, cuando se completa otra hora entera, suenan cuatro toques de dos campanadas cada uno y a continuación las campanadas de la nueva hora que, si son las doce, serán doce campanadas. Un ejemplo de secuencia de campanadas es:
Esta característica particular de la maquinaria del reloj es la que suele dar lugar a confusiones en la celebración del ritual anual de las doce uvas. Los toques de los cuartos se producen a intervalo de un segundo. Los de las horas a tres. Al acabar la sonería de los cuatro cuartos (cuatro toques de dos campanadas) da lugar a las campanadas de la hora. La bajada de la bola se realiza unos 28 segundos antes de las doce de la noche del 31, la bola del reloj bajará para anunciar que el año está a punto de terminar.
En la actualidad el reloj posee un acondicionamiento tal que permite mantenerlo a una temperatura constante. La temperatura se mantiene constante durante los periodos calurosos de verano y los fríos de invierno.
El reloj aparece en diversas representaciones culturales de la vida madrileña.
En la literatura aparecen numerosas referencias sobre el reloj, por regla general describiendo la famosa "bajada de bola" a media noche, entre algunas de las obras:
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