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Ruanda



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Ruanda,[1]​ cuyo nombre oficial es República de Rwanda[5]​ (en kiñaruanda, Repubulika y'u Rwanda; en inglés, Republic of Rwanda; en francés, République du Rwanda), es un país en África Oriental sin salida al mar. Limita con Uganda, Burundi, la República Democrática del Congo y Tanzania. Es un pequeño país ubicado en la región de los Grandes Lagos de África; conocido como las «nieblas de África», también por su fauna salvaje, principalmente por sus gorilas de montaña, por sus ciudades típicas y por los parques nacionales y parajes naturales que ofrece su paisaje montañoso. Su terreno fértil y montañoso, que le da el título de «Tierra de las mil colinas» (en francés, Pays des Mille Collines; /pei de mil kɔ.lin/), debe soportar las poblaciones más densas del continente africano.

Ruanda es un país de rentas bajas, que en la última década está consiguiendo las cuotas de crecimiento más altas del continente.[6][7]​ Gran parte de la población trabaja en la agricultura, principalmente de subsistencia, pero hay una creciente producción mineral y procesamiento de productos agrícolas.[8]​ El turismo es actualmente la principal fuente de renta del país, y desde 2008 la minería ha sobrepasado al café y como principal fuente de productos para exportación.

Aunque es recordado aún hoy por las sangrientas guerras que lo azotaron a final del pasado siglo, y particularmente por el genocidio ocurrido en 1994, en el que las muertes superaron el millón de personas, Ruanda es, dos décadas más tarde, el país más seguro del continente y el quinto a nivel mundial, según el informe Gallup 2015,[9]​ el cual mide la sensación de seguridad ciudadana; según el Foro Económico Mundial, es igualmente el más seguro del continente y el noveno del mundo.[10]​ Por otra parte, el Índice de Paz Global, que incluye factores como el nivel de militarización o las relaciones exteriores, coloca a Ruanda en el puesto 103° del mundo, siendo el peor dato la proporción de población encarcelada, aún muy elevado tras los juicios por el genocidio.[11]

Ruanda ha desarrollado algunas de las políticas más favorables del mundo para las mujeres. La Constitución ruandesa ha exigido que las mujeres ocupen un 30 por ciento de los puestos electos. Hoy, con 49 mujeres en el parlamento, el porcentaje asciende al 61 por ciento: el más alto del mundo. Cuatro de los siete puestos del tribunal supremo están ocupados por mujeres.[12]

En un principio el territorio ruandés estaba habitado por los pigmeos de origen twa, que se dedicaban especialmente a la caza. En el siglo XI, estos recibieron a los hutus, que se establecieron de forma sedentaria y convivieron con ellos en paz. En el siglo XIV llegaron granjeros tutsis a la zona y pasaron a formar parte de una sociedad constituida por twas y hutus. En el siglo XVI los tutsis comienzan una campaña militar contra los hutus y se convierten en señores de la mayoría hutu en algo así como una sociedad de señores feudales con un rey, mwami. A finales del siglo XIX, los alemanes conquistaron el país. Tras la Primera Guerra Mundial la Sociedad de Naciones entregó el territorio a los belgas y tras la Segunda Guerra Mundial la ONU con ayuda belga pasaría a dominar el territorio. Los belgas agudizaron las diferencias de clase señalando a un tutsi con menos de diez vacas como un hutu y consecuentemente imponiéndole trabajos forzados. Hasta 1950 la educación estaba disponible solo para los tutsi.

El rey Mutara III Rudahigwa, que había gobernado durante cerca de tres decenios, murió en 1959 y los tutsi obtuvieron el poder. Esto contribuyó a una serie de rebeliones de los hutu, que demandaban igualdad de derechos, en las cuales decenas de miles de tutsi perecieron. En 1961, con el apoyo de los colonos belgas, la mayoría hutu tomó el control del gobierno, aboliendo la monarquía tutsi y declarando la república de Ruanda.

La independencia de Ruanda no fue reconocida internacionalmente hasta el primero de julio de 1962, cuando Ruanda y su vecino Burundi lograron formalmente su independencia.

Más de la mitad de los tutsi de Ruanda huyeron del país entre 1959 y 1964. El general Juvenal Habyarimana, de la etnia hutu, tomó el poder en un golpe de estado en 1973 en medio de otro período de conflicto étnico. Habyarimana logró triunfar en la guerra civil y permaneció como presidente; para 1978 promulgó una nueva constitución.

Habyarimana tenía un control absoluto sobre el país. Además de ser presidente del país, dirigía al partido político hegemónico y era el jefe supremo de las fuerzas armadas. Gracias a este control fue reelegido en 1983 y 1988.

