La revolución egipcia de 1952 (árabe: ثورة 23 يوليو 1952), también conocida como la Revolución del 23 de julio, acaeció el 23 de julio de 1952 y la llevó a cabo el Movimiento de Oficiales Libres, un grupo de oficiales del Ejército encabezados por Muhammad Naguib y Gamal Abdel Nasser. Se preparó en principio para derrocar al rey Faruq, pero el movimiento tenía mayores ambiciones políticas, y pronto aplicó medidas más trascendentales: abolió la monarquía constitucional y la aristocracia de Egipto y Sudán, proclamó la república, acabó con la ocupación británica del país y declaró la independencia de Sudán (hasta entonces gobernado como un condominio anglo-egipcio). El Gobierno revolucionario adoptó una política intensamente nacionalista y antiimperialista, que se expresó principalmente mediante el apoyo decidido al nacionalismo árabe y la participación en el Movimiento de Países No Alineados. Se suele considerar que la revolución rompe con más de 2000 años de dominación extranjera de Egipto pues durante 2 milenios el país estuvo dominado por Nubia, Persia, Grecia, el Imperio romano, los árabes, el Imperio mongol, el Imperio otomano y por el Imperio británico.
El descontento de la población egipcia puso al rey Farouk contra las cuerdas. Mientras, las grandes superpotencias (EE.UU. y la Unión Soviética) jugaban sobre el tablero mundial a favor de que el Imperio Británico se retirase del terreno. Se promovió la idea de que la monarquía egipcia era corrupta y procolonial, se criticó su lujoso estilo de vida en contraste con su población, que vivía en la pobreza. La propaganda completó la imagen de un gobierno egipcio títere corrupto de los británicos.
El malestar entre los ejércitos y la policía era evidente. Incluso los partidos políticos compartían las simpatías anti-británicas y reformistas con el Movimiento de Oficiales Libres.
Hasta la CIA parecía al corriente. Los rescoldos de la guerra de 1948, perdida ante Israel, aceleraron el afianzamiento de una promoción militar reformista.El Movimiento de Oficiales Libres, formado por un grupo de oficiales de mentalidad reformista y apoyado por la Unión Soviética y Estados Unidos, se aglutinó en torno a la figura del joven oficial Gamal Abdel Nasser, aunque utilizaron un general del ejército, Muhammad Naguib, como su cabeza para mostrar su seriedad y atraer a más seguidores del ejército.
En el comunicado del general Naguib a la nación del 26 de julio, exigiendo la abdicación del rey Farouk, se argumentó lo siguiente:
La revolución estuvo enfrentada a los poderes imperiales Occidentales, particularmente el Reino Unido, que llevaba ocupando Egipto desde 1882, y Francia, ambos estaban preocupados por el aumento del sentimiento nacionalista en los territorios bajo su control dentro del mundo árabe, y África. El estado actual de guerra con Israel también supuso un reto serio, cuando los Agentes Libres aumentaron el apoyo de Egipto a los palestinos. Estos dos asuntos concurrieron cuatro años después de la revolución cuándo Egipto estuvo invadido por Gran Bretaña, Francia, e Israel en la Crisis de Suez de 1956. A pesar de las enormes pérdidas militares, la guerra fue vista como victoria política para Egipto, especialmente cuando dejó el Canal de Suez bajo control egipcio por primera vez desde 1875, eliminado lo que estuvo visto como signo de humillación nacional. Esto fortaleció la apelación de la revolución en otros países árabes y africanos.
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