El representante artístico es un profesional cuya labor es representar los talentos o habilidades de un individuo o grupo de individuos. El oficio es remunerado mediante una comisión percibida por cada obra vendida; generalmente dichas comisiones oscilan entre el 10% y el 20% del precio final de venta de la obra.
La profesión de representante artístico tiene una pronunciada curva de aprendizaje, debido al profundo conocimiento del mercado del arte necesario. La gran cantidad de información que ha de ser manejada y la profundidad y el detalle de la información hacen que el representante se especialice en obras de un estilo determinado o en la representación de artistas locales en un mercado local.
Aunque cualquier artista puede intentar promocionar su propia obra, la labor de promoción y su aprendizaje mermará el tiempo del que el artista dispone para crear. Las ventajas de emplear los servicios de un respresentante artístico serían:
Engloba la representación de dibujantes, grabadores, pintores, escultores, fotógrafos, videoartistas, arquitectos y ciertos artesanos industriales como ceramistas o joyeros.
Además de un catálogo impreso y en soporte digital (pendrive, CD-ROM, DVD,...) de la obra, documentación sobre la formación del artista e historial de anteriores exposiciones; es imprescindible que artista y representante hayan estudiado las condiciones mínimas exigidas por el artista. Para el caso de exposición en galerías, es la misión del representante explicar claramente al artista las condiciones de exposición y venta.
La comisión por venta de una galería oscilan entre el 40% y el 50% del precio de venta. El precio de venta de la obra debe ser acorde a la calidad de ésta y a la notoriedad del artista. La mejor forma de llegar a unas condiciones realistas es mostrar al representado el precio en el mercado de obras de artistas locales reconocidos.
Una de las labores del representante consiste en la negociación con diversas entidades públicas y privadas para que éstas expongan la obra del artista. Dichas entidades, ordenadas de menor a mayor facilidad de exposición, son habitualmente:
Son el primer paso en la exposición pública de la obra. Los pasos más habituales son la participación en exposiciones colectivas seguidas de exposiciones individuales.
Las salas de exposición pertenecen, en la mayor parte de los casos, a entidades sin ánimo de lucro. Se pueden encontrar en edificios públicos como ayuntamientos, bibliotecas o casas de la cultura. Así mismo pueden encontrarse en locales privados propiedad de asociaciones culturales o de vecinos.
Dado que, en general, el objetivo principal de las salas de exposición es la difusión de la cultura y no la obtención de un rendimiento económico, los criterios de selección y admisión de artistas son mucho más permisivos que en el caso de una galería comercial. Por ello son el paso inicial perfecto para un artista que comienza a exponer su obra.
La galería de arte es un negocio abierto al público cuyo objetivo es vender obras de arte a cambio de una comisión por venta. Su oferta está constituida por dos tipos de obra:
La misión del representante artístico es la de contactar con las galerías para mostrar la obra del artista representado y seleccionar aquellas que cumplan con las condiciones mínimas aceptadas por el artista. La labor del representante no será estrictamente de negociación con la galería, sino de intermediación. El objetivo principal será llegar a un acuerdo que favorezca tanto a la galería como al artista. Se considerará una intermediación exitosa a aquella que produzca una relación comercial a largo plazo satisfactoria para ambas partes.
El proceso habitual para que un artista exponga en una feria de arte es que su obra sea llevada directamente por la galería de arte que lo representa. Constituye una gran oportunidad para promocionar nacional e internacionalmente la obra del artista pero las galerías sólo eligen a sus artistas con mayor valor comercial para hacerlo. La razón es que dichas galerías han de pagar grandes sumas de dinero para obtener espacio de exposición en la feria. La labor del representante será convencer a la galería de que asuma el riesgo de llevar obra del artista representado a la feria de arte.
Cuando el artista tiene el renombre necesario para exponer en un museo, la labor del representante se enfoca principalmente en la negociación de condiciones más que en la promoción del artista. El representante no obtendrá beneficios directos de la exposición en museos pero sí los obtendrá a medio y largo plazo por la revalorización de la obra del artista y por la venta de su obra a instituciones y particulares.
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