En octubre de 1990 ruandeses exiliados, opositores al régimen de Habyarimana, organizados en el Frente Patriótico Ruandés (FPR) y su brazo armado, el Ejército Patriótico Ruandés (APR, Armée Patriotique Rwandaise), invadieron el país con el apoyo de Uganda, iniciando una guerra civil para derrocar al régimen. Habyarimana fue flexible e inició una serie de reformas políticas que derivaron en la redacción de una nueva constitución en 1991.

Pero desde 1991 el régimen de Habyarimana había incrementado la represión a la población en una guerra de baja intensidad para acabar con la oposición tutsi, utilizando el racismo como eje, e instigando y encubriendo las masacres masivas de dichas poblaciones.

Los asesinatos fueron perpetrados por grupos paramilitares (principalmente los Interahamwe e Impuzamugambi, grupos originalmente organizados en el sector juvenil de los partidos políticos hutu). Los paramilitares hutu eran más de 30 000, recibieron entrenamiento militar del ejército ruandés y el apoyo/encubrimiento del régimen de Habyarimana.

A través de la Estación de radio «Des Mille Collines», una estación privada, se difundía impunemente la propaganda racista y genocida en contra de los tutsi. La radio en Ruanda tiene un papel central en la comunicación, ante el pobre desarrollo de los periódicos y la escasa penetración de la televisión. La Estación «Des Mille Collines» alentaba en su programación diaria a los hutu a asegurarse de que los niños tutsi también fueran asesinados y a llenar las tumbas cavadas para enterrar a los tutsi. La radio también inició una campaña en contra del FPR y de todos los partidos de oposición.

El gobierno de Habyarimana introdujo nuevamente las tarjetas de identidad étnica, usadas por los belgas en los años 30. Estas tarjetas permitieron a los paramilitares elegir fácilmente a sus víctimas. Los paramilitares pronto cerraron carreteras y revisaban a cada persona que pasaba para eliminar a los tutsi.

El gobierno creó además listas de personas que deberían ser asesinadas, identificando en ellas a los partidarios de la transición política, a los adversarios políticos, a aquellos involucrados en el movimiento de Derechos Humanos, etc. Incluso algunos hutu proclives a la reforma fueron condenados a muerte. En esas listas se incluía a la totalidad de la población tutsi.

En abril de 1992 se integró un gabinete de transición multipartidista para gobernar el país. Las medidas tomadas propiciaron la firma de un acuerdo de paz entre el gobierno de Habyarimana y los rebeldes del FPR en Arusha (Tanzania), en agosto de 1993. Pero, la aplicación de este acuerdo fue retrasada parcialmente por el presidente Juvénal Habyarimana, cuyos aliados extremistas de la Coalición para la defensa de la República (CDR) no aceptaron los términos.

El atentado del 6 de abril de 1994 sucedió cuando el avión privado de Habyarimana, un jet Dassault Falcon 50 (regalo del primer ministro francés Jacques Chirac) fue derribado por dos misiles cuando iba a aterrizar en el aeropuerto de Kigali, la capital del país. En la colisión morían dos presidentes de etnia hutu y países vecinos: el propio Habyarimana, de Ruanda, y Cyprien Ntaryamira, de Burundi, que lo acompañaba en el viaje. Inmediatamente comenzó el Genocidio de Ruanda el cual puede considerarse el más sanguinario de la historia en proporción a su duración. En solo 100 días (abril-julio) se cometieron más de 800 000 asesinatos, principalmente de personas del grupo Tutsi a manos de grupos Hutu, y un cierto número de Hutu moderados que se oponían al genocidio.

Los Tutsi del Frente Patriótico Ruandés decidieron reiniciar su ofensiva, que les permitió hacerse con el control de todo el país a mediados de julio. La respuesta internacional al genocidio era limitada, con grandes poderes reacios a fortalecer la fuerza de paz de la ONU ya sobrecargada. Cuando el FPR tomó el poder, alrededor de dos millones de hutus huyeron a los países vecinos, en particular a Zaire, por temor a represalias. Para ello, Francia, tradicional protectora del régimen hutu de Ruanda, desplegó fuerzas militares que crearon un corredor humanitario para los que huían del avance tutsi, lo que facilitó la huida al Congo de miles de genocidas incluidos varios de sus líderes. Además, el Frente Patriótico Ruandés fue dirigido por un beligerante clave en la Primera y la Segunda Guerra del Congo en Ruanda. Un período de la reconciliación y la justicia comenzó con la creación del Tribunal Penal Internacional para Ruanda (TPIR) y la reintroducción de Gacaca, un sistema tradicional tribunal popular de aldea.

Económicamente, durante la década de 2000, el país prosperó notablemente. El número de turistas y el Índice de Desarrollo Humano crecieron rápidamente. Entre 2006 y 2011 la tasa de pobreza se redujo de un 57 a un 45 por ciento, y las tasas de mortalidad infantil se redujeron de 180 por 1000 nacidos vivos en 2000 a 111 por 1000 en 2009. Persistentes esfuerzos de reforma económica y política dieron a Ruanda algunos de los más bajos índices de corrupción en África, hasta el punto que hoy día se considera casi desconocido el soborno. Los ingresos se han duplicado entre 1994 y 2012, pero la electricidad sigue siendo escasa y costosa, y el transporte interno sigue siendo difícil. El estado de derecho y los esfuerzos para eliminar la burocracia han generado un buen entorno para los de negocios, por lo que los periodistas llaman a Ruanda el «Singapur de África».[13]

Tras la victoria militar de julio de 1994, el Frente Patriótico Ruandés organizó una coalición similar a la establecida por Juvénal Habyarimana en 1992, basada en los acuerdos de Arusha. Sin embargo, el partido de Habyarimana fue prohibido.

Las organizaciones políticas estuvieron prohibidas hasta 2003.

En septiembre de ese año se celebraron elecciones legislativas. Según un informe de la ONU de 2005 que comparaba la distribución por sexos de los parlamentos de las naciones soberanas, el ruandés es el parlamento más equilibrado. En la actualidad es el parlamento con mayor porcentaje de mujeres del mundo, con un 61,3 % de parlamentarias (la media está en el 15,0 %).[14]

En materia de derechos humanos, respecto a la pertenencia a los siete organismos de la Carta Internacional de Derechos Humanos, que incluyen al Comité de Derechos Humanos (HRC), Ruanda ha firmado o ratificado:

Ruanda está dividida en 5 provincias, que desde el 1 de enero de 2006 sustituyen a las anteriores 12:

Ruanda es un país interior que se encuentra en el este de África. Limita al norte con Uganda, al sur con Burundi, al este con Tanzania y al oeste con la República Democrática del Congo. La frontera con la República Democrática del Congo está establecida en gran medida por el lago Kivu (ver República Democrática del Congo).

Es un país muy accidentado, con muchas montañas y valles, por lo que se le conoce como el país de las mil colinas. Al noroeste del país se encuentran las Montañas Virunga que se extienden desde el límite con la República Democrática del Congo desde el oeste hasta el norte, en el límite con Uganda. En estas montañas se encuentra el punto más alto del país, el Monte Karisimbi, un volcán con 4507 m s. n. m.,[25]​ además de otras montañas volcánicas con más de 3000 metros de altitud.

Ruanda tiene un clima templado, esto debido a su altitud, tiene temperaturas más bajas a las típicas en los países ecuatoriales.[26]​ En las montañas, se presentan heladas y nevadas. Kigali, en el centro del país, tiene una temperatura promedio con mínimos nocturnos de 15-16 °C y máximas diarias de 26-28 °C, con poca variación a lo largo del año.[27]​ A lo largo del país la temperatura varía un poco, en el oeste y el norte donde predominan las montañas, el clima es más frío que en el este que es de menor altitud. La temperatura media en la zona del Lago Kivu, a una altura de 1463 metros, es de 23 grados celsius.[28]​ Hay dos temporadas lluviosas por año, la primera va de febrero a junio y la segunda de septiembre a diciembre. Estas temporadas están separadas por dos estaciones secas, la primera y más importante va de junio a septiembre, en la cual prácticamente no llueve. Otro período menos seco va de diciembre a febrero.[29]​ Las precipitaciones varían geográficamente, siendo que en el oeste y noroeste llueve más que en el este y sureste.[30]​ Ruanda es considerada la capital mundial de las tormentas eléctricas debido a la intensidad con que se presentan durante sus dos temporadas de lluvias. Las precipitaciones anuales promedian los 830 milímetros.

WWF divide Ruanda entre tres ecorregiones:

Ruanda es un país de rentas bajas donde el 90 % de la población trabaja en la agricultura, principalmente de subsistencia, además de una pequeña producción mineral y procesamiento de productos agrícolas. El turismo es actualmente la principal fuente de renta del país, y desde 2008 la minería ha sobrepasado al café y como principal fuente de productos para exportación, destacando la casiterita de donde se extrae estaño, además de pequeñas cantidades de berilio.

El genocidio del 1994 destruyó la frágil base de la economía, aumentó la pobreza en especial de las mujeres, y temporalmente creó dificultades para atraer capitales externos. Sin embargo, el país hizo grandes progresos para estabilizar y rehabilitar la economía a niveles anteriores al 1994.

A partir de 2006 el país entró en un período de fuerte crecimiento económico, consiguiendo registrar los siguientes años un crecimiento medio del 8 % anual, convirtiéndose en una de las economías de más rápido desarrollo en África. Este crecimiento económico sostenido ha estado acompañado de una reducción de los niveles de pobreza desde el 70 % en 1994[31]​ al 45 % en 2011.[32]​ Las infraestructuras se han desarrollado rápidamente, con un aumento del número de conexiones a la red eléctrica desde 91 000 en 2006 a 215 000 en 2011.

La unidad monetaria del país es el franco ruandés.

El sistema de transporte en Ruanda se centra principalmente alrededor de la red de carreteras, con caminos pavimentados construidos por obreros chinos entre la capital, Kigali y la mayor parte de otras ciudades del país. Ruanda también está unida por carretera con otros países en África, vía por la que se realizan la mayoría de importaciones y exportaciones del país. Cuenta con un aeropuerto internacional en Kigali, sirviendo una línea nacional y varias internacionales, y también ha limitado el transporte de agua entre los puertos sobre el Lago Kivu. Se han realizado grandes inversiones en la infraestructura de transporte desde el genocidio de 1994, con la ayuda de la Unión Europea, China, Japón y otros.

La forma principal de transporte público en el país son los colectivos, con rutas expresas que unen las ciudades principales y servicios locales que sirven a la mayor parte de pueblos a lo largo de las carreteras principales del país. Los servicios de ómnibus están disponibles a varios destinos en países vecinos. En 2006, los chinos propusieron financiar un estudio para la construcción de un ferrocarril que uniera desde Buyumbura en Burundi, a Kigali en Ruanda e Isaka en Tanzania.

La densidad de población de Ruanda, incluso tras el genocidio, está entre las más altas del África Subsahariana, con 230 hab/km² y un total de población de 12 301 393 según estimaciones del Banco Mundial para 2018.[33]

La población indígena consiste en tres grupos étnicos. Los hutus, que son mayoría (85 %), son granjeros de origen bantú. Los tutsis (14 %) son pastores que llegaron a la región en el siglo XV. Hasta 1959 eran la casta dominante de un sistema feudal. Los twa (pigmeos) (1 %) se cree que son lo que queda de los primeros habitantes de la región. Muchos ruandeses han emigrado a otros países para buscar mejores condiciones de vida, sobre todo después de la guerra. Francia y la antigua metrópoli, Bélgica, son los dos destinos principales de los ruandeses en el exterior.

Más de la mitad de la población está alfabetizada, aunque no más del 5 % ha recibido educación secundaria. Durante 1994-95, se reabrieron la mayoría de escuelas primarias y más de la mitad de las escuelas secundarias. La universidad nacional de Butare, a la que acuden más de 7000 estudiantes, reabrió sus puertas en abril de 1995. La reconstrucción del sistema educativo sigue siendo una prioridad del gobierno de Ruanda.

La distribución de las creencias religiosas en Ruanda en 2001 eran de un 56,5 % de católicos, un 26 % de protestantes, un 11,1 % de adventistas, un 4,6 % de musulmanes, 0,1 % de creencias indígenas y un 1,7 % sin religión.[34]

Ruanda es, oficialmente, un país trilingüe. El kiñaruanda, el inglés y el francés son a fecha de hoy los idiomas oficiales. El kiñaruanda es el idioma del gobierno y el inglés es el medio educativo primario. El suajili, la lingua franca del África del Este, que también se habla mucho en las zonas rurales de Ruanda,[35]​ podría convertirse en la cuarta lengua oficial; en febrero de 2017 el parlamento aprobó una ley en ese sentido, que aún ha de ser aprobada por el senado y refrendada por el presidente.[36]

El gobierno de Ruanda ofrece educación gratuita en las escuelas durante nueve años, seis de primaria y tres de secundaria.[37]​ El presidente Paul Kagame anunció durante su campaña de reelección en 2010 que pretendía ampliar la educación gratuita para también cubrir los últimos tres años de secundaria.[38]​ Muchos niños pobres no asisten a clases debido a que tienen que comprar uniformes y materiales escolares.[39]​ Hay muchas escuelas privadas en el país, siendo que algunas son administradas por la iglesia. Desde 1994 hasta 2009 la educación secundaria se ofrecía en inglés o francés, pero debido al aumento de los lazos con la Comunidad de África Oriental y la Commonwealth ahora solo se utiliza el inglés.[40]​ La tasa de alfabetización del país, para mayores de 15 años, era del 71 % en 2009, siendo en 1991 del 58 % y en 1978 del 38 %. [41]

La calidad de salud en Ruanda es baja; uno de cada treinta niños muere antes de cumplir 5 años, principalmente debido a la malaria.[42]​ Hay una gran escasez de médicos profesionales cualificados, además algunos medicamentos son escasos o no están disponibles.[43]​ El 87 % de la población tiene acceso a los servicios de salud pero solo hay trece médicos y dos paramédicos por cada 100 000 personas.[44]

Otro grave problema de salud que enfrenta Ruanda es el VIH/sida. La epidemia de VIH en el país se ha mantenido con una prevalencia de alrededor del 3 % en los últimos siete años.[45]




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